«Todavía nos falta recorrer un largo camino para ganar la Ciudad»

🗣️ El primer candidato a diputado nacional por el Frente de Todos en la Ciudad, Leandro Santoro, habla de todo: el modelo de gestión de Larreta, el proyecto de la oposición y las tareas necesarias para construir una alternativa.

El primer candidato a diputado nacional en la Ciudad de Buenos Aires por el Frente de Todos llega un rato tarde a la entrevista: estaba en la calle, festejando con la hinchada del Ciclón el regreso de San Lorenzo a Boedo luego de 40 años de exilio involuntario. En la vorágine de la campaña, Leandro Santoro recibe a El Grito del Sur en su despacho del primer piso de la Legislatura porteña, donde se mezclan un rosario de imágenes policromáticas que definen una identidad singular: Alfonsín, el Papa y Cristina. Su elección marca un cambio en la estrategia del Frente de Todos en la Ciudad de Buenos Aires: luego de la apuesta por un candidato como Matías Lammens, empresario outsider ligado al mundo del deporte y más moderado en sus posiciones, en este turno habrá un militante político y locuaz profesor universitario.

Acaban de festejar el regreso de San Lorenzo a Boedo. Más allá de la reivindicación histórica y futbolera, ¿qué implica en términos de la discusión por el derecho a la ciudad?

San Lorenzo vuelve a Boedo. Lo que está haciendo la Legislatura es reparar una injusticia: no es que está poniendo una cancha en un lugar donde no había. Está devolviéndole a la gente de San Lorenzo los derechos que habían sido usurpados por la dictadura. En segundo lugar, es una inversión de 15 mil millones de pesos, privada, donde la Ciudad no pone un peso y que va a dinamizar muchísimo toda la zona sur. Tercero, San Lorenzo siempre tuvo un capital cultural muy fuerte y es un polo de encuentro del barrio, de la comunidad, no es solamente una cancha de fútbol. Por último, esto nos muestra que se pueden hacer cosas movidas por ideas que escapan a la lógica de la rentabilidad y eso me parece que es una enseñanza enorme.

Salió recientemente un video en el que hablas del mercado inmobiliario y la difícil situación de los inquilinos. Tenemos una ley de alquileres a nivel nacional, pero en CABA acceder a una vivienda es cada vez más complejo y los alquileres continúan en una vorágine de aumentos. ¿Qué políticas públicas hay que poner en marcha para regular el mercado inmobiliario y democratizar el acceso a la vivienda?

En principio hay que repensar la política de suelo: nosotros estamos a favor de la existencia del mercado, de que se construya, de la inversión privada. Pero también creemos que tiene que haber una orientación de esa inversión, porque si todo lo que se construyen son pisos suntuosos de 9 mil dólares el metro cuadrado con el único objetivo de funcionar como reserva de valor, se encarece el precio de todo. Si vos tenés un terreno como la ex Ciudad Deportiva de Boca y vas a volcar miles de millones de pesos a la inversión de un barrio privado de lujo, eso te complica. La política de vivienda y de suelo deberían tener que ver más con el PROCREAR que con Costa Salguero. Ese es el problema de fondo: más allá de la regulación de lo existente, el tema es aumentar la oferta. En segundo lugar, todos somos conscientes que en CABA hay 300 mil viviendas ociosas: hay que generar incentivos para que los propietarios las vuelquen al mercado, en función de lo que los liberales llaman la ley de la oferta y la demanda. Si el Estado no interviene, muchas veces la competencia deja de funcionar y hay lógicas de cartelización, entonces se necesita la intervención del Estado para aumentar la oferta. Y además, que lo que se construya no sea solo vivienda suntuosa sino también viviendas populares. En tercer lugar, la política de alquileres: hay que repensar la relación entre locadores y locatarios porque está claro que hay cosas que empeoraron con esta ley. Hay que revisarla.

Fotos: Alejandra Bonaccini

Son tres candidatos de origen radical encabezando una lista: vos, Ricardo Lopez Murphy y Adolfo Rubinstein. ¿Cómo ves a la oposición y el rol de la UCR en esta alianza?

A mí no me define como candidato haber empezado a militar en el radicalismo, a mí me definen otras cosas. Recién le decía a un colega tuyo que me preguntaba si el hecho de que yo no viniera del peronismo me iba a ayudar en la elección. No tiene nada que ver, es un reduccionismo suponer que la gente vota por la etiqueta de origen. En todo caso puede caracterizarte como militante, por las palabras que usás, por el estilo que tenés, por la formación política con la cual llegás, pero no creo que la sociedad de la Ciudad de Buenos Aires se ordene con las categorías de radicales o peronistas. Si vos mirás las encuestas, solo un 30% de la ciudadanía se considera radical o peronista, y en general se consideran más peronistas que radicales. Hay un 70% que se consideran independientes. Las chicas y los chicos más chicos, que votan por primera vez, no deben ni saber definir qué es el radicalismo. El radicalismo forma parte de mi identidad, pero hoy represento otra cosa.

