Entre ruedas y tablas, las pibas marcan su impronta en el skate

🛹 Luego de que el skate femenino consagrara a las dos campeonas más jóvenes de los Juegos Olímpicos, El Grito del Sur habló con referentes locales sobre la realidad de las patinadoras argentas.

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Esta semana Momiji Nishiya y Rayssa Leal (13) se consagraron como las campeonas olímpicas más jóvenes de la historia tras obtener, respectivamente, las medallas de oro y plata en la competencia de skate femenino de Tokio 2021.

El skate es una de las cinco disciplinas que se incorporaron este año a los Juegos Olímpicos tanto en categoría femenina como masculina con pruebas en formato street, con obstáculos barandas, muros o rampas, y park, donde se midió la potencia de les competidores para hacer movimientos a velocidad en la pista. 

En la Argentina de los últimos años, el skate se asentó de la mano del encuentro callejero y el freestyle. Así, entre rulemanes y tablas, sobre pistas nuevas o improvisadas, los grupos de pibis andando en patineta pasaron de ser un hecho aislado a un paisaje habitual. “Yo siempre lo tomé como un cable a tierra. Cuando empecé a patinar estaba pasando por muchos problemas personales y conocer gente que andaba en skate me ayudó un montón”, cuenta Magalí Luz Francabandiera, estudiante de psicología de 23 años, quien anda en skate hace nueve. “Si bien es un deporte individual, porque cada une está con su tabla, si no es en grupo casi no tiene gracia. El compañerismo que hay en el skate no se encuentra en otros deportes. Al lugar que vayas del mundo si tenés tabla sabés que vas a tener un lugar donde quedarte a dormir, es así». Magui pudo armar su primer skate gracias a las piezas que le regalaron sus amigos al cumplir 15.

Magalí Francabandiera

“Yo empecé viendo videos de chicas andando. Eso me daba ganas de saber más, como si se me estuviesen contagiado la adrenalina; aparte siempre fui muy curiosa de literalmente todo. Me fui informando de a poco, estudiando, viendo las mejores marcas, reseñas, hasta que pude pedirle uno a mi papá. Primero empecé practicando el equilibrio y el balance en mi pieza, cuando me animé a ir a la calle me di unos cuantos golpes y así fui creciendo”, recuerda Lara Vetrisano, quien asegura que cuando anda en patineta “la vida se siente una película, estás vos, la tabla y tu mundo”. 

Si bien históricamente el skate estuvo ligado a lo masculino, en los últimos años la presencia de mujeres y disidencias en el ambiente se fue multiplicando, ampliando las fronteras y proyectándose a nivel internacional. De esta experiencia surgió la necesidad de crear espacios conjuntos donde la sororidad prime sobre los prejuicios. Así apareció Girls Invasion, una competencia de skate femenino que desde 2006 propicia el encuentro, impulsando que las jóvenes se apoyen mutuamente, compartan datos y técnicas. «Al inicio la idea era hacer un evento de difusión y formación, fomentando el skate femenino. En ese momento éramos muy pocas y nos conocíamos entre todas. Empezamos haciendo clínicas, sorteos, clases de elongación, almuerzos. Muchas eran re nuevas y tal vez ni siquiera tenían su propia tabla. Con el tiempo comenzaron a llegar chicas que sabían más, nos contactamos con personas de otros países y pudimos empezar a dividir los campeonatos en niveles, algo que ni siquiera los varones hacen”. La que habla es Deeny Suárez, creadora del evento y patinadora hace 20 años. Si bien acepta que siempre contó con la contención de sus amigues y reconoce la diferencia entre ser patinadora mujer en AMBA y otros territorios, ella sabe lo que es tener que andar en las pistas como “caballo botellero”, sin mirar a los costados.

En 2011, ante el crecimiento de la convocatoria y con la intención de federalizarse, desde Girls Invation decidieron generar el Circuito Nacional de Skate Femenino, una serie de competencias mensuales que se realizan en diferentes provincias. Esto no solo permitió mejorar la formación y expandir su llegada, sino que generó que muchas pudieran considerar el patinaje como una salida laboral. “Siento que las competencias tienen mucha convocatoria porque más allá del juego está el encuentro, tanto entre las más pequeñas que compiten como entre las más grandes que vimos los inicios del patinaje. Ese sentimiento de compañerismo se da porque sabemos que si no nos apoyamos entre nosotras va a ser más difícil abrir un camino para las pibas que vienen”, relata la joven que -además de andar sobre la tabla- tiene una marca de ropa y una tienda online de Skate. 

