Luces y sombras del segundo debate presidencial: sin vencedores ni vencidos

🗣️ Bullrich más protagonista, Massa plantado frente a los ataques y Milei negando el cambio climático. Análisis de lo que dejó el segundo debate presidencial en la Facultad de Derecho de la UBA.

El segundo debate presidencial rumbo a las elecciones generales del 22 de octubre, realizado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), no se caracterizó por su alto vuelo intelectual así como tampoco dejó un claro vencedor. Básicamente, puso otra vez sobre la mesa las virtudes y deficiencias de los candidatos en cuanto a oratoria, capacidad de diálogo y reforzó la expresión pública de sus líneas generales de pensamiento.

Teniendo en cuenta los ejes temáticos abordados (Seguridad / Trabajo y producción / Desarrollo humano, vivienda y protección del ambiente), era previsible que Patricia Bullrich tuviera un protagonismo mayor que una semana atrás. No obstante, la candidata de Juntos por el Cambio exhibió nuevamente serias limitaciones al momento de expresar sus ideas, equivocándose de forma reiterada en distintas palabras y acusando todo el tiempo al kirchnerismo y a La Cámpora, quienes hoy no son contrincantes políticos directos dado que Sergio Massa responde a una línea mucho más moderada dentro del peronismo. En tanto, Javier Milei cayó en la tentación de utilizar términos muy complejos en su argumentación y no pudo (o no quiso) explicar la forma en que generará más trabajo ya que sus alusiones se limitaron a hablar de la importancia del «capital», algo por lo que el kirchnerismo sentiría «desprecio».

A Massa se le vinieron al humo todos sus rivales para pedirle derecho a réplica luego de que expusiera sobre trabajo y producción. El candidato de Unión por la Patria salió bien plantado en este punto, en el sentido de que no mostró titubeos y tuvo una mirada propositiva sobre distintos temas marcando el presente (quita del impuesto a las Ganancias, devolución del IVA, etc.) y el futuro (paritarias libres, quita de cargas sociales a pymes, etc.). Quizás su idea más novedosa en este eje fue la propuesta de poner en marcha dos millones de lotes con servicios, en el marco de (re) utilizar inmuebles ociosos del Estado Nacional. Esto representa además un fuerte guiño al sector político encabezado por Juan Grabois, quien viene reclamando por la profundización de las políticas en materia de vivienda dentro de los barrios populares.

Entender la complejidad del momento político que atravesamos puede comprobarse sólo con registrar algunas particularidades del discurso de Milei. Éste eludió completamente los ítem «vivienda» y «protección del ambiente», y cuando le preguntaron volvió a negar el cambio climático. También definió como «marxismo cultural» al Acuerdo de París y la Agenda 2030. Esta mirada proviene ni más ni menos del candidato que lidera hasta el momento todas las encuestas. El referente libertario tampoco se achicó cuando Bullrich intentó correrlo con el tema de la portación de armas: en ese aspecto, Milei planteó que éstas se encuentran hoy en manos de los delincuentes y no de los «ciudadanos» comunes e inocentes.

Sergio Massa y Javier Milei

Párrafo aparte para la intervención de Massa en materia de seguridad. El actual ministro de Economía tomó como suya una bandera que habitualmente le resulta incómoda al kirchnerismo y para ello mostró como ejemplo su gestión como intendente de Tigre (2007-2013): prevención a partir de cámaras de seguridad y haber convertido a este municipio en la «ciudad más segura del conurbano». Frente a ello, los ataques de los otros candidatos fueron esperables: liberación de presos, narcotráfico (allí Myriam Bregman fue muy gráfica al hablar del secuestro de «25 porros» refiriéndose al paso de Patricia Bullrich por el Ministerio de Seguridad), Fuerzas Armadas y la Ley de Derribo. Milei, por su parte, planteó que «sea costoso ser delincuente» y pidió la reforma de la Ley de Seguridad Interior.

Por último, el affaire Insaurralde llegó (en forma tardía) al debate. Por algún motivo desconocido -tal vez demasiado apego al coucheo y a la previa revisión de alguna encuesta de opinión pública-, la mayoría de los candidatos pasaron por alto el tema en el primer debate de Santiago del Estero. Quien intentó capitalizar en mayor medida esta cuestión fue Patricia Bullrich, aunque Massa fue contundente y se hizo cargo al referir que él mismo le pidió la renuncia al ex jefe de Gabinete de PBA. «Vos en cambio no le pediste la renuncia a Milman», agregó el candidato de Unión por la Patria en relación a quien está sospechado de haber participado intelectualmente en el intento de magnicidio de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Más allá de la visibilidad que alcanzaron Bregman y Schiaretti gracias a los debates, está claro que la elección del domingo 22 sigue siendo de tercios. Massa hizo una performance correcta, pero da la sensación de que el contexto económico apremiante le impide sumar nuevos votos en forma masiva. A Patricia Bullrich y Javier Milei no les sienta muy cómoda esta instancia de tipo democrática -dada su naturaleza autoritaria- y por esto prefieren desenvolverse en otros ámbitos. Restan dos semanas en las que la militancia territorial y los actos públicos de los candidatos podrán (o no) inclinar la balanza de los indecisos, así como de aquellos que no fueron a votar fruto del descontento con la situación actual.

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.