“Para Vidal, algunas personas tienen derecho al goce y otras no»

🗣️ Oriunda de Soldati, Cecilia Barros es la sexta precandidata a diputada nacional por CABA del Frente de Todos. Trap, feminismo y política del goce en una conversación con la militante del Movimiento Evita.

Cecilia Barros está apurada. Contesta entrevistas, hace recorridos barriales, pasa por las postas sanitarias, se sube a los camiones sanitarios, controla los dispositivos territoriales de consumos problemáticos. Oriunda de Soldati, desde que firmó como sexta precandidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires en la lista del Frente de Todos, la vida de esta maestra de 29 años cambió radicalmente. Sin embargo, cuando habla queda en claro que lejos está de haber perdido la raigambre popular desde la cual proyecta la política. “En los barrios populares, muchas veces no hay esperanza de futuro porque uno vivió tantas exclusiones que las naturalizó y las siente en el cuerpo. Yo fui madre muy joven porque no tenía otro proyecto, cuando empecé a militar decidí estudiar una carrera, a organizar les pibes que me rodeaban y eso se convirtió en un motor”, asegura la joven que enfatiza en la necesidad de correrse de las estructuras tradicionales para interpelar a les jóvenes. “Cuando decimos que la política cambia la vida, no nos referimos solo a las políticas públicas para los demás sino a lo que le sucede a cada uno cuando se involucra”.

A dos semanas del cierre de campaña, la referente feminista del Movimiento Evita habló con El Grito del Sur sobre la «urbanización de maquillaje”, los prejuicios sobre el consumo y el rédito político que la derecha busca sacar de la vulnerabilidad. “Quieren romantizar la pobreza, cuando de romántica no tiene nada y los que vivimos en los barrios populares lo sabemos”, manifiesta la dirigenta.

¿Por qué te parece importante que haya una candidata a diputada que venga de un barrio popular?

Para entender la importancia de que los sectores populares entren al Congreso hay que diferenciar algo: una cosa es representar al pueblo y otra cosa es expresarlo. Hay políticos que hacen muy bien su trabajo reclamando derechos para un sector, pero no lo encarnan porque no vienen de él. Al vivir en carne propia los problemas, el entendimiento es otro y la capacidad de pensar soluciones también. No se trata de oponer los conocimientos académicos a aquellos que se construyen en los barrios, sino que la potencia propia del territorio tiene que mezclarse con la política tradicional para generar otra perspectiva en todas las áreas. Yo no quiero estar en el Congreso solo para pensar políticas para los barrios populares, el desafío es mostrar que estamos a la altura de abarcar una multiplicidad de temáticas.

Me contaste que están trabajando en dispositivos territoriales para el abordaje de los consumos problemáticos. Me interesa pensar el tema respecto a la estigmatización, algo que se habló mucho esta semana, es decir la noción de que que si te drogás en una fiesta en Costa Salguero sos divertido pero si lo hacés en un barrio no tenés futuro.

Desde los dispositivos territoriales creemos que el problema del consumo problemático no está atado a la sustancia sino a la falta de proyección de vida. El problema del pibe que consume pastillas en una fiesta electrónica y el del chico que toma alcohol en un barrio es el mismo y se relaciona con no tener un plan a futuro. Lo que pasa es que esto en los sectores populares es mucho más frecuente, y ni te digo si sos mujer. Las mujeres que tienen consumos problemáticos cargan un doble estigma. No es lo mismo ser mujer y dormir en la calle, no es lo mismo ser mujer y tener que hacerse cargo de tus hijes, no es lo mismo ser mujer y salir de noche. La condena social es distinta.

¿Qué pensás de lo que dijo María Eugenia Vidal sobre la diferencia entre fumar porro en un barrio de clase media y en una villa?

