EE.UU.: el revival Biden-Trump y la posibilidad de que el vencedor sea un antiguo vencido

🇺🇸 El martes 5 de noviembre, como cada 4 años, se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Una elección que despierta grandes incertidumbres en la región, en el mundo y en la propia contienda electoral.

En primer lugar, refresquemos una suerte de ayuda memoria electoral, para luego meternos de lleno en las implicancias de la misma. Hemos llegado hasta aquí con un grado de incertidumbre muy alto, ya que nos encontramos frente a un escenario muy polarizado y poco convencional en que dos candidatos – como Biden y Trump – ya se han medido electoralmente en el año 2020 configurando aquella como la primera vez en mucho tiempo en que un presidente (George Bush, 1992) perdió su reelección. Ese momento histórico nos da el pie para pensar hoy en día en preguntas como: ¿Qué sucedería si Biden no puede reelegir?¿Y si el vencedor es un antiguo vencido?

Es claro y visible que el mecanismo electoral contribuye por sí mismo a este clima de incertidumbre, dado que el colegio electoral permite que un candidato con menor cantidad de votos en las elección general se consagre en la contienda (Caso Trump, 2016) Así también la no obligatoriedad del voto, es decir el grueso de la elección se define según la capacidad de ambos candidatos en movilizar o no al electorado.

Ahora bien, la nueva pregunta que nos hacemos es: ¿Cuál va ser el gran eje de discusión que movilice a los electores el próximo 5 de noviembre? Durante el 2016, el foco se centró en las fuertes corrientes migratorias latinoamericanas que ingresaron al país, mientras que en el 2020 se cuestionó el manejo de la pandemia y la guerra comercial con China. Hoy en día, si bien aún hay que esperar hasta tanto sea el momento para que se desarrollen los comicios, podemos vaticinar que el foco va estar centrado principalmente en el complejo militar, la inversión que se lleva a cabo en la misiones de la OTAN y las posiciones que se tomen frente a estos conflictos. 

Vale la pena recordar que hay una numerosa cantidad de estudios que demuestran que el electorado estadounidense es proclive a movilizarse y mantenerse aún más informado en tiempos de guerra. Es así que los conflictos de escala militar en la región de Donbass (Ucrania) y de Medio Oriente con la Franja de Gaza parecen ser la piedra angular de esta elección y a priori parece no ser una noción que favorezca al Partido Demócrata ya que el primer mandatario recibe todo tipo de críticas tanto por izquierda como por derecha. De este modo, los más progresistas de su partido como de la sociedad en general le recriminan la apertura de dos conflictos que se llevan a diario miles de vidas mientras que los estadounidenses más conservadores -en una suerte de revival de “América para los americanos”- están en desacuerdo con la gran carga impositiva que reviste la fuerte inversión en el complejo militar.

Es tal la complejidad geopolítica y su gran implicación interna en los resultados electorales que los Estados Unidos se vieron forzados a abstenerse en la votación por la petición del “cese de fuego inmediato en Gaza” en el consejo multilateral de seguridad en la ONU, luego de la decidida intervención del ejército israeli en el territorio, logrando así un hecho histórico. Por lo que no podríamos decir a ciencia cierta que la gestión de Biden precisamente se preocupe por los derechos humanos vulnerados en Medio Oriente, pero sí que su posicionamiento será relevante de cara a las próximas elecciones y que todo el electorado estadounidense estará pendiente de cada uno de sus movimientos.

Por otro lado Trump o el Partido Republicano no se perciben ni son percibidos como pacifistas desde la primera hora ni mucho menos, pero sí corre una suerte de reconocimiento del periodo 2016-2020 como un periodo sin nuevos conflictos bélicos y con el recuerdo de la orden de retirada de tropas militares en Afganistán, lo que que coloca al candidato al menos como una figura contraria a los intereses del complejo militar estadounidense. 

¿Qué nos queda a lxs Latinxs?

Por lo mencionado anteriormente, queda claro que Latinoamérica no resulta un foco de atención para la región, aunque sí reconocemos dos mandatarios que apoyan en toda oportunidad la candidatura de Trump. Estos son el caso de nuestro presidente Javier Milei y Nayib Bukele, presidente del Salvador. Ambos participaron como oradores en la CPAC (Conferencia de Acción Política Conservadora). A su vez, el nuevo mandatario será testigo desde la cúspide del poder de la renovación del Secretario General de las Naciones Unidas. El mismo abre la salida de Luis Almagro, recordado por las llamativas ausencias en las masivas protestas del 2019 en Chile, del 2021 en Colombia y del 2022 en Ecuador, sumado a un insólito aval del Golpe de Estado en Bolivia durante el 2019. Veremos cuál será entonces el rol que ocupará la oficina oval en la nueva designación de ese cargo.

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