Trabajadores de la salud: la primera línea en la pandemia

👩‍⚕️ Les trabajadores de la salud han estado en la primera línea desde que empezó la pandemia. Más de un año después, en el Día del trabajador y la trabajadora los relatos de cansancio, la falta de elementos y la exposición se repiten.

Desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, las y los trabajadores de la salud no han tenido descanso. Terapias al borde del colapso, largas filas de personas esperando para hisoparse, escasez de recursos e insumos, reclamos salariales, falta de descanso y vacaciones que terminan en el llamado burnout (agotamiento) y la exposición constante al coronavirus son solo algunos de los factores a los que se enfrentaron -y todavía enfrentan- médiques, enfermeres y todos los trabajadores del sector. En este Día Internacional de los Trabajadores, El Grito del Sur conversó con trabajadores y trabajadoras de la salud que cuentan cómo viven esta segunda ola.

“Estamos desbordados”, asegura Luis Campos, enfermero y delegado de la junta interna de ATE en el Hospital Garrahan. “Mis compañeros y yo estamos ansiosos, a veces desganados. Tenemos altibajos, más que nada, y a eso se le suman las bastardeadas de las autoridades, de las jefaturas, que hace que estemos mal”, lamenta y asegura que la situación sanitaria “es peor que el año pasado”.

“Nos noto a todos cansados -cuenta Ileana, que trabaja en un centro de diagnóstico por imágenes privado-. No solo es estresante usar el kit de seguridad, sino procurar desinfectar correctamente para que el paciente corra el menor riesgo posible, pero la empresa recortó el espacio entre los turnos y tenemos menos tiempo para hacer la limpieza. Solo le interesa producir y no le importamos los trabajadores ni los pacientes. Incluso al principio subestimaban el virus hasta que no les quedó otra que ir implementando todo lo que era necesario para cuidarnos”.

Gabriela es médica residente en el Hospital de Clínicas y, al igual que Luis, manifiesta que “estamos bastante cansados”. “A nosotros nos extendieron la residencia, que terminaba en mayo, hasta septiembre y a esto se le suma que uno ya viene cansado en general”, cuenta a este medio.

Luis explica que en el Garrahan “volvimos todos a trabajar”, incluso el personal que era población de riesgo, debido a que fueron vacunados contra el coronavirus. “Con la segunda dosis dijeron ‘bueno, listo, hay una burbuja propia del Garrahan entonces el que viene a trabajar no se puede contagiar’, pero es una mentira de la patronal -afirma el delegado de ATE-. La mayoría viene a trabajar en transporte público (donde se exponen al virus) y hay casos de compañeros que vacunados se han infectado igual”.

Lucía tiene más de dos horas de viaje desde su casa en zona sur para llegar a su trabajo en el Hospital Durand y otras dos de vuelta. “El tren siempre va lleno y, a pesar de usar la app ‘Reservá tu tren’, no se controla. En Constitución ni se fijan (si tenés el permiso de circulación en regla), podés llevar una foto de hace un mes. Solo una vez vi un control bien hecho en un colectivo y lo hizo Gendarmería”, cuenta.

Ella trabaja como enfermera hace años y dice que, a diferencia de lo que pasó al inicio de la pandemia, ya no faltan insumos para atender a los pacientes. “Era terrible el faltante de cosas, en muchos casos el barbijo N95 lo recibimos cerca de mayo. Este año hay disponibilidad”, asegura. Sin embargo, no sucede lo mismo con las condiciones edilicias. Según Lucía, hace años que el Durand tiene problemas en el suministro eléctrico y recién ahora la mitad del hospital volvió a tener agua caliente, aunque “dicen que eso se va a arreglar para la semana que viene”. 

“Sería bueno poder atender bien al paciente, darle comodidad y no tener que ir a buscar agua caliente a un dispenser para bañarlo, o poder ponerle calefacción o aire acondicionado. La falta de esas cosas hace que la gente se predisponga mal y ataquen a los que tienen más cerca. Porque no va a agarrarlo a Larreta o al director del hospital. Esas cosas a uno lo ponen un poco mal”, afirma.

En el Garrahan, Luis cuenta que es notoria la incidencia de nuevas cepas -como la de Manaos- y el crecimiento exponencial de los casos porque “en pediatría hace un par de semanas que las camas están desbordadas”. “Hay promedio 50 camas de covid y están todas ocupadas y, como es una internación conjunta (cuando se trata de niñes), se interna también al padre o madre. Ahora se abren dos salas más para internación de covid, con 16 camas en cada una”, explica.

Les entrevistades aseguran que la restricción de la circulación es una buena medida, en tanto se realicen los controles. “Mientras que los casos no bajen, no queda otra medida que limitar la circulación de gente”, lamenta Gabriela.

Asimismo, todos los trabajadores notan un descenso en la edad de los pacientes con coronavirus, tanto en los controles como en las internaciones. “Nosotros hacemos mucho seguimiento de los pacientes y tenemos cada vez más que no son población de riesgo y que quedaron con secuelas del tipo menor capacidad respiratoria. La edad promedio va entre los 40 y los 60 años”, afirma Ileana.

Para este Día de les Trabajadores, Lucía reivindica la lucha de les enfermeres para que finalmente se los categorize como profesionales de la salud. “Queremos ser considerados profesionales, como lo que somos. Nosotros también estudiamos una carrera, nos seguimos capacitando, preparando y nos pagan peor que a otros”, denuncia a la vez que destaca que su sector está “muy recargado de trabajo” y que “hay salas con 30 pacientes y solo tres o cuatro enfermeras”.

“Mi reclamo sería, como siempre, el salarial -dice Gabriela-. Los hospitales públicos están sostenidos por residentes que cobran sueldos bajísimos o concurrentes que no cobran, no tienen obra social y ningún tipo de cobertura. Y en el ámbito privado la gran mayoría de los médicos es monotributista. Entonces médico que se enferma y no trabaja, médico que no cobra. Sería bueno que eso cambie”.

Luis recuerda la lucha de los mártires de Chicago, “pioneros para poder conquistar las ocho horas laborales, ocho de ocio y ocho de descanso”. “Muchos trabajadores no lo tienen y por eso es importante reivindicarnos como trabajadores este día, en especial los trabajadores de la salud que estamos frente al virus y la pandemia”, concluye.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.