Un funeral porteño para la Boleta Única Electrónica

🗳️ Rodríguez Larreta, desde su ocaso político, no pudo resistir el embate de la jueza María Servini y debió dar marcha atrás con el voto electrónico en CABA. El sistema ya había sido denunciado en la previa y hubo varios indicios de que el domingo de las PASO podía terminar en un desastre.

La seguidilla de advertencias sobre los inconvenientes de utilizar la Boleta Única Electrónica, elegida por Horacio Rodríguez Larreta para las elecciones porteñas, quedó finalmente justificada tras la decisión del Gobierno de la Ciudad de dar marcha atrás con ese sistema de votación luego del colapso del domingo 13 y adherir al esquema nacional de boletas de papel.
El fracaso del voto electrónico ocurrió a la par de la caída en desgracia del alcalde porteño, que vio frustrado su sueño presidencial a partir de la derrota frente a Patricia Bullrich en la interna de Juntos por el Cambio.
En paralelo, la caída de Martín Lousteau -el precandidato por el cual se ideó el sistema de elecciones concurrentes- ante Jorge Macri terminó de agotar el margen político de Rodríguez Larreta para resistir el embate de la jueza con competencia electoral María Servini, que impuso nuevamente la boleta de papel.
A través de un decreto, el jefe de Gobierno porteño anuló la medida anunciada el 10 de abril pasado que disponía que la Ciudad tenga “elecciones concurrentes”, por la que se votaría en la misma fecha que el cronograma nacional a través de dos soportes distintos: el tradicional de papel para los cargos de Presidente y Diputados y el electrónico para las categorías locales.
“Dada la experiencia obtenida en las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, se considera oportuno, que en las próximas elecciones generales a celebrarse este año y en una eventual segunda vuelta electoral, utilizar el sistema de emisión de sufragio previsto en el Código Nacional Electoral”, admitió Larreta en la resolución publicada en el Boletín Oficial para explicar el cambio, aunque sin un reconocimiento explícito de los errores cometidos.
En el decreto publicado a última hora del martes -que también llevó la firma del ministro de Seguridad y Justicia, Eugenio Burzaco-, la administración porteña estableció que las elecciones serán en boletas de papel, posiblemente con una urna, y confirmó que dejarán de usarse los dispositivos electrónicos de pantalla táctil, contratados a la empresa Magic Software Argentina (MSA) por USD 29 millones, que registraron fallas en su funcionamiento durante los comicios de agosto.
Los inconvenientes reportados en los establecimientos de votación, anticipados por las agrupaciones políticas de la oposición y organizaciones de la sociedad civil, fueron enmarcados por la jueza Servini como “los comicios más problemáticos y conflictivos de los últimos 30 años en esta Ciudad”.

Inconvenientes en establecimientos de votación

“Afectaron el derecho a sufragar de muchos ciudadanos que no pudieron votar a nivel local, o debieron hacerlo en condiciones deficientes”, evaluó la jueza en una nota enviada a la Cámara Nacional Electoral después del domingo 13 en la que exigió cambios con miras a octubre. Allí informó también de la baja del convenio que tenía con el Tribunal Electoral de la Ciudad para coordinar las tareas de capacitación y organización de la votación porteña.


La anulación de la boleta electrónica fue el final anunciado desde su origen

Apenas unas horas después de que Larreta oficializó su decisión de volver a usar las máquinas táctiles para la selección de los candidatos locales, tal como ocurrió en 2015 por primera y única vez hasta entonces, aparecieron las primeras críticas que alertaban sobre lo confuso que podría resultar para los más de 3 millones de votantes ir a sufragar en dos urnas diferentes y con dos modalidades distintas.
Luego comenzaron a sumarse las objeciones de parte de los partidos y frentes políticos, cuyos apoderados constataron irregularidades en el funcionamiento de los dispositivos, pero además dejaron en evidencia “las desprolijidades” que cometía el Instituto de Gestión Electoral (IGE). Este organismo debutó en la organización de los comicios locales, en todo el proceso. Inclusive denunciaron un incumplimiento en torno al plazo en que se hizo la licitación del servicio que tuvo como adjudicataria MSA.
En la órbita judicial, existió un amparo motorizado por la Fundación Vía Libre para suspender la concesión al entender que no estaba “garantizado el correcto cumplimiento del derecho al voto”. La acción fue rechazada por el Tribunal Electoral a cargo de Carlos Requejo, Romina Tesone y Rodolfo Ariza Clerici.
Con este escenario poco alentador, el domingo de las primarias comenzó con decenas de escuelas porteñas en las que se reportaron problemas con las máquinas: inconvenientes con el software y el hardware, instalaciones eléctricas precarias y fallas al imprimir las boletas. A media mañana, Servini emitió un primer comunicado en el que expresó preocupación por “el grado de improvisación” de las autoridades porteñas frente a la organización de la jornada.
Cerca de las 18 horas, el panorama no había mejorado y las denuncias se multiplicaban a través de videos publicados en redes por distintos usuarios y usuarias. Hasta se difundió un caso en el que se mostraba una boleta electrónica que tenía el logo de la Justicia Electoral de Paraguay. La aparición no fue casual: la compañía MSA prestó el servicio en los comicios del vecino país en abril pasado.
Los días posteriores siguieron con las desorganizaciones en el centro de escrutinio ubicado en el complejo de Costa Salguero, donde la primera jornada tuvo demoras de hasta cuatro horas para arrancar con el conteo oficial. También hubo decenas de urnas que fueron entregadas equivocadamente a la Justicia Electoral nacional.
Finalmente, tras versiones desmentidas por el propio Gobierno porteño, salió el decreto que puso a la Ciudad de Buenos Aires nuevamente bajo el sistema de votación tradicional con boletas de papel. Resta saber qué pasará con la licitación que ganó MSA y que contemplaba el pago a cambio de las tres instancias electorales.

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