Sin parlamento, poder judicial ni presidente

🇭🇹 El asesinato del mandatario de facto por "comandos extranjeros no identificados" abre un debate sobre el nuevo capítulo de la crisis institucional en Haití: ¿quién reemplazará a Moïse y hay posibilidad de una intervención militar de Estados Unidos?

Todos los haitianos y las haitianas pensaban que era una fake news cuando se despertaron y escucharon que había sido asesinado el presidente de facto, Jovenel Moise. Luego vieron la nota del ministro a.i. de los Asuntos exteriores y de los Cultos, Claude Joseph, que confirmó la muerte del mandatario por “comandos extranjeros no identificados”. Las primeras preguntas que surgen son: ¿Cómo enfrentará Haití esta nueva crisis y vaciamiento institucional total? ¿Habrá intervención militar de las Naciones Unidas o de Estados Unidos? ¿Quién reemplazará a Jovenel si no hay Congreso ni Senado, Armada ni Corte Suprema de Justicia? 

El origen de la crisis securitaria pública e interna actual 

Desde 1996, las Fuerzas Armadas fueron caducadas por el gobierno haitiano de esta época, con apoyo de la administración estadounidense de Bill Clinton, bajo la excusa de evitar más “golpes de Estado”. Desde entonces, la seguridad de Haití está controlada sólo por la policía nacional y las misiones extranjeras. Sin embargo, esto no impide que las amenazas exteriores estén cada vez más presentes. Las más conocidas son: el golpe de Estado de 2004 por varios comandos estadounidenses secuestrando al entonces presidente Jean Bertrand Aristide.

En 2014, varios comandos entraron en la prisión de Croix – Des Bouquets y liberaron a 300 prisioneros sobre 850, entre ellos Cliford Brandt, hijo de un oligarca, que fue arrestrado por secuestros y crimen organizado. Éste finalmente fue capturado por la fuerza armada de República Dominicana.

En febrero de 2019, ocho comandos -entre ellos, cinco estadounidenses- fuertemente armados fueron arrestados por la policía nacional de Haití (PNH) en un vehículo perteneciente al gobierno nacional. Según una carta enviada por Jacqueline Charles a la prensa Le Nouvelliste, el ministro de Justicia de Haití habría dado órdenes a la PNH para entregar estos individuos a Estados Unidos. Por lo tanto, el gobierno norteamericano dijo que ignoró totalmente este tema. Hasta hoy, no se escuchó nada más sobre este tema. 

Desde el inicio de 2020, la criminalidad empezó a aumentar de forma exponencial. En un informe del presidente de facto Jovenel Moise, éste reconoció que el año pasado hubo 257 asesinatos, un aumento del 300% en secuestros y un 35% del territorio nacional está bajo control de bandas armadas, de las cuales varios miembros del gobierno fueron acusados de financiar y entregar armas para ganar las elecciones. Desde entonces, no mejoró la situación. Para la oposición política y civil al gobierno haitiano, las bandas están bajo control del Poder Ejecutivo; por otro lado, para la BINUH (Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití) el Gobierno perdió el control de la seguridad pública y “es incapaz de luchar contra los secuestros y el aumento de la criminalidad” (informe del 11 de febrero de 2021). La más reciente es el asesinato de la militante opositora Antoinette Duclair y del periodista Diego Charles el miércoles pasado, después de haber publicado una nota en prensa larepiblik.com sobre el vínculo entre el Poder Ejecutivo y el asesinato del presidente del Colegio de los Abogados, Dr. Dorval Monferrier, en 2020. 

