Andrea Rincón, al estigma se le enfrenta: ¿por qué la iglesia evangélica es tan cuestionada?

🙏 Mientras que las especulaciones por el bautismo de Andrea Rincón desmantelan una vez más la hostilidad de medios y redes sociales, fieles señalan que “es fácil pegarle al cristianismo”. Dialogamos sobre este tema con la pastora Rita de Escalante. ¿Qué imagen tienen los cristianos en Argentina?

Andrea Rincón tiene algo más en común con la iglesia evangélica. Además del bautismo, además de profesar su fe. Tanto ella como la religión son un chivo expiatorio de los medios. La metáfora no es aleatoria y tiene anclajes teológicos. El Antiguo Testamento de la Biblia (Levítico 16) cuenta que los judíos sacrificaban un animal de esta especie en el Día del perdón (o de la expiación) para “purificar las culpas”. En la actualidad, la expresión se usa para referirse a alguien a quien se le destinan las culpas ajenas pero también coloquialmente o como quien dice hablando mal y pronto, es otra forma de decir que te tienen de punto. El tema es: ¿por qué? ¿Por qué la iglesia evangélica es tan cuestionada? ¿Qué vínculo la conecta con la rehabilitación de personas en situación de adicciones?

“A veces simplemente porque hay muchas personas que venden un falso evangelio”, responde la pastora y acompañante terapéutica, Rita de Escalante, quien recibe a El Grito del Sur un viernes por la noche en el Centro Evangélico Cristiano, en Béccar, norte de la provincia de Buenos Aires. Un espacio alquilado que no recibe contribuciones económicas –se ocupa en desmentir– y donde tanto ella como sus compañeros “trabajan en relación de dependencia”. Al ingreso, un grupo de jóvenes en ronda comparte. Se siente el aroma de las bandejas descartables con fideos con salsa de tomate que esa noche reparten a personas en situación de calle. Dentro, otro sector acomoda el escenario para una celebración de matrimonios, que preparan para el día siguiente. “Creo que el cuestionamiento, más que nada, es porque nos encasillan con mitos. Algunos nos llaman locos por nuestra forma más alegre de vivir la liturgia. Como todo se generaliza, nos toman de súper religiosos, encapsulados, que no vivimos en la sociedad, y nada que ver. Somos seres humanos con el fin de poder ayudar al entorno en el que estamos trabajando”, añade.

Ante esto, el antropólogo, docente y sociólogo Pablo Semán, especialista en investigaciones de experiencias religiosas, explica que las personas evangélicas (porque evangelista refiere a una persona que profesa los evangelios, evangelistas somos todos podrían decir otros fieles) “son una de las comunidades que han sido más hostilizadas por el periodismo y los intelectuales”. “Los ponen como un estafador (…) y eso es porque está habilitado socialmente. Es complicado que esté tan habilitado hablar mal de un grupo”, analiza en sus libros y entrevistas, y añade “que ante eso han respondido con intención de diálogo”.

“Vivimos como todas las personas, con la única diferencia de que creemos en el Espíritu Santo. Entonces tenemos esa fortaleza, tenemos ese gozo a pesar de las adversidades de la vida que nos toca pasar, encontramos paz en nuestro corazón y eso nos lleva adelante. Nos hace vivir una vida cerca de Dios, donde por ejemplo estamos tristes cuando perdemos un ser querido pero de pronto sentimos consuelo porque hay esperanza. Dios hace milagros, y lo cuenta una persona que estuvo tres veces al borde de la muerte y estoy acá hablando con ustedes”, manifiesta Rita refiriéndose a ella misma. 

Sobre este punto, Semán identifica una particularidad: el testimonio. Cuestión que si bien comparte el catolicismo en el credo evangélico “está enfatizada”. Opina que “desde el punto de vista de su ideología conectan más fácilmente con la religiosidad popular que cualquier otro grupo protestante y que el catolicismo” y lo hacen “a partir de su experiencia como creyente, lo que va entendiendo de esa fe y lo que dialoga con sus vecinos”. 

Para la actriz y ex participante de Gran Hermano, el testimonio se aplica en su elección de compartir las imágenes de su bautismo a través de sus redes sociales, que como aportan desde el templo del Centro Evangélico Cristiano, es una ceremonia que “puede grabarse pero es íntima”. En contraste con su figura, que es pública (tan asociada al conflicto, faceta que históricamente explotó el amarillismo mediático que engancha más cuando la encuentra peleando o defendiéndose, de lo que ella llama programas de la tarde), y que tal vez por eso eligió difundirlo. —Si subís fotos cuando vas a comer con tus amigas, por qué no podrías subir este que es uno de los momentos más felices de tu vida— contó Andrea que le dijo su pareja, mientras ella se anticipaba: “Me van a bardear, a poner boludeces”.