¿Y cómo ves la actualidad del Partido Radical?

Yo no se qué es el Partido Radical. ¿Qué es? Gil Lavedra, Negri, Tetaz. Creo que tienen una crisis de identidad, que es una identidad más cultural que ideológica. Es una tradición cultural.

Te llevo al tema de los liderazgos en CABA: en 2019, el candidato fue Matías Lammens, una apuesta más cercana a la mímesis con Larreta, que mostraba que se «podía gestionar como el macrismo» pero con algunos rasgos distintivos. Y la apuesta a tu candidatura, con un perfil más afilado en sus intervenciones, crea antagonismos más claros, un intento de construir «otro modelo de ciudad», que no intenta parecerse a Vidal. ¿Estás de acuerdo?

Sí, estoy de acuerdo con la reflexión. Con lo que no estoy de acuerdo es con la caracterización de líderes: me parece que el concepto líder social es muy amplio: una cosa es ser candidato, otra ser dirigente y otra es ser un líder social. Son tres cosas distintas. ¿Hay líderes sociales en la CABA? No sé, yo mismo no me considero un líder social. Es muy amplio: uno para eso tiene que generar agenda, una tendencia, una identificación en un segmento de la sociedad. La diferencia con un candidato es que alguien te hace: un partido, una orgánica, otro dirigente. El líder social es la expresión de un proceso social, participativo, de abajo hacia arriba. Tampoco creo que sea tan importante el liderazgo: es importante, pero no determinante. Lo que resulta determinante es la conjunción entre proyecto político, liderazgo y movimiento cultural. Son las tres cosas que tienen que aparecer para que haya un cambio de época y una disputa hegemónica al bloque de poder que sostiene el larretismo. No alcanza solamente con hablar bien en la televisión o con ser fachero.

En la Ciudad vota un gran porcentaje de jóvenes y muchos teóricos ya hablan de que la rebeldía se volvió de derecha, puesto que se habrían institucionalizado ciertos proyectos progresistas y la derecha logra capitalizar el espíritu rebelde de la juventud. ¿Coincidís?

Yo creo que hay una parte de la derecha que se volvió rebelde, no que la rebeldía se volvió de derecha. Históricamente nosotros asociamos la derecha a movimientos conservadores y los tipos hoy se volvieron más desafiantes ante las formulaciones de algunas de sus teorías o propuestas. Al punto tal que a veces, desde nuestra perspectiva, lindan con lo ridículo, con lo ofensivo o con lo agresivo. Porque el derecho a ofender es un límite que hay que revisar. Pero el problema no es que parte de la derecha se volvió rebelde sino que la rebeldía de la izquierda no se ve traducida en consignas concretas, en políticas concretas. Hay una disconformidad en torno al orden capitalista, pero no hay una formulación alternativa a otras formas de vida posibles. Uno podría decir que hay más audacia en las definiciones de la ultraderecha que de la centroizquierda. Y eso tiene mucho que ver con que la percepción de la centroizquierda, en un futuro que se avizora tan duro o tan catastrófico, y en el que muchas veces nosotros, en aras de tratar de que no exploten los consensos básicos del Estado de Bienestar que todavía quedan, terminamos defendiendo banderas que están ancladas en los 70 o los 80. Cada vez que discutimos, por ejemplo, sobre la reforma laboral quedamos siempre en la vereda de los que no quieren discutir nuevas formas de relaciones entre el capital y el trabajo. Y los tipos vienen al revés, diciendo que la sociedad no existe, que en la lógica de precarización e incertidumbre es positiva y que como el mundo progresa a partir de la lógica de la competencia, que se muera el que se tiene que morir. Hay un darwinismo social donde prevalece el más fuerte y el Estado tiene que estar solo para asistir de manera caritativa.

Fotos: Alejandra Bonaccini

Van 14 años de gobierno PRO en la Ciudad. Aunque yo no coincido, hay quienes insisten en que CABA es una ciudad gorila. ¿Qué hizo bien el macrismo y qué hizo mal la oposición en este tiempo?

