Volver a casa

🤕El Gobierno se plantea una cuarentena estricta, pero sin tocar la presencialidad ni comprometer la economía. Docentes porteños pararon hoy por la suba de casos. La Provincia pide cerrar; la Ciudad resiste.

La decisión está tomada. El Gobierno transpira extraoficialmente por todos sus poros (ministros, secretarios, funcionarios en general) que se viene el encierro. Según fuentes de la cartera de Salud consultadas por El Grito del Sur, la nueva cuarentena está al caer y empezaría a regir a partir de este viernes o el próximo lunes a más tardar. Lo que resta definir es el grado de las restricciones y su duración: si lisa y llanamente el AMBA y algunas ciudades importantes del interior vuelven a Fase 1 o se dará una suerte de nuevo protocolo de convivencia donde se aplique el encierro máximo en horarios y para actividades específicas, lo que permitiría a su vez no comprometer a otras que aún se consideran esenciales. En el diseño de esa sintonía fina tercian la nula voluntad de la Rosada de pagar el costo político de suspender la presencialidad en las escuelas en el AMBA y hasta qué punto la calculadora macroeconómica aguanta nuevas erogaciones del tesoro para asistir desde el Estado a los sectores de la economía que podrían verse afectados, en un contexto poco y nada alentador, con más de la mitad de la población bajo la línea de pobreza.

Ese combo es un dolor de cabeza para una sociedad tan hastiada de la pandemia como asustada, y aún más para un Gobierno que tiene a su vértice, el Presidente de la Nación, aislado y aún cursando la enfermedad. La última vez que Alberto Fernández habló públicamente, la semana pasada, para anunciar restricciones de circulación nocturna y en el transporte público, los casos diarios habían superado tímidamente la cifra de los 20 mil. Ayer fue de 27 mil, récord absoluto.  «La situación es delicada, estamos preocupados», reconoció esta mañana la ministra de Salud, Carla Vizzotti. En conferencia de prensa, Vizzotti pidió «postergar toda actividad que no sea prioritaria» y lanzó una primera definición que a priori puede dar una señal de lo que se viene. Entre lo «prioritario» destacó «ir a trabajar» y «llevar los chicos a la escuela». Todo lo demás, a juzgar por el énfasis que puso, será alcanzado por las nuevas restricciones.

En ese contexto, hoy comenzó un paro docente en la Ciudad de Buenos Aires para exigir la vuelta a la virtualidad. Según afirmó el gremio mayoritario UTE, el acatamiento fue del 90 por ciento. También pararon Ademys, Amet y Camyp, por lo que hay un consenso extendido en la comunidad educativa de resguardarse ante la impiedad de la segunda ola. Los gremios, incluso, no dudan en señalar la coincidencia temporal entre la vuelta a las aulas y el nuevo pico de contagios. Hasta ahora se cuentan tres muertos: un docente de Lugano, un auxiliar y un estudiante de 22 años que cursaba el segundo año del Bachillerato de Orientación Artística Antonio Berni. “Son 5.006 docentes, personal no docente y estudiantes contagiados en CABA. 313 casos positivos de la comunidad educativa por día desde el 17 de marzo al 12 de abril”, especificó el secretario general de UTE, Eduardo López.

El ministro de Educación, Nicolás Trotta, descartó esta mañana que las escuelas en sí mismas sean un foco de contagio, lo que abre otro conflicto. Si bien afirmó que «hay que hacer todo lo posible» para que las escuelas sigan abiertas, reconoció que -a fin de cuentas- las nuevas medidas que están al caer y que restringirán la circulación terminarán de alguna forma u otra mermando fuertemente la posibilidad de que las escuelas, por más abiertas que estén, puedan recibir alumnos y docentes.

Así las cosas, el problema está puesto, ahora, en dos índices preocupantes. El primero: según la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, la ocupación de camas UTI en el AMBA es del 94 por ciento. El colapso dejó de ser un fantasma para acercarse más a la realidad. Del relevamiento participaron 53 hospitales y clínicas públicas y privadas. El 57 por ciento de las camas tienen pacientes de Covid, y el resto están ocupadas por otras complicaciones de salud habituales. Los datos son del lunes: con la curva de la pandemia en ascenso, el problema puede tomar dimensiones políticas: desde el primer día, el Gobierno justifica cada una de sus medidas sanitarias en la necesidad de que el sistema tenga los tiempos y la capacidad de atender a todos y todas, sin exclusiones. Romper ese pacto con la sociedad podría traer otro tipo de consecuencias, sobre todo en un año electoral.

El segundo índice que preocupa es el de la vacunación: «Sigue vigente la escasez global de vacunas», advirtió Vizzotti esta mañana. Según datos oficiales, ya se aplicaron 5 millones 300 mil vacunas. 950 mil durante la última semana. Quedan poco más de un millón de dosis sin aplicar, que al ritmo actual alcanzarían para otros siete días. Hay riesgo que desde entonces, como aclaró la ministra, se sume un nuevo trastorno que también pega en la línea de flotación oficial sobre cómo se afronta la pandemia.

Para colmo, hay un tercer elemento que no se puede soslayar: las imágenes de los trenes abarrotados de gente en el AMBA dan cuenta de las dificultades que tienen los distintos gobiernos para controlar la circulación y el incumplimiento de los protocolos. Las primeras alarmas surgieron el mismo lunes, primera mañana de entrada en vigencia de las restricciones anunciadas la semana pasada por el Presidente, que parecían no haber existido nunca.

Además, las diferencias de criterio en la Gobernación bonaerense y el Ejecutivo porteño suman otra dificultad. El lunes, Vizzotti recibió a sus pares Daniel Gollán (Provincia) y Fernán Quirós (Ciudad). Hubo diferencias: el propio gobernador Axel Kicillof viene sosteniendo públicamente que «hay que cerrar todo» y que si bien apoyaron las restricciones de la semana pasada, «resultaron insuficientes». El vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, lo contradijo. “La decisión que tomaste el viernes, si todos cumplimos, no la podés cambiar el lunes”, sostuvo.

Los contrapuntos, además, están centrados en qué tipo de cuarentena se viene. La discusión llega incluso a los propios equipos asesores en materia sanitaria. Hasta ahora, el único consenso es cerrar todo menos el trabajo y la escuela. Habrá que esperar una definición pronta en los Boletines Oficiales. Mientras tanto, lo único vigente es una interpelación a la población de «cuidarse» y mucho ruido puertas adentro de quienes están frente a una decisión que puede marcar el devenir de este 2021, tan horripilante como el 2020.


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El Grito del Sur

El Grito del Sur es un medio popular de la Ciudad de Buenos Aires.
Fundado el 23 de septiembre de 2012 en el natalicio de Mariano Moreno.