La casta contra Boca, Boca contra la casta

🔵🟡 Macri juega con las armas que tiene. Poder, medios de comunicación y justicia para enfrentarse a un Riquelme que sólo se apoya en la pasión popular por Boca. Batalla cultural que marcará muchas de las luchas democráticas que vendrán.

En Boca se está jugando un partido que trasciende mucho más allá de la pasión Xeneize. Mauricio Macri está exponiendo de forma mucho más explícita y desvergonzada el manejo oscuro del poder que ya se le vio cuando fue absuelto por contrabando por la Corte menemista, cuando espió ilegalmente a su propia familia siendo Jefe de Gobierno o a sus compañeros de Cambiemos siendo presidente de la Nación, cuando borró las causas en su contra apenas asumido en 2015 y freezó otras ya derrotado en 2019. Enfrente está Juan Román Riquelme como un estandarte de todo Boca, la identidad, la historia, la mística. 

Totalmente desatado en su modo jefe y dueño del país, Macri está mostrando con toda claridad el verdadero funcionamiento de la casta que maneja y representa: la Justicia y los medios de comunicación. La única resistencia es el espíritu y el sentimiento bostero, que Macri pisotea cada vez más a medida que avanza en su plan de intervenir un club que, lo sabe muy bien, en las urnas y en los corazones pierde por goleada.

“Boca contra todos, todos contra Boca”. El trapo cruzó a lo largo la Bombonera justo debajo de la platea preferencial por primera vez en julio del 2021, luego de que la Liga no postergara dos partidos que Boca tuvo que jugar con juveniles por tener al plantel profesional en cuarentena. Una histórica fibra bostera se hizo bandera y acompañó la gestión de Riquelme, permanentemente atacada desde el periodismo deportivo y, en el último año, también por la Justicia. La recuperación identitaria xeneize que Riquelme comandó se plantó desde ese lema como una resistencia orgullosa. 

Con su comportamiento de casta de las últimas semanas, Macri refuerza ese ADN azul y oro, el de bancar y resistir para ser los más grandes, y alimenta la idolatría para con un Riquelme que ya no sólo es candidato a presidente, sino que es defensor del sentimiento por Boca. La casta ya no arremete contra Riquelme sino contra Boca, y Riquelme ya no es sólo el máximo ídolo sino que es todo Boca. 

Fotos: Nicolás Cardello

LAS MANIOBRAS DE LA CASTA, LOS ARGUMENTOS DE BOCA

El objetivo de Macri es uno solo: que no se vote, que el proceso se judicialice pasando al año que viene, para así poder pedir una intervención del club a través de la Inspección General de Justicia del nuevo gobierno. Riquelme y Boca buscan lo contrario: la elección más grande en la historia de un club de fútbol, superando al Barcelona, que supo congregar más de 50.000 socios en unos comicios. Hace cuatro años, los 20.071 socios de Boca que votaron a Ameal, Pergolini y Riquelme superaron el total de la mayor elección en la historia de River (18.857 socios en 2017), y el total de 38.363 votantes convirtió a esos comicios en los más masivos de la historia de los clubes del país.

Riquelme va por más. Quiere superar al Barcelona y para eso vistió de fiesta el césped de la mismísima Bombonera. El ídolo (y a esta altura ya todo el país) sabe que el socio y el hincha lo acompañan masivamente. Macri, por su parte, sabe que su única posibilidad es evitar que se vote y dar un golpe de Estado a la presidencia del club. O, en su defecto, achicar todo lo posible la elección para ganar con el aparato que pueda comprar.

A pesar de negarlo en un comunicado, Ibarra y Macri pidieron suspender las elecciones si no se daban de baja 12.900 socios que objetan su legitimidad. Así lo expuso el abogado del club, Walter Krieger, a través de una conferencia (https://www.youtube.com/watch?v=5j0ca2HkaWQ) en la que mostró el pedido de intervención de la Justicia firmado por la lista opositora. Los representantes del club fueron claros al explicar que los procedimientos que la oposición exige para que se vote requieren tiempos que vuelven imposible la elección este año. 

