El sábado pasado, mientras todas las luces se enfocaban en el partido entre Argentina y Australia, se desarrolló el 31º Congreso de la Federación Universitaria Argentina (FUA), la organización que aglutina las representaciones de centros de estudiantes y federaciones a lo largo y ancho de Argentina.
Casi ajena al sentir popular, la actual conducción de la Federación -a cargo de la Franja Morada (UCR/Juntos por el Cambio)- decidió sostener la fecha del encuentro a pesar del trascendental partido de fútbol. Pese a que el estatuto determina que las elecciones deben realizarse cada dos años, debido a las complicaciones propias de la pandemia las autoridades no se renovaban desde hace 2018, lo que había generado que el tandilense Bernardo Weber, presidente de la FUA y concejal radical en su ciudad, se convirtiera en el dirigente con mayor cantidad de tiempo en el ejercicio del cargo.
«Estas elecciones marcaron un precedente sustancioso porque fue la primera vez que el peronismo unido no participó de la elección», explicó a El Grito del Sur Julia Ben Ishai, militante de La Cámpora, estudiante de Derecho en la UBA y una de las voces que representan al peronismo estudiantil. La novedad consiste en la concreción del Frente Malvinas Argentinas, un espacio que aglutina a dos espacios que en la anterior elección se habían presentado separados: la JUP y el frente kirchnerista que incluye a La Cámpora, el MPE, La Mella, la CEPA y el Miles, entre otros actores nac&pop de la militancia universitaria.
«Hubo claras maniobras fraudulentas de proscripción. Este frente lograba unificar los votos necesarios para ganar por primera vez la Federación. Pero, ante este escenario, la Franja Morada tomó la decisión de dejar por fuera a 90 delegados de treinta Centros de Estudiantes en el marco de la Junta Ejecutiva que avala y valida las actas de delegados», agregó Ben Ishai.
En la zona centro del país existen 419 centros estudiantiles universitarios, lo que implica que la proscripción de la participación de 90 de ellos vetó del derecho democrático de participación a casi un cuarto de los espacios. «La convocatoria estuvo plagada de irregularidades desde el inicio», explicó Florencia Seminara, militante de La Mella y secretaria general de la FUBA. «El hecho más grave fue la exclusión de 90 centros de estudiantes que representan a 17 universidades. No hay una justificación clara, básicamente la argumentación que dieron es que son actas de elecciones que no se hicieron este año», sumó la dirigente estudiantil.
Según explicaron desde la Franja Morada, el motivo de la impugnación se debió a que los plazos de elección de autoridades estaban vencidos en muchos centros de estudiantes. Casualmente, lo mismo que sucedía con la propia FUA, a causa de las restricciones de la pandemia de COVID-19.
«La realidad es que no es así. Las actas de los centros de estudiantes de la Universidad Nacional La Rioja son de 2022 pero dejaron sin participación a la totalidad de esta casa de estudios», apuntó Seminara. «Es una argumentación sin ninguna base sólida, que se hizo simplemente para que la Franja Morada pudiera seguir conduciendo la Federación sabiendo que un frente opositor podía ganar la FUA».
Las fuerzas del peronismo no participaron y realizaron una conferencia denunciando la proscripción y las condiciones ilegítimas del Congreso. «La mitad del movimiento estudiantil no reconoce la Federación Universitaria Argentina ni sus autoridades y pide que se puedan hacer nuevas elecciones en 2023 tomando en cuenta a todos los centros de estudiantes y delegados de nuestro país», sentenció Ben Ishai.
Los que sí participaron fueron los representantes del Partido Obrero y el MNR. De hecho, fueron claves en la legitimación y el aval del frente ganador. En contraposición, el PTS se diferenció de su histórico aliado. «Planteamos desde el minuto cero que no había nada más alejado de la realidad de los cientos de miles de estudiantes universitarios que la rosca entre peronistas y radicales por la conducción de la Federación», explicó Luca Bonfante, consejero estudiantil de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y dirigente de la Juventud del PTS.
«El congreso se hizo el mismo día del Mundial, con toda la manzana vallada, decenas de patovicas y plagado de irregularidades en el proceso de admisión de delegados -señaló el militante trotskista-. No hubo participación real de ningún estudiante y los verdaderos problemas como el ajuste en educación quedaron afuera. Hubo universidades enteras que no tuvieron participación como la Universidad Nacional del Sur de Bahía Blanca». «Por eso planteamos que el congreso tenía que entrar en un cuarto intermedio para discutir las actas de forma democrática entre todas las agrupaciones y en momento de clases para que haya verdadera participación estudiantil. Nos parece un error importante el del Partido Obrero que presentó una lista con otras agrupaciones de izquierda convalidando de esa forma el congreso», concluyó.