Yo tampoco creo que sea una ciudad gorila. Creo que hay un sector antiperonista en la coalición de Larreta, pero creo que el bloque social de Larreta es más amplio que eso, que incluso contiene sectores progresistas. Una de las cosas que mejor hicieron fue entender el cambio de humor social después de la crisis de 2001. Leyeron muy bien los cambios que acontecieron después de la crisis del 2001 y de alguna manera Macri fue para la centroderecha lo que Néstor fue para la centroizquierda. Logró traducir políticamente el descontento social y darle una formulación política. Incluso abriéndole la puerta a una generación de gente muy joven que además tuvo la posibilidad de hacer gestión y que, a diferencia de lo que hacía la política tradicional, convocó a la sociedad a participar. La política tradicional y la derecha en general era de partidos más cerrados, que hablaban mal de la política, hablaban mal de lo público. Macri (o Durán Barba) le dio una vuelta a eso, abandonó el discurso anti política, inclusive en algún momento se intentó vender como desarrollista para conseguir el consenso de un sector de la clase media. Después la gestión obviamente que tuvo logros, es innegable. Me acuerdo que Macri hacía la campaña en 2007 saltando los baches, hoy eso no es una demanda. ¿Y nosotros qué hicimos mal? Pasa que la identidad de la oposición en la Ciudad es una identidad en permanente construcción, como un magma indefinido.

¿Y por qué sucede eso?

Por una serie de factores, entre otras cosas por la aparición del kirchnerismo. Así como yo llego tarde al kirchnerismo porque no estaba preparado para entrender que el peronismo podía ser el eje articulador de una coalición de centroizquierda -porque para mí el peronismo era Menem cuando empecé a militar-, hay un sector de la sociedad a la que seguramente le pasó algo parecido. Esa identidad es una identidad que se está acomodando. Por eso es un error preguntarse por qué el peronismo no gana la Ciudad. Nadie se pregunta por qué no la gana el radicalismo. Acá hay otras coaliciones, la estructura social generó cambios que el sistema político tradicional no logró interpretar. Lo que pasa es que el peronismo, a diferencia del radicalismo, sí tiene existencia en la Provincia de Buenos Aires y nacional. Y muchos se preguntan por qué no pasa lo mismo en la Ciudad. Pero ojo que en la CABA los radicales perdieron la Jefatura de Gobierno con Enrique Olivera y no la recuperaron nunca más.

Bueno, Ibarra llega con una alianza radical

No, pero él viene del PC, era crítico. Fue del grupo de los 8, de hecho lo acusó a De La Rúa de corrupción. Incluso, incorporarse a la Alianza fue toda una cuestión para él. Pero yo creo que por ahí el radicalismo inició su debacle nacional cuando decidió cederle la capital a Ibarra a cambio de quedarse con la presidencia para De La Rúa. Se desarmó como partido.

¿Cómo sería una Ciudad de Buenos Aires popular?

Es verde. Es ambiental. Es feminista, inclusiva, solidaria. Me la imagino tecnológica, con diseño y moderna, reconciliando lo público con lo privado para generar un círculo virtuoso de desarrollo. Amigable con el otro. Empática. Pública. Necesitamos reconciliar a la Ciudad: entre el norte y el sur, entre los que mandan a los pibes a colegio privado y los que mandan al público, entre los sectores que tienen una mirada más individualista y los que tenemos una más comunitaria.

¿Es posible ganar la CABA?

Sí. Pero no creo que en el corto plazo. No me imagino en esta elección ganando la Ciudad. Hay que hacer un montón de cosas para ganar la Ciudad que todavía no estamos haciendo. Necesitamos un paradigma alternativo de Ciudad: desde equipos técnicos, programas, estudios e investigaciones. Y después un marco jurídico-normativo. Cuando asuma un Jefe de Gobierno nuestro, lo primero que tiene que hacer es llamar a extraordinarias hasta por lo menos el 1º de abril y poner a la Legislatura a discutir y sancionar leyes importantes para cambiar la morfología del Estado. Si el Estado de Larreta nos sirve a nosotros, la vamos a chocar. Hay que tener un modelo de Estado ajustado a los valores que decimos defender, por ejemplo con una ley de educación de la Ciudad. La idea de Estado empresarial no va con el modelo de la ciudad ambiental que uno se imagina. Lo que no significa aprovechar las cosas que ha hecho bien Larreta, inclusive al interior del aparato de Estado: mejoró la burocracia administrativa, aunque también la empeoró en muchos sentidos. Hay que ser lo más ideológico y lo menos dogmático posible para entender qué es lo que queremos. Esa es la clave de la construcción de una herramienta que nos permita gobernar. Pero hay que tenerlo pensado antes, porque todo lo que pensás lo tenés que aplicar en su mayoría cuando llegás. Después vas gestionando los consensos que lograste para tener una agenda más desafiante, más progresiva. Pero lo primero que tenemos que hacer es sacar más diputados y legisladores que en 2017, achicar la diferencia con el macrismo y construir un espacio político que se convenza de que pueda ganar la Ciudad y gobernarla.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.