Rita de Escalante

Lo hizo. Retomando el inicio de esta nota, su rito de arrepentimiento fue bautizarse en la tradición cristiana. Más precisamente en el templo «Épica» de Villa Celina, al que asiste particular y especialmente. —¿Te arrepentís de todo aquello que hiciste consciente o inconscientemente delante de Dios?— dijo el pastor siguiendo las preguntas de iniciación. —Me arrepiento de todo— respondió ella vestida con una túnica blanca, conmovida en llanto. Luego él la tomó de la mano y la sumergió dentro de una pileta pelopincho. Como en el catolicismo, la ceremonia en agua simboliza la purificación del pecado y remonta al bautismo de Jesús de Nazaret realizado por su primo Juan (Nuevo testamento: Mt 3,13-17; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22; Jn 1,29-34) a la orilla del río Jordán.

“Cuando sos bebé no es un bautismo que elegís”, puntualizó Andrea, contrastando el sacramento católico, que dicho sea de paso, aunque se realiza mayormente a los meses por una cuestión de introducción a la Iglesia como movimiento también se puede solicitar bautizarse a lo largo de la vida. “Se hace así, lo que pasa es que en algunas iglesias es más humilde. En el bautismo católico se te moja solo la cabeza, en el cristiano, no. De hecho pensamos en hacerlo en la Costa, porque lo podés hacer en el mar”, explicó con sus compañeros del programa radial Quién paga la fiesta (Rock & Pop), donde también hubo algún comentario irónico y risas enlatadas. —En la pelopincho el agua estaba…—quiso saber Gaby Acosta. —Sí tibia—, se apresuró a contestar Andrea, y defendió: “Esto es una elección propia. Vengo de un proceso grande y busqué en varias iglesias. Por eso hago 40 minutos para irme a esta iglesia y no a una de Palermo, porque no pide plata durante el culto y tiene siete hogares para niños y en vez de invertir en piletas de acrílico lo hace en comida para los pibes”. 

“Lastimosamente muchas iglesias hacen negocios”, lamenta Rita. “No generalizo, obviamente porque pertenezco a una iglesia evangélica. Aunque el aporte de una no tiene nada que ver, sabemos que hay iglesias que podrían ser un shopping, existen, donde parece más un show de la fe que la misma fe. Hay lugares donde se lucra mucho con la fe, con el dolor de la gente, donde se fijan en cuánta gente entró y por el dinero se pierde el objetivo principal que es la vida de la persona. La palabra de Dios dice que las ofrendas son justamente para ayudar a los pobres, ¿no? Creo que Andrea encontró eso en un lugar donde se usa el dinero para ayudar a la gente. Ella decía mucho también esto de que hace unos meses estaba en una situación y a nadie le llamaba la atención. Y de repente hoy el foco público está en que si en la pileta es pelopincho. Se corre el foco en la crítica, en lugar de darle el valor a cómo se encuentra la persona, cómo está viviendo su situación”, señala.

Como en el catolicismo, la ceremonia en agua simboliza la purificación del pecado y remonta al bautismo de Jesús de Nazaret realizado por su primo Juan a la orilla del río Jordán.

Cuando conversó con Gastón Pauls, Andrea Rincón dejó claro que su proceso de sanación consistió no sólo en dejar de consumir drogas sino determinados medios y programas. “Un día llegó mi hermana y me pateó la puerta y yo estaba tirada violeta diciendo ‘dejame, me quiero morir’ de días. Me dijo: ‘Andre por qué, tenés la vida que todo el mundo quisiera tener’; y yo: ‘odio a mamá, a papá y a los programas de la tarde. Había algo ahí. Después de estar días y días, lo primero que empecé a tratar fue eso: me corrí de los programas de la tarde y empecé a hacer terapia con mi madre y con mi padre”. 

Uno de esos programas pero más bien de la mañana (Socios del espectáculo) que de la tarde, la definió como “ella es pasional” y “es barrio” (en alusión a muchos estigmas sociales de su crianza) al presentar una de sus notas más recientes, donde dijo: “Yo quiero cambiar el mundo. El mundo es cruel. Imaginate que me bauticé y en vez de decir ‘che que bien que esta piba que hace 10 años atrás se estaba por morir de la droga’ dicen ‘ay se bautiza en una pelopincho. Qué te importa dónde me bauticé. Estoy bien y no me estoy drogando. No les importa nada, quieren criticar”.

Andrea de pronto encuentra el camino de poder cambiar la situación a través de la fe. Llenar ese vacío que queda interiormente por tantas situaciones vividas de angustia, de dolor, de necesidad. A veces hablamos sólo de la necesidad económica, pero más allá de la necesidad económica que me puedo llenar simplemente tomando un té, es la necesidad emocional del cariño, que me digan ‘vos podés’, ‘sos importante’, ‘no importan tus errores’, ‘simplemente podés contar conmigo’”, marca Rita.

