Festival Asterisco: 10 años de «nuevos horizontes para el cine y la cultura LGTBQI+»

🏳️‍🌈 Una programación que se extiende hasta el 5 de noviembre, pasando y reuniendo varias fiestas: la del Cine Argentino Unido, la 32° Marcha del Orgullo, y el cumpleaños de su director, Diego Trerotola, que repasa el recorrido de un espacio libre, original y expansivo.

Tuvo su primera edición en 2014 y este año cumple su primera década con el récord de películas seleccionadas. El Festival Asterisco nació del deseo de tener una cultura LGBTQI+ de vanguardia, como lo eran las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de género que se habían conseguido en Argentina, pero también de un deseo de tres personas: Albertina Carri, Fernando Martín Peña y Diego Trerotola.

“Es una síntesis de los deseos que hicieron posible este festival”, cuenta Trerotola, periodista y crítico de cine, a El Grito del Sur. “Queríamos hacer un festival que siga proponiendo nuevos horizontes para el cine y para la cultura LGTBQI+, y que estuviera desenmarcado de ciertas repeticiones, restricciones y represiones para representar la diversidad sexual y la identidad de género. Este año tuvimos récord de presentación de proyectos: compiten 10 largometrajes por premios para poder ser terminados”, asegura.

Por eso crearon secciones como la Competencia Películas en Proceso y, para la edición de este 2023, abrieron la Competencia de Cortos Latinoamericana, como nueva categoría que se añade a la Competencia de Largos y la de Cortos argentinos. “Las secciones del festival siempre cambian, porque es de acuerdo a lo que vemos y a lo que sentimos que necesitamos”, explica Trerotola.

Proceso de curaduría que se realiza colectivamente. El equipo cuenta con el trabajo de los directores, tanto de Diego como de Fernando Martín Peña -encargado del ciclo de retrospectivas-, con la periodista y música chilena, Andrea Guzmán (quien lleva cuatro años dentro de la selección), junto a la incorporación de la periodista y realizadora Estefanía “Fanu” Santoro, quien se sumó luego de participar en la edición pasada presentando su película “Mala reputación” (en co-dirección con Florencia Garibaldi) donde analizaba la representación de las lesbianas en televisión. “Nos pareció muy interesante su visión muy crítica, entonces la sumamos al equipo de programación”, asegura Diego.

“La programación se arma dentro de una comunidad. Lo que hacemos es discutir y pensar. Con Andrea y Fanu vemos las películas del presente. Por supuesto también buscamos por afuera de lo que se presenta. Este año colaboró Celeste Orosco. También mucha gente de la comunidad cinematográfica y LGBTQI+ piensa que alguna película que vio puede ser interesante, y nos la recomienda, nos da los contactos de quienes las hacen. Así un ex director de la cinemateca de Madrid se comunicó conmigo y me recomendó una película española y la vimos, y nos interesó. Por suerte este año tenemos una edición que muestra cuál es el valor de la cultura LGBTQI+ y del cine”, manifiesta.

Horizontes: programación y novedades

Entre los destacados se encuentra la participación especial del cineasta canadiense Theo Jean Cuthand, un director trans con ascendencia indígena de la comunidad Cree, en el oeste de Estados Unidos, quien viajó por primera vez a Latinoamérica para presentar seis de sus últimas obras inéditas (realizadas entre 2018 y 2022) en Argentina, en el Festival Asterisco: “Reclamation”, “Extractions”, “Less Lethal Fetishes”, “Medicine Bundle”, “13 Eggs”, y “Neurotransmitting”.

Otros realizadores y realizadoras internacionales presentan por primera vez sus proyectos audiovisuales en el marco del festival, como el israelí Yair Qedar y el español Alejandro Marín que estrena su film «Te estoy amando locamente», ubicado temporalmente durante la transición democrática española después de la muerte del dictador Franco en Sevilla. “Es una historia de un movimiento de acción revolucionaria homosexual en una ciudad que por lo general no aparece en los relatos y producciones de ese período político de España”, clarifica Diego Trerotola.

