Frente a sus seguidores, tras ganar el ballotage, el presidente electo Javier Milei -quien primero apareció en solitario y luego se mostró junto a tres mujeres: su hermana Karina, la vice Victoria Villarruel y la flamante primera dama Fátima Florez- dejó varios mensajes apuntados a distintos sectores. El elogio al apoyo «desinteresado» de Mauricio Macri y Patricia Bullrich, la ratificación de que bajo su gobierno se cumplirán a rajatabla las obligaciones financieras (claro mensaje al FMI) y que no hay lugar para el «gradualismo» así como tampoco para la tibieza. Esto fue acompañado de referencias contra la protesta social, utilizando el apotegma peronista «dentro de la ley todo, fuera de la ley nada».
Milei entendió que debe aprovechar su «luna de miel» con la sociedad -tras haber obtenido el 55% de los votos- para realizar una serie de transformaciones regresivas que considera clave para su plan de gobierno. Esto siguiendo los consejos de Mauricio Macri, quien había hablado de ir en la misma dirección pero «lo más rápido posible». No es casualidad entonces que ya haya anunciado la privatización de YPF y de los medios públicos. YPF es, sin lugar a dudas, la joya de la corona y un baluarte simbólico nacional: recuperada por el kirchnerismo en 2012, el año pasado obtuvo ganancias récord por 2200 millones de dólares. En tanto, la TV Pública viene siendo blanco de los ataques de dirigentes libertarios -como el caso de Lilia Lemoine- negando así su rol en la construcción de una sociedad democrática con pluralidad de voces.
Del «arquitecto» Caputo a los primeros nombres de un gabinete de terror
Además de mencionar en más de una oportunidad a Karina Milei, el presidente electo hizo referencia a Santiago Caputo como «arquitecto» de su victoria. Amigo de Ramiro Marra y Eugenio Casielles, Santiago viene de una familia ligada al PRO: es sobrino de Nicolás y Luis Caputo, «amigo del alma» del ex presidente Mauricio Macri y ex ministro de Finanzas macrista respectivamente.
El gobierno de La Libertad Avanza contará con apenas ocho ministerios, en un marco de abrupto achicamiento del Estado. El Ministerio de Justicia quedará a cargo de Mariano Cúneo Libarona, un abogado mediático de 62 años que cuestionó el juicio político contra los jueces de la Corte Suprema y ya afirmó que las causas judiciales contra Cristina Fernández de Kirchner seguirán su curso. Por su parte, se prevé que Salud, Educación, Trabajo y Desarrollo Social queden absorbidos en el Ministerio de Capital Humano, que manejaría Sandra Pettovello. Esta licenciada en Ciencias para la Familia de la Universidad Austral tiene 55 años y es una militante anti-derechos que busca dar marcha atrás con el aborto y otras conquistas sociales del movimiento feminista y LGBTIQ+.
El Ministro del Interior será Guillermo Francos, representante argentino ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) durante el gobierno de Alberto Fernández. Su eventual jefe de Gabinete será Nicolás Posse, ingeniero graduado en el ITBA que se desempeñó como gerente general de la Unidad de Negocios Sur de Corporación América, grupo empresario que preside Eduardo Eurnekian.
Otra área muy sensible, por el destino que se le dará al Fondo de Garantía de la Sustentabilidad (FGS) y la defensa acérrima que realizó Javier Milei del sistema de las AFJP, es ANSES. Al frente estará Carolina Píparo, ex candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, quien contará con el respaldo de Juan Manuel Verón -experto en reforma previsional-.
La represión y el ajuste como receta
Milei se mostró a favor de la represión «cuando hay un delito». En ese marco, habló de los cortes de calle en la Ciudad de Buenos Aires: «Dios quiera que no, pero puede que terminen haciendo, digamos, una situación delicada en la calle. Estamos trabajando, ya lo hemos hablando, para justamente mantener el orden en las calles».
El planteo libertario, a tono con la doctrina neoliberal, es que el Estado debe ocuparse principalmente de la seguridad y la Justicia. El resto debe estar «en las manos del sector privado». Por ello planteó que «el ajuste hay que hacerlo, pero lo pagará la casta política». «Si vos cortás hoy con la emisión monetaria, tarda entre 18 y 24 meses para llevarla a los niveles más bajos internacionales. Antes de abrir el cepo, hay que arreglar el problema de las Leliqs», aseguró.
Si Milei avanza rápido como se propone, está claro que sus primeras medidas generarán fuerte resistencia por parte de los sectores afectados. Éstos en su mayoría se encuentran fuertemente organizados. Desde la UTEP y ATE ya avisaron que «no permitirán el nuevo intento privatizador de empresas públicas». Otro diciembre agitado, quizás igual o peor que aquel del año 2015, se avecina.
