En lo que será sin lugar a dudas una de las bombas políticas del año, Juan Román Riquelme decidió sumarse como candidato a vicepresidente segundo por la fórmula opositora que encabezan Jorge Amor Ameal y Mario Pergolini con el objetivo de destronar al macrismo en Boca Juniors. Lo hizo ni más ni menos que en el último día para el plazo del cierre de listas, lo cual dejó profundamente descolocado al oficialismo comandado por Daniel Angelici y Christian Gribaudo.
Dos semanas atrás, Riquelme había convocado a la unidad de todas las listas de cara a las elecciones. Esto había envalentonado a Angelici, quien enmarcó dichas declaraciones en modo de apoyo implícito hacia su gestión y más adelante mantuvo charlas en buenos términos con el ídolo bostero. Sin embargo, la acción terminó siendo una jugada de pizarrón para distraer. El 10 logró cambiar en cuestión de minutos el escenario político y pone en serio peligro la hegemonía macrista en Boca Juniors después de casi 25 años. Ahora tendrá la oportunidad de ser no solamente el gran elector, sino también el principal protagonista de la contienda del domingo 8 de diciembre.
Además de Angelici y Gribaudo -candidato a presidente-, otro actor (cuasi)externo ya acusa recibo del duro golpe: Mauricio Macri. El Presidente saliente jamás dejó de lado el club de sus amores durante estos últimos cuatro años y, conociendo mejor que nadie la relevancia de esta institución como gran trampolín de su carrera política, una vez consumada su dura derrota en las PASO hasta llegó a especular con presentarse en la elección del club de la Ribera. En lo que será recordado como el peor año de su vida queda muy cerca de perder su gran bastión de poder político, fuente de recursos económicos y capital simbólico de su militancia, que con esta triple derrota anual -Nación, Provincia de Buenos Aires y Boca- podría entenderse en clave de espiral de una lenta decadencia.
Ahora la ecuación es bastante sencilla: antes de esta postulación, Riquelme ya era favorito en todos los sondeos y tenía la capacidad de apuntalar a cualquier candidato al que decidiese acompañar. Es decir, si Jorge Amor Ameal sacó casi 31% de los votos cuatro años atrás, ahora se ve notoriamente fortalecido por el acompañamiento de Román. Ameal tiene la ventaja de conocer el club por dentro (lo presidió entre los años 2008 y 2011, tras el fallecimiento de Pedro Pompilio), pero además logró posicionarse como un fiel exponente del antimacrismo bostero y de la filosofía de una institución que busca recuperar su identidad más enraizada en lo popular, como supo ser Boca antes de la llegada de Macri en el año 1995.
Riquelme rió último. Y ríe mejor. Para el macrismo, en cambio, hay aroma a despedida.
