CFK y la encrucijada del pelotón de fusilamiento mediático-judicial

✌️ Qué pretenden los poderes fácticos con esta nueva ofensiva contra Cristina Kirchner y por qué el ataque judicial y mediático puede transformarse en un espaldarazo para la actual vicepresidenta.

A esta altura de la historia no caben dudas de que el sueño de la oligarquía terrateniente de nuestro país es meter presa a Cristina Fernández de Kirchner o, al menos, proscribirla políticamente para que jamás vuelva a ejercer cargos públicos. Esto es lo que volvió a quedar en evidencia este lunes 22 de agosto, cuando -después de tres años de tensa calma en Comodoro Py- el fiscal Diego Luciani pidiera una pena de prisión efectiva de 12 años. «Estoy ante un pelotón de fusilamiento mediático-judicial», dijo la vicepresidenta y cuestionó el impedimento de ejercer su derecho de defensa «ante cuestiones que nunca figuraron en el acto de acusación del fiscal».

¿Por qué vuelven a arremeter contra CFK? La primera hipótesis tiene que ver con el estado actual de la correlación de fuerzas: el Partido Judicial tomó nota de la crisis política y el cambio en el esquema gubernamental -con el ingreso de Sergio Massa a la mesa principal de toma de decisiones y los primeros goteos de un ajuste económico en curso- así como del pico de impopularidad que atraviesan los principales dirigentes del Frente de Todos. Se trata de un cálculo meramente político, también impulsado por el rencor hacia recuerdos no tan lejanos en el tiempo, tales como los fracasados intentos de reforma judicial y de modificar la composición de la Corte Suprema.

Por otro lado, los operadores político-judiciales observan con atención el calendario electoral e intentan condicionar el armado kirchnerista de cara a las próximas elecciones. Aquí no descartan inclusive una eventual postulación de la actual vicepresidenta, aunque está claro que inhabilitarla podría reducir al máximo la capacidad de incidencia del cristinismo duro en la conformación de las listas a nivel municipal, provincial y nacional. El antecedente más cercano en este sentido es lo ocurrido cuatro años atrás en Brasil con la proscripción de Lula, que provocó una inmensa fragmentación de las fuerzas populares y una fuga de votos tradicionalmente petistas hacia la candidatura ultra-derechista de Jair Bolsonaro.

Sin embargo, los sectores dominantes -que poseen una histórica raigambre conservadora y reaccionaria- también suelen tomar decisiones equivocadas producto del apresuramiento en la pretensión de conservar privilegios y/o maximizar ganancias. Luego de las dos presidencias de Juan Domingo Perón (1946-1955), provocaron un baño de sangre y proscribieron a la principal fuerza política durante 18 años bajo un altísimo costo político y social. Hoy no impulsan golpes de Estado en el formato tradicional de connivencia con las Fuerzas Armadas, pero sí dictan todo tipo de órdenes a su séquito de jueces y fiscales «anti-K» así como manejan las líneas editoriales de los medios de comunicación hegemónicos con el objetivo de disciplinar y marcar la cancha a las jóvenes generaciones que hacen política. No es solo contra Cristina el empecinamiento, sino contra todas y todos aquellos que se animen a impulsar transformaciones de fondo.

Fotos: Pedro Palacios

Afortunadamente, el tiro les puede salir por la culata. A pesar de las múltiples causas en su contra, la Justicia adicta a los poderes fácticos jamás pudo probar delito alguno por parte de CFK. Si se atrevieran a avanzar contra la vicepresidenta, una marea popular y militante estaría dispuesta a defenderla en las calles. El 24 de marzo pasado, en el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, La Cámpora movilizó cerca de 70 mil militantes y esta cuenta no incluye por supuesto a la innumerable cantidad de organizaciones políticas, sociales y sindicales que se alinean en torno a la figura de Cristina. En el pasado, sólo personas de la talla de Juan Domingo Perón y Evita Duarte generaron semejante respaldo popular lo cual dimensiona también lo que representa CFK para este período histórico.

En el período 2015-2019, los representantes del orden conservador macrista intentaron poner todo tipo de obstáculos a la oposición que denunciaba las políticas de ajuste neoliberal, empezando por el ataque exacerbado contra Cristina. Hoy lo vuelven a hacer desde sus usinas preferidas: los medios y el Poder Judicial. ¿Qué pasa si, en vez de lograr sus cometidos, la convierten en mártir justo en vísperas de un año electoral? En definitiva -y más temprano que tarde-, la historia siempre absuelve a los buenos y condena a los malos que defienden intereses espurios.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.