En los últimos años el Circuito Nacional de Skate, que se realiza en el mes de noviembre, tuvo tal resonancia que debió tomar carácter regional, abarcando competidoras de toda Latinoamérica para no dejar afuera participantes. “A partir del Circuito muchas pudimos viajar y competir en otras provincias, lo que permite difundir el skate y conocer otras personas. Con los premios en general compramos otras cosas para seguir entrenando”, rememora sobre su experiencia Magui, que compite desde los 16.

Violencias en el skate: la piedra en la rueda que dificulta avanzar

“Creo que muchas chicas no se animan a entrar al mundillo porque sienten que andar en longboard es algo para chicos. Me pasó varias veces que otros pibes se me queden mirando cuando ando y a veces todavía sigo teniendo que juntar valor para animarme a ir al skatepark cerca de mi casa por miedo a lo que me digan”, explica Lara, que vive en Monte Castro y que salvo por su prima no conoce muchas chicas que salgan a patinar, aunque acepta que le gustaría. “Sé que no soy la única a la que le pasa porque vi videos de chicas que hablaban de lo mismo. Eso me da esperanza, creo que somos una generación que podemos cambiar un poco el estigma del patinaje”.

“Cada vez pasa menos y cuando pasa es repudiado, pero es verdad que hay actitudes que se normalizan», cuenta Magalí sobre los comentarios machistas. Está mucho eso del ‘te ganó una chica’ como si fuera algo malo o que se sorprendan cuando hacés un truco elaborado, cuando en verdad es algo totalmente normal”.

Como todos los ámbitos, las pistas de skate no están exentas de los estereotipos de género y las lógicas patriarcales. Para combatirlas, abogando por nuevas generaciones libres de estigmas, en 2019 algunas skaters comenzaron a nuclearse en la Organización Femenina de Skate, exigiendo igualdad en las competencias, juezas mujeres y lugar para las disidencias. Actualmente la Organización Femenina de Skate forma parte de la Red Latinoamericana de Skate Femenil, que nuclea 32 organizaciones en diez países. “Las más grandes comenzamos a organizarnos para reivindicar nuestra mirada sobre el deporte, pero además para exigir espacios, ganar terreno y trabajar con los casos de violencia de género en el ambiente. Muchas veces los varones no se sienten identificados con el skate femenino, consideran que es menor, los premios no son los mismos, las pasan por encima. Queremos que las nuevas generaciones no tengan que pasar por esto”, explica Deeny y resalta que, en consonancia con la avanzada feminista, el skate está resquebrajando el falso ideal de competencia que pesaba sobre las relaciones entre mujeres. “Si bien es un deporte, los hombres aún son mayoría y por eso conserva rasgos patriarcales, es una comunidad super solidaria. Muchos pibes y pibas se acercan al skatepark porque viven en la calle, o están esperando a su papá que salió a cartonear y siempre alguien los ayuda o les presta una tabla. Lo mismo con las cosas que ya no usas y se las pasás a otres. Está ese espíritu que yo llamo retribución con el deporte que genera vínculos y puntos de encuentro entre un montón de gente diversa”.

Deeny Suárez

Por la dificultad para conseguir respaldo económico en el ámbito local, Magui señala que el reconocimiento olímpico del skate aún se ve como una conquista muy lejana. Sin embargo, considera que esto puede ayudar a generar políticas públicas para fomentarlo, afianzar el entrenamiento e incluso integrarlo como instrumento pedagógico en las escuelas. En la misma línea, pero más crítica, Deeny advierte: “A mí no me genera nada la inclusión del skate en las Olimpiadas. El skate olímpico forja un atleta de alto rendimiento, preparado para sufrir las presiones, pero antes de eso hay un montón de espacios donde te podés conectar con el juego, la nutrición, el deporte y desarrollarte desde otro lado. Quienes tienen ganas de hacer skate profesional pueden hacerlo y si les sirve ganar una medalla está perfecto, a mi no me motiva, me parece muy individual, estás vos solo con tu tabla en la pista”. 

De princesa a super campeona, Raissa Leal se hizo famosa hace unos años cuando su imagen disfrazada de hada sobre el skate se viralizó en redes sociales. Ahora, luego de ser condecorada, una nueva foto de la niña circula por Internet, con casco y rodilleras, demostrando la impronta que las pibas dejan sobre el asfalto andando sobre ruedas. 

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios