En la mochila de un nene, en vez de solo tener útiles y cuadernos, había un revólver cargado. Sucedió esta semana en Rosario y podría volver a repetirse una enorme cantidad de veces y en distintos puntos del país si se flexibiliza la tenencia. “Sobre la tenencia de armas de fuego planteamos la desregulación del mercado legal y proteger su uso legítimo y responsable por parte de la ciudadanía”, plantea en su plataforma electoral La Libertad Avanza.
Actualmente, para lograr la autorización de un arma de fuego hay que tener más de 21 años, aprobar un examen psicofísico y acreditar el conocimiento del uso, entre otras exigencias. En nuestro país hay más de un millón de usuarios de armas de fuego registrados, aunque la mayoría tiene su autorización vencida. El 47,4% son usuarios individuales, según un informe de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC). Además, se estima que con las armas ilegales que circulan el número podría triplicarse o cuadruplicarse. “Si nos basamos en la experiencia internacional, está claro que una mayor cantidad de armas de fuego en circulación significa mayores niveles de violencia, homicidios y suicidios”, explicó a El Grito del Sur Julián Alfie, subdirector del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP).
La propuesta de La Libertad Avanza se encuentra entre las medidas de seguridad que tomarán si es que son elegidos en el ballotage. Victoria Villarruel explicó la razón: «Queremos que el ciudadano de bien pueda defenderse”. La creencia de la candidata a vicepresidenta es frecuente en muchas personas que desean comprar un arma para sentirse más protegidas. Sobre esto, Julian Alfie sostuvo: “Una cuestión importante, que está más estudiada en Estados Unidos, es que en aquellos hogares en donde ocurre un robo y había un arma de fuego para defensa, hay más chance de que muera la persona que estaba armada en su casa o un familiar” y remarcó: “La mayoría de quienes tienen armas de fuego no están 100% preparados. Por más cursos que haga, por más análisis psicológicos que tenga encima, no está listo para reaccionar fríamente en una situación en donde, por sorpresa, alguien ingresa a su hogar. Entonces lo más probable es que no logre ser efectivo en esa defensa”.
Según datos elaborados por el Ministerio de Salud de la Nación, entre 2011 y 2019 fallecieron en nuestro país un total de 22.497 personas a causa de un arma de fuego. Es decir, hubo 8 muertes por día bajo esta modalidad. “El arma de fuego, lejos de traer más seguridad, genera más riesgos. La mayor cantidad de muertes producidas con armas de fuego no se dan en una situación de defensa, sino que ocurren en conflictos interpersonales como peleas, femicidios o discusiones callejeras que no están en el marco de un delito contra la propiedad”, afirmó el subdirector del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales.
En 2022 asesinaron a una mujer cada 35 horas, según la Corte Suprema. En el 23% de los casos se usó un arma de fuego. Debido a esto, restringir el acceso a quienes tienen denuncias por violencia de género resulta fundamental para evitar más femicidios. Actualmente se puede realizar una traba registral a los denunciados por violencia de género. Sin embargo, si se desregulariza más violentos o posibles femicidas tendrán un libre acceso a la compra de un objeto letal.
En la página de la ANMaC piden una serie de cuidados a la hora de tener un arma: “Explicale a los chicos el riesgo y guardala bajo llave”; “No tengas munición en la misma mesa donde trabajás con el arma, corrés el riesgo de cargarla inconscientemente”, “Guardala descargada y separada de su munición”. Las advertencias se deben a la gran cantidad de casos en los que se disparó por error. En 2021 se registraron 32 muertes no intencionales por esta causa. “Hay que tener en consideración los accidentes y las posibilidades de que termine siendo usada por niños o adolescentes que se encuentren en el hogar, ya sea en el mismo hogar o llevándolas a las escuelas”, aseguró Alfie y agregó: “Además, hay otro tipo de violencias en las cuales se usan las armas de fuego, que no necesariamente terminan en un resultado letal como es el caso del uso de amenazas explícitas o tácitas a través de la presencia de armas de fuego”.
Entre los países que tienen una ley más flexible sobre la tenencia se encuentran Estados Unidos, Ecuador -que comenzó en abril con Guillermo Lasso y permite la portación como medida de seguridad-, México, Guatemala y Haití -aunque el año pasado se suspendieron los permisos para proteger a los ciudadanos-. “El ejemplo más estudiado es Estados Unidos, en donde hay más de un arma de fuego por cada habitante. Es el país que ha llevado al extremo esta idea de la libre portación. Sus tasas de homicidios son hasta siete veces superiores a otros países de similares características en términos de desarrollo y situación socioeconómica”, dijo el subdirector de INECIP.
Por su parte, Brasil vivió momentos más restrictivos y otros de flexibilización con Jair Bolsonaro a partir de decretos que facilitaban la compra. Según detalló Julian Alfie, en el país hubo una reducción en la tasa de homicidios, que comenzó antes de la asunción de Bolsonaro: “Está vinculado con las políticas que habían implementado los gobiernos anteriores en términos de pacificación de las favelas. Luego con Bolsonaro se mantuvo, pero a partir de la flexibilización de la portación de armas hubo un aumento. Con el gobierno de Lula se volvieron a establecer políticas de control y limitación a la circulación de armas de fuego”.
Argentina es modelo en materia de derechos humanos y una de las medidas que destacaron desde la Organización de Naciones Unidas (ONU) fue el programa de Desarme Voluntario, que está orientado a reducir el circulante de armas y prevenir los efectos de la violencia. La participación es abierta a todas las personas, sean legítimos usuarios o no, y las armas recibidas son destruidas en un horno de alta temperatura. A cambio, se recibe un incentivo económico. Sobre esto, Alfie contó: “En el marco del plan de entrega voluntaria de armas de fuego, se le preguntaba a la gente por qué la descartaba y muchas veces la respuesta era ‘por seguridad’. Esas personas se dieron cuenta que la presencia del arma de fuego, lejos de darle más seguridad, era un problema que tenía en la mesa de luz o en la cara”.