El objetivo es dilatar, cercenando el derecho de los socios, para que la nueva IGJ deje al club acéfalo cuando venza la actual gestión y proceda a intervenirlo. Así lo dejó entrever el propio Ibarra en una entrevista en ESPN este viernes, cuando dijo: “la Justicia va a definir, hay temas delicados, si empiezan a comprar cualquier cosa, endeudan al club, es parte de lo que la Justicia definirá”. La declaración fue la respuesta a una pregunta sobre cómo se nombraría el próximo DT si no se hacen las elecciones. No hay lugar a dobles interpretaciones: Macri no dejará que Boca siga adelante hasta una nueva fecha electoral si es que el caso se judicializa.

A esta situación se llegó con un hostigamiento judicial que arrancó en febrero con la suspensión de la tercer bandeja sur a horas de un partido de local, e incluyó otras suspensiones y clausuras del estadio no fundamentadas; el cierre de las calles aledañas a la Bombonera en los días de partido para evitar las previas; allanamientos en el club en agosto y noviembre; el secuestro cuasi ilegal del teléfono al hermano de Riquelme en la vía pública; el aplazo de un día de las elecciones por una denuncia por discriminación de cinco miembros de la comunidad judía, de los cuales tres afirmaron no haber firmado el documento; y la reciente cautelar firmada a la 1:40 de la mañana por la jueza Alejandra Abrevaya, hermana de Sergio, presidente del partido GEN e integrante junto a Macri de Juntos por el Cambio. Al funcionamiento full casta hay que agregar un dato de color: la jueza tuvo que borrar su cuenta de Twitter luego del fallo, porque se destapó la olla de que estaba plagado de posteos políticos en contra del gobierno del FdT.

La cautelar dictada por Abrevaya está plagada de irregularidades. Juzgó sospechoso el pasaje de socios adherentes a activos argumentando que muchas de las fechas de esas gestiones eran sábados, pero cometió el error de mirar el calendario 2023 cuando hablaba del 2021: todos los días mencionados fueron en realidad jueves. Además, Boca objeta que la denuncia a la que hace lugar la jueza se basa en testimonios que no fueron puestos en conocimiento del club. Es decir, sólo la jueza sabe lo que dijeron los testigos y nunca entregó al club una copia de las declaraciones. Por otro lado, dos de esos testigos se presentaron voluntariamente al juzgado, sin audiencia previa, y se les tomó testimonios en los que se fundó la cautelar pero que Boca no puede siquiera revisar.

El club también argumenta que en realidad sólo 3786 socios se incorporaron desde 2020 a 2021 con el procedimiento que cuestiona la oposición. De los 13.000 que buscan impugnar Macri e Ibarra, 4180 fueron pasados a activos por la dirigencia anterior de Angelici, muchos de ellos en el mismo día en que se anotaron como adherentes. Otro porcentaje son socios menores que no votan y fallecidos. 

Independientemente de la cantidad, la dirigencia de Boca quiere que todos los socios voten, y propusieron una urna separada para todo el padrón que objeta la oposición, que rechazó la propuesta. Los argumentos del club tienen que ver con el estatuto. Por un lado, el artículo quinto del Reglamento para la Inscripción de Socios, votado por la Comisión Directiva del 12 de junio del 2019, gestión Angelici, faculta a la CD para “incorporar socios en sus distintas categorías en forma directa, sobre la base de amplias consultas a los distintos sectores del quehacer del club”. 

Es decir, Boca no violó su estatuto en la designación de nuevos socios activos, ya que no existe un reglamento más preciso en el que se detalle cómo se pasan los adherentes a activos. Y no sólo eso. Durante los dos mandatos de Angelici se hicieron 51.473 nuevos socios activos con los mismos procedimientos que ahora se pretenden impugnar.

