«Milei quiere una Argentina primarizada y para eso no necesitás un sistema de ciencia»

👩‍🔬 El ex ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva analiza el impacto de la Ley Ómnibus sobre el sistema de investigación, critica el discurso anti-ciencia de los libertarios y denuncia los despidos en el CONICET.

En el marco del ajuste de Javier Milei y al calor del debate de la Ley Omnibus, en el día de ayer se conoció el despido de 48 trabajadores de la ciencia que cumplían tareas en el CONICET. Roberto Salvarezza, ex Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, hablo con Más Temprano que Tarde (AM530) sobre la situación del sector científico, las condiciones de trabajo de becarios e investigadores y el aporte de la ciencia nacional al desarrollo económico y productivo.

¿Cuál es la situación de los trabajadores del CONICET y qué se sabe de los despidos?

Es un tema complejo, venimos de unos meses donde el sistema de ciencia viene cuestionado por las actuales autoridades. Lo que era preocupación hoy es una realidad que se refleja en dos temas mayores: por un lado, no se ha podido completar el anuncio de las 1600 becas que iba a dar el CONICET, lo que implica que 1600 jóvenes argentinos brillantes y que habían sido elegidos con criterios internacionales para proyectarse como investigadores, no van a ingresar por ahora porque no hay presupuesto. Y el segundo tema es el despido de los administrativos. El CONICET tiene una planta de 11 mil investigadores, 12 mil becarios, 3 mil técnicos y una planta muy pequeña de administrativos, unos 2600 que siempre estuvieron en el límite para que el funcionamiento del organismo pudiera ser real. Ahora el Gobierno decidió suprimir contratos que tenía con estos trabajadores. Son 50 despidos de personas nombradas recientemente, pero la amenaza es sobre una población de más de 1100 administrativos que tienen contrato vigente solo hasta marzo. Se concretan las amenazas sobre un sistema de ciencia que todos los argentinos sabemos que funciona bien.

Como investigador, intelectual y hombre de ciencia, ¿qué te pasa cuando escuchás un presidente anti-científico? Javier Milei habló en Davos contra la brecha de género o el calentamiento global, dos fenómenos ampliamente probados por miles de investigaciones.

Es un aspecto muy interesante para caracterizar lo que piensa el Presidente. Milei se identifica con los países más desarrollados, Estados Unidos o Israel. Pero si mirara lo que hacen en ciencia se daría cuenta que Argentina necesita más ciencia y no menos ciencia. Hoy en día Argentina tiene 3 investigadores cada mil habitantes, Estados Unidos tiene 9 e Israel tiene 12. Muestra claramente que los países más desarrollados crecen en base a su tecnología, su ciencia, su investigación, el desarrollo de sus empresas. Acá el Presidente marcha en la dirección opuesta. Esto tiene raíces muy profundas: Milei piensa que la Argentina tiene que tener una economía primaria, basada en la explotación de los recursos naturales, que no debería tener industria. Y cuando hablás de industria y de bienes manufacturados, hablás de valor agregado y ese valor agregado los hacen los sistemas de ciencia. Si vos mirás una Argentina primaria, no necesitás un sistema de ciencia. No vamos a una economía desarrollada, sino neocolonial.

Hay una falsa idea de que el CONICET solo se vincula con el sector público. ¿Cuál es la relación entre investigación científica, producción y sector privado?

En la ciencia argentina hay numerosos ejemplos. El caso que todos conocemos es el de INVAP, que vende reactores nucleares en Europa y en los cinco continentes. Es una empresa que, en base a desarrollo tecnológico, ha logrado penetrar en los mercados mundiales con venta de reactores y radioisótopos en medicina. Podemos hablar de la CONAE, que ha logrado tener satélites de comunicación pero también de observación. Podemos hablar de biotecnología, donde las investigaciones del CONICET han permitido que BIOCERES cotice en la Bolsa de Nueva York con semillas propias o de la pandemia, donde los investigadores del CONICET y Pymes nacionales desarrollaron elementos de protección como barbijos. Hay múltiples ejemplos de vinculación entre la ciencia argentina y el mundo productivo. Había una conciencia importante de que la ciencia debía impactar en el mundo productivo. Por eso, durante mi gestión en el Ministerio logramos que todo el arco político apoyara la Ley de Financiamiento de la Ciencia. Pero ahora resulta imperioso que los legisladores miren con mucho cuidado la Ley Ómnibus, que tiene caballos de Troya que van a afectar a todo el sistema de ciencia.

¿Cuál sería el impacto de la Ley Ómnibus sobre el sistema científico y de investigación argentino?

No solo está la privatización de las empresas del Estado que son las que llevan a la práctica los desarrollos de la investigación nacional, sino que lo más importante es el artículo 6 donde se habla de la intervención de organismos descentralizados y que los interventores podrían decidir despidos, relocalizar al personal y destinar fondos que son otorgados por ley a otras funciones. Si se realiza en el CONICET, el INTA, el INTI y otros organismos descentralizados. Esto no debería colar en una ley que ha suscitado el rechazo de la mayoría de los sectores socioeconómicos.

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