Crisis democrática, institucional e política

En el mismo año, justo en enero de 2020, Jovenel caducó el parlamento y los municipios y decidió dirigir el país por decreto. En mayo desató otro debate sobre el mandato del Presidente después de haber afirmado que tiene “tres años y 11 días” en el poder. Sin embargo, constitucionalmente tiene 4 años y su mandato debía terminar el 7 de febrero de 2021. A pesar del rechazo de toda la sociedad civil, política y religiosa, así como manifestaciones para impedirle prorrogar su poder, arrestó a varias personas -entre ellos, un juez de la Corte Suprema, Yvickel Dabrezil, por “golpe de Estado” y despidió a dos más-. Tres días más tarde se vio obligado a liberar a Dabrezil por falta de pruebas, ilegalidad y presión. Su objetivo era cambiar la Constitución haitiana de 1987. 

En plena crisis, su primer ministro Joseph Jouthe dimitió. No obstante, según la Constitución un primer ministro debe ser votado por el parlamento, el cual fue caducado por el mismo Jovenel. De hecho, nombró por decreto al actual ministro a.i. de los Asuntos Exteriores, Claude Joseph, primer ministro también. 

Asesinato de Jovenel Moise y situación caótica 

Este lunes 5 de julio, por decreto, Jovenel dio de alta a todos los ministros pasados en el poder desde 1991 hasta 2021, facultad reservada al tribunal de las Cuentas y Contenciosos Administrativos. El mismo día que nombró al ciudadano Ariel Henry, como primer ministro, todavía no instalado, asesinaron a Jovenel. Ahí apareció la famosa pregunta: ¿quién va dirigir el país si tenemos dos “primeros ministros” además de facto? ¿Habrá un consenso político entre los actores para poder nombrar a alguien? 

Cabe recordar que el potencial predecesor del Presidente en caso de fallecimiento es el presidente de la Corte Suprema (Cour de cassation), que el 21 de junio pasado falleció por coronavirus y todavía no fue reemplazado. 

Experiencia histórica 

La última vez que un presidente haitiano fue asesinado en el poder fue el 28 de julio de 1915. La víctima fue Jean Vilbrun Guillaume Sam, que -al igual que la de Jovenel- estuvo marcada por el caos y la violencia.

Después de ordenar a su jefe de la penitenciaría asesinar a más 160 presos políticos el 25 de julio de 1915, tres días después el pueblo haitiano entró en la embajada francesa y tomó al presidente Vilbrun G. Sam, quien fue salvajemente asesinado. El mismo día, 28 de julio de 1915, Estados Unidos invadió Haití. 

Después del asesinato de Jovenel Moise, el presidente estadounidense Joe Biden declaró en CNN que están “listos y preparados para brindar la asistencia que sea necesaria en Haití”. Esta declaración dejó muchas dudas en la mente de muchos y muchas sobre la verdadera intención yanqui después de este trágico asesinato a un Presidente que sin duda apoyaba. 

“El país recibe con mucha preocupación las declaraciones de Joe Biden en torno a que EE.UU estaría listo para «ir en ayuda de Haití». La crisis política, agravada con el magnicidio de Jovenel Moise, no puede resolverse a control remoto ni violando la soberanía nacional», publicó Lautaro Rivara, brigadista argentino en Haití, a través de sus redes sociales. 

Para Samuel Madistin, ex candidato a la presidencia (2015), así como varios actores políticos haitianos, no hay otra forma de salir de esta crisis sino a través del consenso de la sociedad civil y de los actores políticos porque «existe un vacío político peligroso que nadie sabe cómo llenar. Es decir que la fórmula prevista para sustituir al Jefe de Estado en caso de fallecimiento, sacude todas las estructuras previstas por la Constitución. La situación que vivimos hoy es peligrosa, por lo que predecir lo que sucederá se vuelve igualmente imposible».

Ni Claude Joseph, Ariel Henry, ni el presidente del Senado caduco, Joseph Lambert, tienen competencia legal así como legitimidad para reemplazar a Jovenel Moise. 

El primer ministro saliente, Claude Joseph, ya convocó extraordinariamente al gabinete y declaró el estado de sitio en todo el país. Todavía no hay ninguna resolución tomada tanto por los ministros como por la sociedad civil para salir de esta situación. El pueblo está observando en forma pacífica cómo se desarrolla la situación.

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