Cabello afro en el podio olímpico

👩🏿‍🦱 La halterista ecuatoriana Neisi Dajomes se convirtió en la primera mujer de su país en ganar la medalla de oro en un Juego Olímpico. Su triunfo deportivo puso también en pantalla su cabello natural.

Esta semana, la halterista ecuatoriana Neisi Dajomes se convirtió en la primera mujer de su país en ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos en la prueba de 76 kilogramos, seguida por su compatriota Tamara Salazar con una presea de plata en la categoría de 87 kilogramos. La integrante de la Asamblea Nacional de Ecuador, Paola Cabezas Castillo, celebró el logro deportivo de Dajomes y fue un poco más allá y escribió: “Mi sobrina: Tía, la campeona tiene nuestro pelo!”. Y agradeció a la campeona olímpica con emojis de llantos por estar en lo más alto del podio con su cabello afro.

“El tema del pelo es muy complejo para nosotras”, dice a El Grito del Sur Patricia Gomes, abogada y activista afro-feminista y antirracista. “Lo que subyace a ese tuit tiene que ver con la representación. La mayoría de las mujeres negras someten su cabello a productos químicos y sumamente tóxicos desde muy pequeñas para ser aceptadas porque los modelos de belleza siguen siendo eurocéntricos, donde sólo las mujeres blancas y de cabello liso son deseables”, remarca.

Alisarse el cabello, una práctica de asimilación

La falta de estereotipos positivos con cabello afro en medios de comunicación -en series, música, programas periodísticos y/o la política- impacta de manera negativa, especialmente en el autoestima y la configuración de la identidad. 

“Esto lleva a adoptar prácticas de asimilación o blanqueamiento. Crecemos odiando lo que somos, nuestro color, nuestros rasgos, nuestro pelo. Y como la piel no la podemos cambiar, modificamos nuestro pelo -explica Gomes-. Ahí entran las prácticas de asimilación, a tratar de acercarse a esa imagen que es aceptable en la sociedad. El tema de fondo es el racismo”.

Para Gomes es importante “no caerle a quienes se planchan el pelo”. “Entendemos que es un proceso de imposición de belleza que nos es ajena y nos empuja a adoptar estas prácticas de asimilación, blanquearnos, para ser aceptados y terminamos cayendo en la reproducción de la idea de que nuestro pelo negativamente”, sostiene.

“En los últimos tiempos, gracias a un activismo muy joven de la militancia afro en Brasil, la cuestión del pelo pasó a verse como un símbolo de nuestra identidad y nuestras luchas y se impulsa dejarnos el pelo al natural”, celebra la abogada y activista. La contracara: en Argentina es necesario importar los productos para el cabello afro. 

Personas afro en la pantalla

Gomes ejemplifica que en Estados Unidos “hay una industria millonaria alrededor del cuidado del cabello” -como alisados y extensiones-, consumida por mujeres afro de todas las clases sociales. “Tienen una población negra más grande (que Argentina) y tiene otra representación, aunque igualmente sea racista. Las personas negras visibles en el cine y la política también cumplen ciertas normas y la mayoría de las mujeres tienen el cabello alisado”, afirma.

A nivel local, continúa la abogada, la representación es todavía menor. “La mayoría de las figuras son blancas, no vemos a personas negras ni afrodescendientes en ningún lado, mucho menos en la política -asegura-. La otra cara de la moneda es que cuando aparece, la imagen es negativa y la persona negra ocupa el lugar de subalterno, de burla. Se exotiza y, en el caso de las mujeres, hay una hipersexualización”.

Por infancias afro más libres

Para Gomes, es importante abordar la representación de las personas afro en las infancias negras y racializadas. “Yo tengo un nene de 5 años y tengo que estar atenta a ver qué mira en la tele. Inevitablemente se va a encontrar con imágenes negativas (de personas negras), pero aproveché los Juegos Olímpicos para mostrarle a Simone Biles, que a él le gusta de muy chiquito, y le dije cómo ella es la mejor del mundo”, cuenta.

Sin embargo, también es importante correrse de los estereotipos positivos. “Si solo dicen que ‘bailan bien y son buenos para los deportes’, se reducen nuestras posibilidades y no podemos salir de ahí -asegura Gomes-. La representación importa porque hace al autoestima y la configuración de nuestra identidad y no todas las familias inculcan el orgullo por ser negros. Pero tenemos que ayudar a les niñes a construir una imagen positiva de sí mismes porque la sociedad les va a decir lo contrario”.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.