“A 10 años del festival Asterisco se convirtió en un referente. Lo veo fortalecido, con las salas llenas, que hacen pensar que construimos un espacio que tanta gente quiere habitar. Hay muchas personas que hacen cine que guardan sus películas para mostrarlas por primera vez al mundo en nuestro festival. Eso reafirma nuestro compromiso para seguir sosteniendo este espacio”, comenta gratificado, al tiempo que aclara que no es ni una condición ni un condicionamiento. “Asterisco no le exige a nadie que su película sea inédita para estrenarla acá, porque creemos que ese cine que nos gusta y que promovemos tiene que tener todas las pantallas posibles antes, durante y después del festival. Entonces, que alguien quiera estrenar su película en Asterisco nos hace sentir muy orgullosos, porque quiere decir que entiende que Asterisco las amplifica, las potencia, las muestra de una manera única en lugares de excelencia y en un contexto de programación valioso”, reconforta.

Algunas de las salas donde se puede disfrutar del festival son las de Malba (Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415), el CCK (Sarmiento 151), el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930), el Centro Cultural de la Memoria Alberto (Av. del Libertador 8151), el Museo del Cine (Agustín R. Caffarena 51), Hasta Trilce (Maza 177), Puticlú (Marcelo T de Alvear 980), y el Centro Cultural Otra Historia (Estomba 851).

En el marco de los estrenos internacionales se enmarca la película «Tencha Reina», de Maruja Bustamante, que encabezó la apertura del festival. También «Darlo todo”, de Germán Tano Nieto, quien “hace mucho está haciendo televisión y elige Asterisco para mostrar realizar su estreno”. Mientras que en retrospectivas repasará la obra de Cristina Coll, videos de Martín Sichetti y Alberto Passolini y la recuperación de las reflexiones sobre cine y video del programa El Banquete Telemático de Federico Klemm entre 1994 y 2002, que fue recientemente inventariado y digitalizado por el Museo del Cine. La programación completa se encuentra disponible en la web y en redes sociales oficiales.

Diego Trerotola y Theo Jean Cuthand

Retrospectiva de un cinéfilo

Principios de los ‘90. Diego es adolescente. Con la entrada, la consecutiva oscuridad de la sala, la protección al mundo hostil que amenaza, y una luz que proyecta realidades. “Para mí el cine fue muy importante”— destaca, desde su propia retrospectiva— “Con mi novio de esa época, el cine era un lugar donde podíamos ir, tomarnos de la mano, darnos cariño mientras veíamos una película. También era un lugar de coincidencia en los intereses de ambos. Entonces fuimos construyendo una relación de ir al cine porque no teníamos un lugar propio. Porque en ese momento yo vivía con mi familia, a la que había decidido no contarle de momento porque todavía había mucha represión hacia la homosexualidad, y cuando eras menor como en mi caso, te mandaban a terapia. En ese contexto el cine fue un refugio, también un lugar de encontrar otras miradas que en ese momento eran pocas pero esas que habían, proyectaban otros modos de vida que eran importantes”.

Entre esas películas que rescató o lo rescataron, recuerda la estadounidense «Juntos para Siempre» (también conocida como “Compañeros inseparables”, de Norman René), sobre el impacto que implica en un grupo de amigos la identificación del sida en los ‘80. “Era increíble ir a ver esa película con mi novio” — atesora— “El cine siempre fue un lugar donde podíamos ver cosas que no podíamos ver en el mundo, o que eran difíciles, o que nos hacían soñar con cosas que acá no pasaban todavía pero que después vimos que podían pasar. Modelos para crear nuevas experiencias en este mundo. La realidad en los ‘90 era muy hostil y el cine permitía identificaciones con otros mundos posibles”.

