El político profesional vs. el pasante: a quiénes llegaron Massa y Milei en el debate

🗣️ Massa pudo acorralar a Milei en los primeros bloques del debate, pero luego el mano a mano se emparejó. Ambos intentaron hablarles a sus posibles votantes, aunque el candidato de Unión por la Patria se mostró más solvente en sus ideas.

Para los candidatos, el principal propósito de un debate presidencial es llegar a un público masivo al cual no suelen tener acceso o que históricamente se ha mostrado reacio a sus ideas. En el mano a mano de ayer entre Sergio Massa y Javier Milei, hubo más de 45 puntos de rating si se cuentan las diferentes señales televisivas que lo transmitieron (ni hablar del rebote inmediato en redes sociales que amplifica la llegada de los contenidos).

A lo largo de toda la semana previa existía un fuerte entusiasmo por ver a Milei y Massa frente a frente, y dudas respecto a si Milei pisaría «el palito» o si Massa tendría dificultades para defender un gobierno con malos resultados económicos. Lo cierto es que al comienzo del debate llamó la atención el amplio dominio del candidato de Unión por la Patria, quien manejó a su gusto los tiempos discursivos. Durante los dos primeros bloques, Massa fue muy incisivo y preguntó temas sensibles en los que Milei no sabía responder o terminó dejando en claro sus posturas anti-populares: desde los subsidios y la dolarización, pasando por la cuestión Malvinas y las relaciones comerciales con China/Brasil.

En una hora y media de tiempo televisivo, Massa demostró ser solvente y capaz. Un político de raza y de carácter profesional con la experiencia necesaria para hacerse cargo de la presidencia de un país en tiempos difíciles. Su contraste con Javier Milei fue muy marcado: éste mostró lagunas técnicas en cuanto a su programa de gobierno, no supo explicar cómo implementará la dolarización y reveló un profundo desconocimiento en áreas fundamentales como justicia y seguridad. El candidato de La Libertad Avanza quedó como un «pasante» luego de que Massa le retrucara su paso frustrado por el Banco Central como forma de mostrar sus distintos fracasos en materia profesional.

Milei trató a Massa de mentiroso, lo cual provocó que en varias ocasiones -quizás abusando del recurso- éste último hablara de buscar la información en Google. Frente a una campaña con muchas fake news, es imprescindible recurrir no sólo al famoso buscador sino también remitirse a las fuentes que son los programas de gobierno de los candidatos. El libertario quiso apelar a la falta de credibilidad de Massa en distintos sectores de la población, principalmente en aquellos anti-kirchneristas más rabiosos. Inclusive hizo un guiño a algunos radicales al hablar de los paros generales que sufrió el gobierno de Raúl Alfonsín, en una muestra de que su flamante alianza no es solo con Mauricio Macri sino también con algunos radicales de las provincias más conservadoras. ¿Habló de casta? Sí. ¿Dolarización? Cada vez menos.

En tanto, Massa intentó dar la imagen de una persona seria y comprometida con la defensa de los intereses del país. Por ello hizo referencia no sólo a su conocimiento de las diferentes esferas del Estado, sino también a la estructura productiva de las distintas regiones. El ministro de Economía apeló también a lo emocional (familia y valores) para hablarle a los indecisos que en las generales votaron a Patricia Bullrich, a Juan Schiaretti y a Myriam Bregman. Cada voto es fundamental. Quizás uno de sus puntos más flojos fue el apartado sobre Derechos Humanos y Convivencia Democrática, donde Massa evitó atacar a las figuras de La Libertad Avanza que reivindican la última dictadura y tampoco hizo referencia a la polémica sobre la libre portación de armas.

Quedan los cierres de campaña, pero el evento con mayor repercusión ya pasó. Da la sensación de que Sergio Massa supo aprovechar mejor esta oportunidad.

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