El miércoles a la tarde Javier Milei, principal candidato de la Libertad Avanza, realizó su cierre de campaña frente a la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Argentina. El acto tuvo lugar en el Movistar Arena y contó con más de 15.000 asistentes. Para ingresar al Estadio era necesario contar con una entrada que podía adquirirse el mismo día de manera gratuita a partir de las 17:00. Los tickets tardaron solo una hora en agotarse. Sin embargo, hubo quienes aprovecharon la ocasión para hacer negocios y vendían las entradas por cinco mil pesos. Un gesto más que apropiado para los seguidores de un partido que defiende a ultranza las ideas del libre mercado.
La apertura estuvo a cargo de Alberto Benegas Lynch, al cual Milei se refiere como el “prócer” del liberalismo en Argentina. No es la primera vez que el octogenario participa en uno de los actos del candidato de ultraderecha: en mayo de este año participó de la Feria del libro para presentar el último libro de Milei. En esta ocasión, Benegas Lynch inició su discurso con un ataque hacia la iglesia católica: “Creo que habría que imitar lo que hizo el presidente (Julio Argentino) Roca: esto es, suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano mientras en la cabeza del Vaticano prime el espíritu totalitario”.
Fotos: Julieta Bugacoff
Luego, citó varias columnas escritas por él mismo en las que habla de la influencia del marxismo en la iglesia. Al igual que en la Feria del Libro, apeló a las metáforas “orwellianas” para criticar los ministerios creados por Nicolás Maduro en Venezuela. Por último, volvió a citarse a sí mismo y afirmó que hace 50 años ya postulaba la necesidad de “liquidar el banco central”. En este sentido, agregó que el éxito de Milei le generaba un orgasmo intelectual.
Durante casi media hora, la pantalla principal del estadio mostró a un león prendido fuego mientras sonaba Back in black de AC/DC. A las 20:30 apareció el video de un instrumento de viento con forma de cuerno para dar inicio a una secuencia audiovisual compuesta por derrumbes de edificios y bombas nucleares. Mientras esto ocurría, Javier Milei, caminaba entre el público rodeado de personal de seguridad. Apenas subió al escenario, gritó: “Soy el rey, soy el león”.
La escena resultaría impactante, sino fuese porque el acting fue idéntico al que fue realizado en el cierre de campaña anterior. El candidato de la ultraderecha fue tan fiel a sí mismo que incluso mantuvo el mismo outfit. De cualquier manera, la fórmula sigue siendo efectiva entre sus seguidores, quienes saltaban al grito de “La casta tiene miedo”.
El candidato a presidente de la Libertad Avanza está obsesionado con la posibilidad de ganar en primera vuelta. Minutos antes de su aparición, se transmitió un último spot en el que simula estar en el Sillón de Rivadavia y le pide a los espectadores que vayan a votar para “dar vuelta la página y dejar atrás el modelo kirchnerista”. Por otro lado, en las últimas semanas, apeló a las redes sociales con el fin de incitar a los indecisos a que concurran a las urnas.
Como se mencionó en los párrafos anteriores, casi no hubo cambios respecto al cierre de campaña anterior. Al igual que en agosto, el candidato compartió el escenario con su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, el candidato a jefe de Gobierno porteño, Ramiro Marra, y la candidata a gobernadora bonaerense, Carolina Píparo.
Durante su discurso, Milei atacó una vez más a la casta. El concepto parece haberse ampliado en el transcurso de dos meses, y ahora, además de incluir a políticos ladrones y periodistas ensobrados, incorpora también a sindicalistas que entregan a sus trabajadores y prebendarios. Tal vez en un futuro, sume también a los ciclistas tránsfugas o a los camioneros vagos, según la conveniencia.
Además de responsabilizar al gobierno de Alberto Fernández por las cifras de pobreza, Milei criticó a Juntos por el Cambio por su tibieza. También calificó a Leandro Santoro como a un “personaje impresentable de origen radical” y posteriormente, incitó a sus seguidores a cantar en contra del candidato a jefe de Gobierno porteño de Unión por la Patria.
El cambio más visible fue el aumento de la oferta de merchandising. Hace algunos días, una periodista de C5N comparó a Milei con un personaje de animé llamado “Pochita”. Se trata de un demonio que sostiene una motosierra y es temido por otros demonios. La referencia fue tomada con humor por los seguidores de Milei y varios de ellos aparecieron con peluches del dibujito. Los gatitos mimosos, en cambio, son más difíciles de conseguir.
Afuera del estadio, varios vendedores ambulantes ofrecen prendas para todos los gustos: hay camisetas con frases como “Patriarcado, el que tengo acá colgado”, “Dolarización, para una mejor nación”, o “Más libertad y menos impuestos”. Las gorras de “Make Argentina great again” también se volvieron muy populares.
En “Moda sin tiempo, sobre el Jazz”, el filósofo alemán Theodor Adorno sostiene que la mercantilización de la experiencia implica que la vivencia de la percepción de un determinado fenómeno se convierte en mercancía. Para que esto sea posible, es necesario que haya un proceso en el cual las emociones, ideas, y pensamientos aparezcan fuera del sujeto, de manera tal que, en apariencia, se trate de una libre elección en el marco de un espectro de consumo. En las primeras épocas, Milei aparecía como un outsider de la política que apelaba a formas nuevas de comunicar. No obstante, en el último tiempo, parece haberse inclinado por una estandarización de la estrategia política.
No hay certezas sobre lo que ocurrirá el domingo. Sin embargo, las complejidades propias de la coyuntura política no pueden ser solucionadas a través de fórmulas esquematizadas. Se requiere de muchísimas herramientas más para sostener un gobierno en el transcurso del tiempo.