Por otro lado, un socio de Boca o de cualquier otro club tiene derechos como tal, que no pueden ser desconocidos. Por estatuto, luego de un año de transcurrida su alta y si no recibió objeciones en la misma, un socio activo de Boca ya adquiere plenos derechos. Para votar, debe tener dos años o más de antigüedad. En ese sentido, el plazo para objetar a los socios hechos en 2021 ya venció, e impedirles votar va en contra del estatuto del club, además de ser una imposición absolutamente antidemocrática. 

La actual dirigencia del club objetó la composición de los padrones de 2015 y 2019 bajo la gestión macrista de Angelici, aunque sin el éxito que hoy obtiene el ex presidente. Los planteos fueron ante la IGJ, que determinó que no podía cercenar el derecho a voto a los socios. La denuncia de Macri e Ibarra fue directamente ante un tribunal, porque su objetivo real era distinto: evitar que se vote.

Fotos: Nicolás Cardello

EL AMOR POPULAR NO SE COMPRA NI SE INTERVIENE

Macri juega con las armas que tiene para compensar las que no tiene. El manejo de la Justicia y los medios de comunicación son sus especialidades para enfrentarse a líderes e ídolos populares que se apoyan en el amor de su pueblo. Riquelme lo entiende a la perfección, y se respalda en el pueblo xeneize que ya dio sobradas muestras de estar dispuesto a bancarlo en la cruzada. Mientras Macri se pasea por sus canales lacayos, Riquelme se mezcla entre la multitud en la Bombonera o se queda hasta la madrugada en un stream, tomando mate y hablando en un lenguaje popular que el ex presidente no podría ni imitar. 

Riquelme confía en el pueblo que Macri desprecia. En 2019, las elecciones se demoraron casi dos horas en iniciar y resultaron un caos por la pésima disposición de las instalaciones. El objetivo de Angelici era que votaran pocos socios y ganar con su aparato. Riquelme invirtió 360 mil dólares en preparar la Bombonera para que miles de socios la pisen por primera y quizás única vez, volviendo una fiesta el ejercicio del derecho básico en toda organización social democrática. Las diferencias entre un modelo y el otro son abismales y están cada vez más a la vista. La pregunta es si la legitimidad popular y democrática será suficiente para ponerle un freno a la ambición descontrolada de la casta.

El estado de situación actual es que Boca apeló la decisión de la jueza Abrevaya. Si la Cámara revoca la decisión de Abrevaya antes del viernes 15, podría haber elecciones el domingo 17. Pero los tiempos dan muy justos y ello requeriría una premura por parte de los actores judiciales, que claramente se muestran alineados a la estrategia dilatoria de Macri. 

El 17 es el último día del año en que se podría votar. Si no sucede, comenzará la estrategia del pedido de intervención por parte de Macri e Ibarra, que cuestionarán cada decisión de la dirigencia del club y meterán todas las trabas judiciales posibles. La definición de Macri está a la vista y a todas luces: tomar el club por asalto, llevándose puesto a Riquelme y a todo Boca.

El domingo, socios e hinchas realizaron un masivo banderazo para reclamar por su derecho a votar y en defensa del club. Sin medios de comunicación afines, sin el poder económico detrás, sin una justicia adicta y a medida, sin todas las palancas del poder tradicional, el ídolo máximo caminó las calles de La Boca con su pueblo peregrinando junto él, en un acto de amor popular que sólo la pasión del fútbol puede conseguir. Ese amor que hoy corre el riesgo de caer en manos de quienes no lo entienden y lo desprecian, pero quieren gobernarlo por ambición de negocios y poder.

La casta contra Boca, Boca contra la casta. Una batalla cultural de todos los tiempos. El resultado del partido marcará, para bien o para mal, el futuro de muchas de las luchas por la defensa de derechos y la democracia que sobrevendrán en los próximos años.

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