¿Cómo se prepara el movimiento estudiantil de la UBA para la Marcha Federal Educativa del 23?

Foto: Damián Dopacio

Este 23 de abril, el movimiento universitario volverá a las calles en un contexto crítico: con el presupuesto para educación superior congelado, docentes, no docentes y estudiantes se movilizarán para visibilizar la compleja situación que viven las casas de altos estudios a nivel nacional. Según el propio Consejo Interuniversitario Nacional, el presupuesto no alcanza para cubrir lo gastos más allá de la mitad de año y algunas facultades empezaron a reducir inscripciones, cortar la luz o limitar el uso de ascensores para personas con movilidad reducida.

De histórica tradición de lucha y protagonista de las grandes transformaciones políticas y culturales de nuestra historia, el movimiento estudiantil universitario es el actor central de la convocatoria. El Grito del Sur habló con los principales protagonistas de la UBA para conocer cómo se preparan para lo que se prevé como una manifestación histórica contra el ajuste.

«Esta semana hicimos clases públicas, banderazos, ruidazos y cacerolazos en las 13 facultades, los colegios preuniversitarios de la UBA y las sedes del CBC», explica Christopher Loyola, presidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras y militante de la Mella. «Ahora vamos a hacer un ruidazo, un abrazo a la Facultad y una volanteada invitando a los vecinos a sumarse a la movida y ser miles en la Plaza de Mayo», señala. «El clima en las aulas es de profunda alerta y movilización. Hace pocas horas nos enteramos del recorte del suministro eléctrico en las 13 unidades académicas para reducir el consumo de energía. Esto tiene que ver con el precio de las facturas de energía que llegaron la semana pasada con sumas absolutamente elevadas. Esto repercute de manera directa y hace que sea más difícil sostener los gastos diarios. Afortunadamente hay un compromiso grande de los estudiantes que quieren movilizarse ante la amenaza del ajuste», agrega Loyola.

«Hay una preocupación y un involucramiento genuino de las y los estudiantes con debates que se instalaron en el comienzo de clases desde espacios institucionales pero se extendieron a los pasillos y a las aulas», señala Lucía Couso, militante de La Cámpora y Consejera Superior por el claustro estudiantil. «Luego de la pandemia y bajo la conducción reformista de la FUA y la FUBA el movimiento venía muy desmovilizado pero esta realidad está comenzando a cambiar porque todo el arco político sabe que es importante que no se cierren las puertas de las universidades públicas. Hay ganas y sabemos que tenemos que hacer algo para frenar esta ofensiva de Milei», resalta.

La Franja Morada, rama estudiantil de la Unión Cívica Radical, también convoca a las calles. «Hoy en las aulas se vive un clima de incertidumbre. Muchos estudiantes están preocupados ante la posibilidad de que cierren las universidades publicas. Por un lado por el prestigio que representa ser graduado de una universidad pública, y por otro lado porque muchos no podrían afrontar cambiarse a una educación privada. Cada día son más los alumnos que se nos acercan con estas inquietudes sobre el futuro de nuestras universidades en los próximos meses, sobre todo ante la posibilidad de que no haya un segundo cuatrimestre» señala Santiago Capuano, Secretario General de la Franja Morada Regional UBA.

La situación es diferente según la conducción de los centros y las distintas facultades, explica Magalí Peralta, estudiante de la Facultad de Económicas de la UBA y militante del PTS. «Hoy vamos a hacer una asamblea autoconvocada en el patio ya que el Centro de Estudiantes de nuestra facultad, que es la Franja Morada, la agrupación del vicedecano Yacobbiti, no convocó a ninguna instancia de debate». «Es clave la unidad con los docentes que están siendo muy golpeados: en Económicas dos tercios son ad honorem y tienen que tener otros trabajos por fuera. El clima en las aulas es de bronca, es evidente que nadie va a dejar pasar este ajuste. Plata hay pero las prioridades del gobierno son claras: por algo le dan a Marcos Galperín mientras le quitan a las universidades», apunta.

Martina Sarubbi es Secretaria de la FUBA por el Partido Obrero y estudiante de la Facultad de Derecho, un espacio de mucha intensidad para la vida política universitaria. «Se votó esta marcha federal para extender el reclamo a todas las facultades del país y para que la protesta tenga un carácter federal y pueda ser un golpe al plan del oficialismo», puntualiza. «La marcha federal no es el punto de llegada, es el punto de partida del movimiento estudiantil que está atravesando un proceso atípico donde conviven dos tendencias: las autoridades que impulsaron el ajuste durante años y el movimiento estudiantil que está un poco atomizado, pero tal como está nuestra sociedad en general. La tarea de todos estos sectores es defender la Universidad y no hay otra forma para hacerlo más que derrotando el plan de Milei».

«No es un debate solo por el presupuesto sino por la orientación social de la universidad; que sea pública para que puedan asistir los hijos de los trabajadores; que sea laica; que pueda promover la investigación. Ellos quieren avanzar en una mercantilización de la universidad y vaciarla hasta privatizarla. Por eso es necesario que no nos quedemos solo en el debate de los gastos de funcionamiento, sino que tenemos que ir a fondo», agrega la militante del PO:

«Realizamos un índice estudiantil de ¿cuánto nos sale estudiar en la Facu de Psico? y las respuestas y los números son realmente alarmantes: solo contando el transporte la mayoría de les estudiantes gastamos al rededor de 30.000 pesos al mes por no tener boleto educativo», comenta Ramiro Rendo, militante de Auge, estudiante y consejero estudiantil por la minoría en la Facultad de Psicología de la UBA. Además agrega: «Creemos que la pandemia tuvo un impacto profundo en las dinámicas del movimiento estudiantil y de nuestras universidades. También tuvieron un impacto las estrategias de quienes nos quieren aislados individualizados y desorganizados. Una parte de esos discursos de la anti política y anti organización han calado en la sociedad y en una parte de les jóvenes. Creemos q ahí tenemos mucho por trabajar, escuchar, interpretar y representar».

Micaela Miño estudia en la Facultad de Medicina y milita en Izquierda Socialista también abonan a caracterizar el clima en las cursadas. «En las aulas se siente tensión y preocupación pero a su vez una gran unidad para afrontar lo que viene sucediendo. Se hace difícil estudiar para los parciales un día y amanecer sin luz en la facultad al otro. Ya se hace imposible mirar hacia otro lado, todo cambió su lugar; las clases en la calle, las aulas apagadas y la angustia creciente por el posible deterioro de nuestra educación o mismo su fin».

«En las aulas se nota que hay un germen donde los pibes se dan cuenta que esto no es joda», apunta Leandro Godoy, estudiante de Psicología y militante del Movimiento Evita. «Desde que entré a la facultad, después de la pandemia, notaba que el estudiantado tenía una actitud de venir a estudiar y no involucrarse tanto en política. Pero con las asambleas, las reuniones y los espacios de organización esta actitud ha comenzado a cambiar».

«Los estudiantes valoran las universidades públicas, saben que sin presupuesto no hay futuro y por eso se espera y se vive con muchas ansias e ilusión la marcha federal educativa de este 23», concluye Couso, de La Cámpora

Con el tiempo, las características del movimiento universitario también cambiaron y pese a que la juventud no se volvió de derecha, las formas y prácticas de la militancia estudiantil mutaron. «Quizá venía costando más el proceso de movilización, o se hacía con consignas muy particulares. Hoy en día vemos un movimiento despierto y dispuesto a salir a la calle. Siempre que hubo intentos de ajuste, el movimiento estudiantil se puso de pie para frenarlo y esta vez no va a ser la excepción», señala Christopher Loyola.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.