El fútbol masculino, un poco más cerca de salir del closet

A pesar de que la homosexualidad continúa siendo un tema tabú en este ámbito, diferentes voces desafían a la masculinidad hegemónica y muestran que es posible incomodar a los "cavernícolas". La dificultad de expresar la orientación sexual en el fútbol y la importancia de avanzar en políticas de género.

La homosexualidad continúa siendo un tema tabú en el ámbito del fútbol profesional masculino. Esto ocurre a 30 años de que el jugador británico Justin Fashanu fuera el primero en declarar abiertamente su condición sexual en una entrevista para el diario sensacionalista The Sun. Las posteriores amenazas y el rechazo de su familia lo llevaron al suicidio en el año 1998. De allí en más, fueron muy pocos los que se animaron a declarar su orientación e incluso más de uno esperó hasta el retiro futbolístico para anunciar su salida del closet.

Diferentes estudios afirman que la masculinidad hegemónica es uno de los aspectos en los que nos debemos centrar para poder entender por qué este tema casi no sale a la luz en el ámbito del fútbol, puesto que esta configuración ha construido y perpetuado una serie de estereotipos que en parte están vinculados a la práctica deportiva. Messner (1992), por ejemplo, señala que este tipo de masculinidad se construye colectivamente a través de la denigración de la homosexualidad y la feminidad, como aspectos anti-masculinos.

Si bien la concepción señalada sigue más que presente, los avances políticos marcados por la fuerte presencia de los colectivos LGBT y distintas leyes de avanzada en nuestro país a lo largo de la última década -junto a algunos hitos como la incipiente profesionalización del fútbol femenino- motivaron el advenimiento de un carácter más aperturista en uno de los reductos machistas fuertemente reticentes a la diversidad. A finales de 2018, Matías «Monito» Vargas -en ese momento jugador de Vélez Sarsfield y una de las figuras de la Superliga- rompió el hielo en una entrevista: «¿Qué me pasa si me entero que hay un jugador homosexual en el plantel? Nada, ¿qué me va a pasar? Pero sí sé que él va a tener que sufrir todo lo que tenga que sufrir. El vestuario va a pensar que se lo quiere coger, es así. (…) Yo ayudaría a ese compañero, ¿por qué no? Uno de mis mejores amigos de la infancia es homosexual y yo estuve en toda su etapa de aceptación, sé lo que es el sufrimiento que viven, qué es lo que pasa a todos cuando uno quiere algo y no es la media».

2020, pandemia y sana «incomodidad» en la TV

En el programa «90 minutos de fútbol», cuyos panelistas son todos hombres, el ex futbolista Sebastián Domínguez se refirió hace dos semanas al tema de la homosexualidad en el fútbol. «Es un problema no poder interpretarlo, entenderlo y aceptarlo. Es una deuda grande que tenemos los futbolistas porque no estamos viendo lo que pasa en el mundo si seguimos pensando que si sos trolo no podés jugar al fútbol», sostuvo el ahora comentarista deportivo frente al incómodo silencio de sus colegas, entre los que se encontraban Sebastián Vignolo y Oscar Ruggeri. Domínguez utilizó el término «cavernícola» para definir el lugar donde se encuentra parado el mundo del fútbol frente a los avances sociales.

En el programa «90 minutos» (ESPN), el ex futbolista Sebastián Domínguez abrió el debate sobre la homosexualidad en el fútbol.

«Hay muchos temas que se silencian en el fútbol dando lugar a que no aparezcan otros discursos. Me da bronca que algo simple pero tan importante como la libertad sexual sea un tema tabú. Es absurdo en esta época juzgar a alguien por qué desea a quién quiere desear. Junto al automovilismo, el fútbol es el ámbito más machista que existe. La cultura del aguante está sostenida sobre la masculinidad y en el hecho de ejercer más poder sometiendo al otro», opina en diálogo con El Grito del Sur Ignacio Bogino, actual defensor de Brown de Adrogué y miembro de una camada futbolística comprometida con las causas sociales de la cual forman parte también Nahuel Guzmán y Leonardo Di Lorenzo, entre otros.

«No hay lugar para expresarse»

El delantero francés Olivier Giroud planteó hace dos años que «es imposible declararse homosexual en el fútbol». No fue una declaración negacionista del tema, sino que lo dijo con preocupación por el hecho de que el deporte en general -y el fútbol en particular- funciona como una burbuja que excluye a las orientaciones sexuales disidentes. Entonces el dilema es el siguiente: ¿cómo romper con la represión interna de muchos futbolistas por miedo a sufrir el rechazo de una parte de la comunidad futbolística en caso de declararse homosexuales?

Bogino, quien pasó por diferentes clubes del país y lleva más de una década como futbolista profesional, plantea que en el fútbol «no hay lugar para expresarse. Uno quiere pertenecer y estar tranquilo en el lugar donde se desenvuelve. No conocí a nadie que haya declarado su homosexualidad en el fútbol. El problema es que no se da el lugar para realizar este tipo de declaraciones, te van cerrando las puertas. O lo ocultas o no estás».

En un gesto todavía poco imaginable en Argentina, la Premier League lanzó en el año 2018 la campaña Stonewall para apoyar a todas las personas LGBT en el fútbol y más allá. Esta iniciativa consistió en una bandera de campo Rainbow Laces a medida, un pedestal de pelota, un tablero de apretón de manos y un tablero de suplentes. También los brazaletes y cordones de capitán de Rainbow estuvieron disponibles para los jugadores y los canales de redes sociales de la liga inglesa contaron con un logotipo arcoíris promoviendo así los mensajes de la campaña.

La importancia de unificar fútbol y género

En esta línea de avance se inscribe la Ley Micaela de capacitación en género, que deberá aplicarse a las autoridades y personal de las entidades deportivas de la Provincia de Buenos Aires según lo estableció en septiembre pasado una ley sancionada en la Cámara de Senadores. Quienes tomaron la delantera hasta el momento -entre las instituciones más reconocidas- fueron Quilmes y Ferro (este último en la Ciudad de Buenos Aires), que buscan incorporar la perspectiva de género en todas las acciones que llevan adelante y generar espacios deportivos libres de discriminación y violencia por motivos de género.

«Falta capacitación, desde los dirigentes hasta los jugadores de las inferiores -señala Ignacio Bogino-. Hablar de la educación sexual en el fútbol lograría no tener que expulsar a ninguna persona sin decírselo, porque este tipo de símbolos están funcionando todo el tiempo. Ésta es la forma en la que funciona el vestuario desde las inferiores. En vez de ser un lugar de contención, el vestuario funciona con algunos códigos que provocan la expulsión del diferente».

El futbolista de Almirante Brown habla desde su vasta experiencia en el ámbito futbolístico y remarca la importancia de la «formación en inferiores» y la «capacitación de los dirigentes». «Los clubes deben invertir en formar a los jugadores en todos los aspectos. Al jugador se lo debe proveer de la mayor cantidad de herramientas y una es el respeto hacia la diversidad sexual de un compañero. También es importante ir generando conciencia a través de referentes que se comprometan así se le va sacando el peso a este tema. Otra manera de formar también es capacitando a los dirigentes para que éstos empiecen a bajar otros mensajes. Cuando la sociedad termine de naturalizar esta cuestión, seguramente el fútbol sea el último lugar al que van a llegar estos avances», concluye Ignacio Bogino.

 

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Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.