Tras el triunfo electoral de Javier Milei, el sector que más sufrirá el ajuste son las y los trabajadores del Estado. Es por ello que desde ATE se declararon en «estado de alerta y asamblea permanente», frente a la certeza del feroz achicamiento de ministerios y la posibilidad de ir hacia un esquema de privatizaciones que incluyen desde medios públicos hasta empresas icónicas como YPF.
Daniel «Tano» Catalano, secretario general de ATE Capital, dialogó con El Grito del Sur para analizar la situación política y económica, el ajuste estatal que se viene, la persecución a líderes sindicales y el futuro del peronismo. «Nuestro proyecto político no puede morir, tiene que volver a repensarse», aseguró.
¿Qué escenario político y económico avizorás tras el triunfo electoral de Javier Milei?
En lo político, creo que se tiene que reagrupar el 45% que sacamos en las elecciones para ordenarnos y generar una alternativa clara de resistencia. Detrás de la estrategia de Milei estuvo Mauricio Macri, él es el gran ganador de esta elección. Lo que vamos a enfrentar ahora es la segunda parte de ese gobierno que nos endeudó, empobreció y bajó los salarios. Ahora lo van a hacer con una brutalidad absoluta a partir de la utilización del aparato represivo y de la estimulación de un nuevo actor social, que es la vivencia horizontal para promover gente que salga a cazar a quienes piensan distinto. Esa es una situación compleja. En cuanto a la microeconomía, va a ser un desastre abismal. En tanto, la macroeconomía quizás tenga éxito porque Milei quiere privatizar 47 empresas públicas y eso va a generar nuevas divisas. Hay un escenario, que se suma a las otras exportaciones, donde el Gobierno va a disponer de una estructura económica para ir avanzando. Lo que hay que ver es hacia dónde va la plata: si frenan la obra pública, puede haber en un primer momento entre 250 y 300 mil personas sin laburo. Esto también impactaría sobre más de dos millones de personas en el marco de una caída del consumo. Se viene una etapa muy desgarradora con una disparada de precios y posible corrida bancaria. El libre mercado ya está impactando en las góndolas antes de que asuma Milei.
Son tiempos de reflexiones. ¿Qué autocrítica le cabe al campo nacional y popular?
Son varias autocríticas, no todos tenemos la misma responsabilidad en el marco de ver dónde estuvo el problema. Yo me hago cargo de haber sido la resistencia al macrismo y después que se hagan cargo los que asumieron la conducción del país durante estos últimos cuatro años. El no poder visibilizar con claridad quién era el enemigo y la desideologización de nuestras bases generaron una etapa en donde hay una colonización política y económica muy clara. Nos caben todas las críticas y las responsabilidades por todas las angustias del pueblo que se generaron en este tiempo. Después del acierto de haber cuidado a la gente en la pandemia no supimos transmitirle a la comunidad quiénes causaban los problemas económicos. La gente votó a su propio verdugo.
Se avizora un fuerte ajuste sobre el Estado, incluso peor que el vivido durante los años de Macri. ¿Qué respuestas van a dar como trabajadores estatales?
Nos vamos a defender. Ahora entramos en una etapa defensiva, no hay mucho margen. Va a haber despidos y pérdida de salario, las paritarias -si existen- van a ser a la baja. Quienes sobrevivan a los despidos, luego van a tener que sobrevivir económicamente con los salarios que nos deje Milei. Ellos están eligiendo con quién pelearse, como los medios de comunicación públicos y cerrando 12 ministerios de un total de 20.
¿Qué diferencias y similitudes encontrás entre el plan de privatizaciones menemistas y lo que está proponiendo Milei?
El plan es el mismo, éste es un modelo que se inició con la última dictadura militar y que le fueron encontrando distintos mecanismos para ir perfeccionándose. La única diferencia que podemos encontrar es que antes te cagaban a palos y no te lo decían, ahora en cambio te están diciendo que van a cagar a palos a la gente. Menem privatizó alrededor de 150 empresas públicas y generó una tonelada de pobreza y desocupación que hasta ese momento no existía. Vamos a sufrir un escenario similar, pero también con la advertencia de un gobierno que quiere conducir con tiranía y hacer todo de manera drástica en los primeros seis meses.
¿Qué características crees que va a tener la persecución a líderes sindicales durante este período?
Eso no se puede dimensionar, porque si uno tiene que pensar lo que hicieron el gobierno de la Alianza o de Cambiemos fue debilitar a la dirigencia sindical tratando de construir carpetazos. Lo cierto es que hay una Argentina distinta a partir del momento en que a Milagro Sala la metieron presa sin siquiera una orden judicial para hacerlo. Yo no sé en lo que está pensando Milei, en eso es muy impredecible. No tenemos registro de cuál va a ser el escenario a adoptar para tratar de disciplinar a los trabajadores.
Pero temen una posible persecución…
Mirá, ya hace dos días que los organismos públicos están recibiendo amenazas, tanto por mail como por teléfono. En Radio Nacional ingresaron dos personas, en forma muy violenta, gritando: «kirchneristas, se van todos». Hay toda una secuencia de llamado a la violencia horizontal y por ahora es difícil saber hasta dónde puede avanzar el fanatismo de los militantes de Milei.
¿Qué importancia tiene conservar en la gobernación de PBA a un dirigente como Axel Kicillof y cómo debe reagruparse la oposición a partir de ahora?
Axel es el diamante en bruto que quedó en nuestro espacio político. Nuestra responsabilidad histórica es cuidar al compañero, en el marco del ajuste y la persecución que él también va a vivir. Por otro lado, la oposición tiene que empezar a hablar: yo entiendo que ahora está todo el mundo muy shockeado pero es importante un llamamiento del Partido Justicialista para una autocrítica y llamarnos a resistir. Me encantaría que eso ocurra, no hay que dejar al pueblo librado al azar.
Desde lo subjetivo y lo político, ¿cómo reponerse rápido de la derrota?
Desde la convocatoria y la moral, hay un país para construir y un proyecto político que no puede morir y tiene que volver a repensarse. Debe ser parte de un engranaje que dé un debate abierto y sin violencia para que las transformaciones regresivas de Milei no nos generen un daño irreparable.