Seres Libres (Crónica TV), el programa creado y conducido por Pauls, a su vez reconocido como Interés General por la Legislatura Porteña por ser el primero en la televisión en hablar de manera integral de la problemática de adicciones, condiciones y enfermedades, también parte del testimonio. El actor de “Nueve Reinas” se coloca primero a él antes de hablar de otras personas, es decir, parte de sus propias vivencias del consumo para luego entrevistar a personalidades famosas y cerrar con un informe que difunde el trabajo de agrupaciones, hogares y colectivos. También, el programa hace alusión a varias metáforas o figuras retóricas relacionadas con conceptos escatológicos. Como él mismo describe: sus entrevistas son el paso ‘de la oscuridad a la luz’. Contexto donde Andrea Rincón definió “la cocaína como el infierno”.

“La persona que consume creo que puede llegar a ese tipo de oscuridad, porque a través de un montón de estímulos, la droga le permite escapar un poco al dolor emocional y social. Después de todo eso simplemente queda la realidad del dolor. Entonces de pronto conocer a Cristo y empezar todos los días a levantarte con tu conciencia, le modifica la expectativa de vida, con esperanza, con proyectos. Al infierno lo relacionamos con sufrir. Aunque personalmente creo que está mucho más allá y es eterno pero de las drogas se puede salir, con buenos acompañantes, si uno desea, y con la ayuda de Dios”, analiza Rita.

Críticas y prejuicios se instalan en la televisión, y los consumos audiovisuales. Semán puntualiza que “la mayor parte de la gente que observa o analiza algo, cree que los pentecostales crecen por la televisión pero eso no explica más del 10 o del 5% del crecimiento: los evangélicos crecen boca a boca, en pequeñas iglesias donde no hay más que 30 personas, un trabajo territorial, que no es que alguien mandó a organizarlo”. Y desmiente: “en la Argentina no hay voto confesional” sino “una dialéctica entre partidos que se arma en cada situación histórica. Hay evangélicos y católicos que votan a Cambiemos, evangélicos que votan al peronismo: votan independientemente de las causas religiosas”. También religiosas feministas.

Sobre esto: existe un fundamento social-religioso (que profesa Grabois) relacionado al servicio, la conciencia humana, el suplir las necesidades, identificarse con un Jesucristo amigo de las disidencias aunque bien alguien podría argumentar que desde Videla a Arquímedes Puccio rezaban y Javier Milei pasó de agredir al Papa Francisco a pedir disculpas en el debate (tras la pregunta de Massa) para conciliarse y perder votos. Semán incluso identifica sectores de las iglesias evangélicas relacionadas con el ascenso al poder de Bolsonaro en Brasil. Rita no simpatiza con el candidato de La Libertad Avanza y sostiene la separación de religión y política. “Lo que tratamos es no mezclar la iglesia con la política. Cada cosa en su lugar. Aunque podamos interactuar tranquilamente, siempre que tenga como fin el poder ayudar a la sociedad o el entorno en el que estamos trabajando”, opina. 

Con “El Reino” (más que con otras como “El Lobista”) se instalaron especulaciones. Una de sus autoras, la escritora Claudia Piñeiro, planteó que muchas veces “la política es una religión” y cómo “determinados partidos políticos en toda Latinoamérica incluso Estados Unidos, se han aprovechado de distintas religiones para juntar agendas conservadoras y de limitación de derechos” y “sumando fieles”.

“Vi ‘El Reino’, dentro de la poca televisión que miro por el tiempo y el dedicarme a las actividades. Me impactó bastante porque sí son cosas que pasan, pero hay pastores y pastoras. Trata el tema del abuso y de la codicia. Yo fui víctima de abuso cuando era niña y a raíz de mi propia experiencia lo mejor que pude hacer fue estudiar, tener las herramientas necesarias para poder acompañar, y en diciembre Dios mediante rindo para recibirme de acompañante terapéutica a nivel general para todas las áreas. Como yo viví el dolor, decido estudiar para poder acompañar y estar. Trabajamos mucho con personas en situación de adicción generando oportunidades, y llegado el caso las conectamos con centros de internación. Conversamos mucho, me importa que sientan que alguien les comprende. También hacemos talleres acá en la Iglesia para prevención de abusos infanto-juveniles, y que puedan denunciar. Incluso si son abusos económicos, hay que denunciar”, menciona Rita.

En términos antropológicos, Semán identifica el rechazo hacia las personas evangélicas en términos de que “no se dan la oportunidad de conocer aquello que dicen odiar”. Desde el Centro Evangélico Cristiano destacan que “a la iglesia evangélica es fácil pegarle” y que “lo que más vende es atacar las intenciones de su grupo sobre el acompañamiento en adicciones”. La religión se diferencia entre protestantes históricos, fundamentalistas y pentecostales (la más tradicional viene de Pentecostés, que es la celebración del Espíritu Santo): mientras que el protestantismo “tiende a desencantar el mundo”, el pentecostalista “siente una conversión personal” y “puede dar testimonio de ello”.

“Creo que hay muchos prejuicios y que la televisión y las redes sociales deberían ser espacios más amorosos. Más humanidad, el amor desde lo humano y desde nuestro caso religioso demostrar el amor de Dios como dice su palabra, dice amar al prójimo como a uno mismo; eso tiene que ver con cuidados, tiene que ver con cómo estoy”, concluye Rita.

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