La Legislatura porteña autorizó ayer a Horacio Rodríguez Larreta para que la Ciudad de Buenos Aires pueda adquirir por su cuenta vacunas contra el Covid-19. La principal novedad en ese sentido fue que el Jefe de Gobierno cedió a las presiones de su propio espacio político y finalmente eliminó la llamada «cláusula de negligencia» en un futuro acuerdo relacionado con la compra de vacunas, por el cual ya no se podrá cuestionar la conducta negligente de las farmacéuticas entre las causales de eventuales reclamos indemnizatorios frente a alguna falla. Esta decisión del Gobierno porteño fue interpretada como un guiño al laboratorio Pfizer, luego de que en un primer momento Larreta incluyera la palabra «negligencia» en el proyecto de ley a pesar de que Juntos por el Cambio propuso en la Cámara de Diputados eliminar este término que operaría como traba para avanzar en las negociaciones con la farmacéutica estadounidense.
El proyecto contó con el respaldo del Frente de Todos, con lo cual 53 legisladores votaron a favor -ninguno en contra- y hubo 4 abstenciones del Frente de Izquierda y Autodeterminación y Libertad. Las principales críticas a la iniciativa del Ejecutivo porteño provinieron precisamente de este último sector, basadas en la repentina eliminación de las cláusulas que «molestaban» a Pfizer. «Se acaba de votar en la Legislatura de la Ciudad una ley para comprar vacunas que es la primera en incluir la «cláusula Pfizer»: inmunidad total aún en casos de fraude o negligencia del laboratorio, y confidencialidad absoluta también de las tratativas previas», expresó la legisladora Myriam Bregman (PTS-Frente de Izquierda) a través de su cuenta de Twitter, quien ayer abandonó su banca por el acuerdo de rotación del Frente de Izquierda.
Además de la eliminación de la polémica frase que enumeraba las excepciones, la autorización lograda por el GCBA tiene otras particularidades: por un lado, Larreta podrá iniciar negociaciones y celebrar los contratos -incluso en moneda extranjera- previo informe fundado de la autoridad sanitaria local; por el otro, el Gobierno porteño podrá adquirir dosis de vacunas sin necesidad de revelar «las cláusulas o acuerdos de confidencialidad», que quedan exceptuados «del deber de divulgación». En cuanto a la celebración de los contratos, están garantizadas las condiciones de indemnidad patrimonial respecto de reclamaciones pecuniarias con y en favor de quienes participen en la investigación, desarrollo, fabricación, provisión y suministro de las vacunas.
Durante la sesión se dispuso además la creación de una Comisión Especial para el seguimiento de los acuerdos aprobados, por la cual el Ejecutivo deberá informar cada 30 días sobre toda adquisición, entrega y distribución territorial de las vacunas. En principio el oficialismo pretendía que la Comisión recibiera información cada 60 días, pero tras una propuesta de la legisladora María Rosa Muiños (Frente de Todos) se logró la modificación del artículo 6.
Desde el Frente de Todos, a diferencia del FIT, tuvieron una posición más complaciente y respaldaron el proyecto en general. «Acompañamos la iniciativa porque estamos seguros que, cuando se trata de la salud y la vida, sumar esfuerzos siempre es el camino correcto», sostuvo la legisladora Claudia Neira. Por su parte, Javier Andrade destacó los niveles de vacunación que está teniendo el país: «Celebramos la posibilidad que la Ciudad de Buenos Aires, así como el resto de los distritos del país, pueda avanzar en las negociaciones para realizar la compra de más vacunas para todos los argentinos y argentinas. Hoy la Argentina está tercero en Latinoamérica en cantidad de dosis aplicadas respecto a la población total, mientras que la Ciudad es uno de los distritos mejor posicionados».
La eliminación de la cláusula de negligencia por parte de Larreta se dio en un contexto muy particular, puesto que diputados y diputadas del Pro presentaron esta semana un proyecto de ley para eliminar de la ley de vacunas la palabra «negligencia» y de esta forma destrabar la negociación con Pfizer. En una pulseada que parecería no tener fin entre Nación y Ciudad a pocos meses de las elecciones legislativas, el Jefe de Gobierno sabe a la perfección que conseguir las vacunas preferidas de su espacio político significaría un enorme trampolín para una futura candidatura presidencial. No será una tarea fácil -debido a la reticencia de las grandes compañías para negociar con Estados provinciales-, pero desde ahora el camino está más allanado para lograr dicho objetivo.
