Voces migrantes sobre el estallido social colombiano

🇨🇴 En el marco de la continuidad de las protestas en Colombia, El Grito del Sur dialogó con migrantes de este país que hoy residen en Argentina sobre el impacto de las violaciones de derechos humanos en las formas de vida de sus compatriotas.

En la década de 1960, Argentina sólo contaba con alrededor de 2.000 colombianos residentes. En 1990, justo el año en que Argentina firmó la convención internacional sobre la protección de los derechos de todes les trabajadores migratorios y de sus familiares, se comienzan a evidenciar algunas corrientes migratorias [Colombianas] desde la región andina, principalmente hacia Argentina y Chile. No se puede entender la realidad migratoria sin pensarla desde una perspectiva de derechos, por eso es importante responder a muchas preguntas tales como: ¿Por qué migran? ¿Cómo migran? ¿Cuándo migran? ¿Cómo viven? Sin embargo, esto no da respuesta a otra pregunta fundamental: ¿Cuál es el impacto de las violaciones de derechos humanos de sus países de origen sobre ellos y ellas? 

En el marco de la protesta del pueblo colombiano contra las violaciones de derechos humanos llevadas a cabo por el gobierno de Iván Duque Márquez, analizamos esta cuestión con uno de los documentos de referencia sobre “Derechos humanos: Historia y Conceptos” (1), escrito por la Fundación Juan Vives Suriá ya que sabemos que «la historia de los derechos humanos (…) responde a narrativas construidas por los sectores que han dado forma a las instituciones vigentes en la mayoría de las sociedades occidentales, y que han dominado el ritmo de los acontecimientos de la etapa actual de la humanidad. Esa versión de la historia destaca como importantes ciertos hitos, pero silencia otros: las acciones contrarias a los derechos humanos derivadas de las relaciones de dominación capitalistas, las luchas de liberación de los pueblos colonizados, la lucha por la tierra de los pueblos del Sur, entre otras1″

El Grito del Sur dialogó con varios integrantes de la comunidad colombiana en Argentina sobre este tema. Jessica Paola Vargas Guzmán, integrante de la asamblea colombiana de Buenos Aires y maestrando en Derechos Humanos y Asilo (UNLa), señala que «el paro nacional en Colombia no solo es la consecuencia de la reforma tributaria, sino también un problema por la falta de salud, los niveles altos de desempleo juvenil, la inseguridad, los asesinatos de líderes y lideresas por los derechos humanos, el rechazo de la matrícula cero (por les estudiantes en condición de pobreza) en el parlamento, las desapariciones, torturas y abusos sexuales por parte de la policía y las fuerzas armadas». 

En los últimos informes de Naciones Unidas sobre las violaciones de derechos humanos en Colombia, se dio cuenta de la falta de protección del Estado, los asesinatos a defensores de Derechos Humanos, el uso excesivo de la fuerza durante las protestas sociales, los asesinatos a indígenas, la violencia sexual y de género con su pico más alto en los últimos diez años. Por otro lado, no hay avances judiciales en el marco de la implementación del proceso de paz.

«La situación de vulnerabilidad económica, las violaciones de derechos humanos, la inseguridad social, la falta de acceso a la educación son algunas de las causas que motivan a los colombianos y las colombianas a emigrar desde el año 2008. Argentina es uno de los países que puede garantizarnos estos derechos y por eso lo elegimos», explica Oscar Domínguez, integrante de la Asamblea de los Colombianos en la Ciudad de Buenos Aires. En este sentido, el psicólogo colombiano Jerónimo Moncayo agrega que “la salud pública en Colombia es algo casi inexistente y, en cambio, en Argentina es diferente. Agradezco a la Argentina por poner a nuestra disposición sus servicios públicos gratuitos para nosotres como migrantes».

El Estado de Derecho en Colombia funciona como “un mecanismo para la defensa de la propiedad y la libre competencia en la sociedad, y para el control de las demandas de los sectores sociales en la lucha por sus derechos y por la transformación de los desequilibrios de poder». Cuando el pueblo se rebela contra las abusos sistemáticos contra los derechos humanos, los movimientos sociales denuncian estos hechos antes que las autoridades competentes. «El escrutinio, la fiscalización y la supervisión internacional en materia de derechos básicos constituye una injerencia en los asuntos internos», observa José Miguel Vivanco, ex abogado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. 

Violaciones de derechos humanos e ideología capitalista

“Muchas violaciones de derechos sociales y humanos son producto de la ideología de extrema derecha y del neoliberalismo, por eso el derecho a la protesta o la observación de los derechos humanos es para el gobierno colombiano sinónimo de vandalismo y terrorismo. Sus únicos defensores son los medios representantes del neoliberalismo de la región y EE.UU., que es un modelo de esta ideología y tiene muchas bases militares en Colombia y las armas con la que se está matando a los manifestantes son fabricadas en Estados Unidos”, opina Juan Camilo Lenis, maestrando en Comunicación y Derechos Humanos (UNLP). 

Por su parte, Jerónimo Moncayo -que es también Maestrando en Análisis de Discurso (UBA)- expresa que «un futuro mejor para Colombia no es muy cierto actualmente. Depende de la victoria de un presidente progresista y de la renovación de los gobiernos locales y en el Congreso, donde ganaría una mayoría de personas que no es de la ultraderecha, o sea la ultraderecha estaría en oposición con el centro-derecha. Pero todo esto es una visión muy ideal y optimista».

Motivos de la migración

La migración puede tener muchos factores: el “gain drain” (robo de cerebros) por otros países, catástrofes naturales, inestabilidad política, guerra, vulnerabilidad social, debilidad económica, etc. Sin embargo, algunes migran porque surge esta necesidad y, donde hay una necesidad insatisfecha, posiblemente hay también un derecho violado. En el caso de Colombia durante la última década, las evidencias muestran que las violaciones de derechos humanos y sociales siguen teniendo un gran impacto.

Moncayo señala que “si estás en una zona hostil de Colombia, uno va a preferir estar tranquilo. Pero cuando estamos en el exterior es totalmente diferente, por eso nos sentimos más preocupados por nuestras familias». “Extraño mi ciudad, mi familia, mis amigos; las playas de allá son muy bonitas, en diciembre por ejemplo me hace pensar en las fiestas, los festivales pero cuando uno piensa en las violaciones de derechos, la precarización laboral se contiene esta nostalgia», agrega.  

“Los colombianos que no piensan en volver a Colombia quizás son quienes ya formaron una familia, que son mayores de edad o que tienen negocios aquí. A muchos les gustaría volver pero en una Colombia mejor. Actualmente, volver aún con un título universitario en Colombia es ponerse el cuchillo al cuello”, concluye Oscar Domínguez, quien estudia Historia (UBA).

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