Con el tiempo, esa conexión por el cine lo llevó a analizarlo como crítico, fomentarlo como comunicador, y gestionarlo como programador en los eventos más resonantes del país. “Trabajé en otros festivales de cine, en el BAFICI y en Mar del Plata antes, y creo que Asterisco fue un lugar de libertad y de poder programar películas que quizás a otros festivales no les interesaba. Entonces fue un espacio de expansión. Tratamos de hacer una programación que no se pareciera a nada: ni a los festivales locales ni a los LGBTQI+ que hubo acá y en el mundo”, precisó. 

Esa impronta resaltó desde la primera edición. En ese entonces, el Festival de Cine de Berlín (también conocido como Berlinale) convocó a Asterisco para que forme parte del jurado que entrega el premio más antiguo del evento a las películas LGBTQI+. “Fui yo como representante. Me encontré con otras personas de otros festivales LGBTQI+ del mundo: algunos tenían antigüedad y de hecho se sorprendían porque no conocían Asterisco porque recién empezaba, y solamente había hecho una edición. En general, el responsable del festival de Berlín no suele elegir algo que todavía no desarrolló su personalidad pero se dio cuenta que en sólo esa edición estábamos mostrando un festival diferente, que ya teníamos una personalidad muy definida y quiso que alguien de allí pueda aportar con su perspectiva desde adentro. Fue un orgullo”, aprecia.

Asterisco, 10 años de historia

Este año, el cierre del Festival coincide con su cumpleaños el domingo 5 de noviembre, y otras festividades que ponderan la defensa del arte y la cultura como herramienta e identidad.

“Me pone contento y lo resignifica porque mi vida está signada por estas cosas. Soy programador desde hace más de 20 años y lo que hago está signado por un cine de búsqueda: a veces clásico, experimental, otras comercial o de vanguardia, que pueda dar cuenta de la multiplicidad de las experiencias. Soy un cinéfilo muy descentrado, no tengo un centro muy claro de lo que me interesa, sí me interesa la búsqueda. No soy de esos que miran solo una clase de películas. Que caiga mi cumpleaños el último día significa que puedo festejarlo con una experiencia que me representa”, celebra.

El año pasado, su cumpleaños cayó en otra fecha que festeja y tan arraigada a la historia de la comunidad LGTBQI+ como del festival que empezó a realizarse en el mes de junio pero “después lo quisimos pasar a noviembre porque alrededor de la primera semana se hace la Marcha del Orgullo, para que coincida con la dimensión política que tiene”.

Por otro lado, este año se suma otra celebración: la del Cine Argentino Unido, consigna para defender la industria y el arte ante las amenazas del cierre del INCAA promovidas por el candidato a presidente Javier Milei (LLA).

“Somos un festival de resistencia, atravesamos todo el macrismo y ahora estamos pensando cómo continuar y las formas de empezar la segunda década”, comenta esperanzado de cara a un futuro visible que, como una película, proyecta, pero también advierte: “Hoy un festival LGBTQI+ tiene esa doble amenaza de la derecha que tenemos que contrarrestar y ponernos más firmes, tanto de políticas antiderechos LGBTQI+ como contra el cine: que atentan con eliminar la educación pública federal de cine en la Argentina, que depende del INCAA”.

“Rescatamos la lucha del Cine Argentino Unido y fuimos a la fiesta porque fue la primera vez que cineastas defienden no solamente las políticas que fomentan la producción sino la lucha por la creación de una cinemateca, las políticas de la memoria, y las relacionadas con la preservación, la conservación y la exhibición del cine. Y Asterisco tiene mucho de eso: siempre damos películas del pasado, pensamos en la memoria del cine además del presente. Hemos tenido de cine mudo, hasta de las últimas décadas del siglo ‘20, porque creemos que la memoria del cine LGBTQI+ no siempre estuvo muy bien leída, y no siempre se vuelve a mostrar, a pensar y a discutir, a veces el pasado se lo oculta por conveniencia política o por censura. El cine LGBTQI+ tiene mucho pasado, no son solamente películas que se repiten siempre. Eso también tiene que ver con democratizar las pantallas y esa es la lucha por una democracia audiovisual”, cierra.

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