Fernet aguado: Schiaretti, Llaryora y el «cordobesismo» especulan ante el ballotage

🥤 Schiaretti, ex gerente del Grupo Macri, confronta públicamente a Massa mientras Llaryora apuesta al triunfo de Milei para encabezar el peronismo federal. En tanto, los intendentes y la militancia se mueven para evitar que el libertario arrase en la próspera provincia mediterránea.

Es el segundo distrito electoral en importancia: 3.065.088 personas habilitadas para sufragar, lo que representa un 8,66% del total nacional. Desde hace años, en la provincia gana el «cordobesismo», una propuesta corporativa y localista, con orígenes peronistas y diferencias según el líder de turno: de De la Sota a Llaryora, pasando por el candidato presidencial Juan Schiaretti, el histórico gerente de las empresas del Grupo Macri.

Córdoba es la meca del antikirchnerismo. El cordobesismo, que triunfa a nivel local, compite con un claro antiperonismo a nivel nacional; en 2015 Macri obtuvo el 53% en la primera vuelta y arrasó con 71% en el ballotage. En 2019, en pleno auge del Frente de Todos, Macri sumó el 61% de los votos. Este año, en las generales, la fórmula Milei-Villarruel se impuso con el 33% de los votos y fue la provincia del país donde peor le fue a Sergio Massa.

Las razones del profundo antikirchnerismo de la provincia tienen raíces lejanas y complejas. Al conflicto con las patronales agrarias de 2008 se le suma la mala gestión del gobierno de Cristina Kirchner en el levantamiento de Gendarmería del año 2013 y se le añaden una serie de desencuentros de la actual vicepresidenta con el gallego Juan Manuel de la Sota, último exponente del peronismo cordobés. Además, el conflicto por la Caja de Jubilaciones y una serie de malas performances en las elecciones intermedias condenaron al kirchnerismo a ser una fuerza casi marginal en el escenario mediterráneo.

«Los pituquitos de Recoleta» fue la frase que coronó la victoria de Martín Llaryora. El joven intendente de la Ciudad de Córdoba llegó para ocupar la sucesión que deja el Gringo Schiaretti y en sus primeros gestos prometía configurarse como un referente potente del peronismo con mirada federal. Sin embargo, apareció una contradicción principal que le vino a marcar la cancha y que definirá el futuro del cordobesismo. ¿Con quién jugará el flamante gobernador cordobés en el ballotage entre Milei y Massa?

Las primeras gestualidades muestran las divergencias entre Schiaretti y su flamante sucesor: la semana pasada, una alta funcionaria de Llaryora se reunió a solas con Malena Galmarini, esposa del candidato. Una de cal y otra de arena: en la mañana de ayer, luego de que Massa cerrara un acto en la provincia, el gobernador electo se subió a la fila de críticas al proceso de juicio político a la Corte Suprema que lo situó en la misma vereda de Macri, Lavagna y del propio Schiaretti.

Por abajo, los alcaldes peronistas presionan: el intendente de Villa María, Martín Gill y el de Alta Gracia, Marcos Torres, se sumaron al intendente de Mina Clavero, Claudio Manzanelli, el de Idiazábal, Juan Pablo Vassia, el de Cruz del Eje, Claudio Farías, y el de Alejo Ledesma, Marcelo Agustín. Anunciaron su apoyo a Massa y levantan la voz para que haya más posicionamientos de ese tipo. Daniel Passerini, intendente electo de la ciudad capital, sigue en silencio, buscando sacar provecho de la ausencia de posicionamiento público.

«Como siempre lo recalcó, (para Schiaretti) es mejor la neutralidad para negociar para Córdoba», señala el periodista cordobés Ricardo Quintanilla. Llaryora directamente juega a la derrota de Massa y apuesta a disputar la dirección del peronismo nacional al calor de un gobierno libertario. No la tendrá fácil, deberá enfrentar a Axel Kicillof, un gobernador con más experiencia y poder, ligado a la identidad kirchnerista y con posiciones claras: ganó su provincia y desde entonces no ha parado de militar por el triunfo de Massa.

Fernet aguado: ¿cómo saldrá el ballotage a nivel provincial? La mayoría de las encuestas hablan de un 70-30, similar a los guarismos que alcanzó el peronismo con Daniel Scioli allá por 2015. Los agoreros del gorilismo hablan de números aún mejores para Javier Milei, lo que explicaría la actitud timorata de los gobiernos cordobesistas y su prescindencia electoral. Parte del destino del país se define en la provincia: ¿podrá darlo vuelta el pueblo de la Reforma y el Cordobazo o será nuevamente la pieza clave de la restauración conservadora?

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.