Para Vidal, algunas personas tienen derecho al goce y otras no, porque según ella para una persona que vive en Palermo consumir marihuana es relajarse pero para alguien que vive en condiciones de vulnerabilidad habitacional es ser delincuente, adicto o no tener control del consumo. Lo que hace es reforzar un estereotipo que es totalmente estigmatizador para quienes vivimos en los barrios populares, que somos justamente quienes más sufrimos violencia institucional. Además, su declaración es irresponsable en un tema tan complejo como el consumo problemático de sustancias, que es transversal. No me sorprenden para nada sus dichos, en su gestión en PBA ya demostró que es más fácil perseguir y estigmatizar a les pibes que garantizar el acceso a la educación pública, la salud y el trabajo digno.

Respecto al feminismo, quería preguntarte por esta supuesta dicotomía entre un feminismo popular y uno más académico. Algo que surge frente a ciertas problemáticas, por ejemplo cuando fue el debate por el aborto.

Cuando fue el debate del aborto muchos salieron a decir que en los barrios popuares el debate no estaba saldado, cuando en verdad era un debate que no estaba saldado en muchos sectores. De hecho, los dinosaurios que no querían avanzar en derechos estaban en el Senado. Nosotras en los barrios construimos un feminismo popular, que no tiene que ver con las individualidades. Siempre decimos que frente al feminismo que habla de “un cuarto propio” nosotras tenemos un cuarto que hay que compartir con siete hermanos y hermanas, entonces la solución tiene que ser comunitaria. El feminismo es una herramienta transformadora en todos los sectores sociales, la cuestión es ver las problemáticas específicas que nos atraviesan. Respecto al aborto, muchas veces desde los sectores altos y medios se piensa como una herramienta de control de natalidad, cuando se trata del derecho a elegir. Si una mujer pobre quiere tener un hijo, el Estado debe acompañarla. El aborto tiene que ver con la autonomía de elegir nuestro proyecto de vida y para eso hay que saldar las desigualdades sociales. Tanto en 2018 como en 2020, en las calles hubo pibas y pibis de todas las clases sociales que salieron a luchar y eso es lo mejor que podemos hacer para restablecer el tejido social.

Uno de los puntos fundamentales de la campaña tiene que ver con la juventud, donde se ve un alto número de indecisos y un avance de la derecha. ¿Cómo ves la situación?

Lo que sucede es que estamos con una crisis de representatividad, entonces surgen oportunistas que se posicionan como si tuvieran políticas revolucionarias, pero sus intenciones de fondo van en contra de nuestros intereses. Estos espacios proponen salvaciones individuales, muchas veces a costa de quienes nos rodean sufran y ahí hay que hacer énfasis en los lazos de amistad tan ricos que creamos les jóvenes. Si realmente queremos ayudar a la juventud, lo mejor que podemos hacer es pensar sus problemáticas y generar políticas que acompañen la situación. 

Situación que está mucho peor luego de un año y medio de pandemia y que muestra los mayores índices de desocupación en la juventud justamente…

Claramente. Llevamos casi dos años encerrados y eso afectó el acceso al trabajo y la economía de les jóvenes, en ese sentido se tienen que tomar medidas urgentes y concretas. También está el goce, algo de lo que se habló en estos días con la frase de Victoria Tolosa Paz. Hay una idea de que la política no puede correrse ni un poco de la formalidad y así no vamos a interpelar a nadie. Nosotros queremos tener derecho al goce y para eso es indispensable tener condiciones de vida dignas. Para interpelar a la juventud, tenemos que ver cómo comunicamos que la política no es solo de un par de señores que toman decisiones, es mucho más amplia, es dinámica y tiene su parte divertida.

¿Cuáles son tus principales proyectos en caso de asumir?

En primer lugar quiero presentar el segundo tomo de las leyes Micaela García, que busca remunerar el trabajo de las promotoras territoriales en prevención de violencia en todo el país. Después, un proyecto que tiene que tiene que ver con un incentivo para los emprendimientos productivos de la economía popular a través del acceso a maquinarias, herramientas y créditos no bancarios y el tercero es un programa que acompañe los proyectos productivos de la juventud en el cuidado ambiental, sobre todo en el marco de la crisis climática. 

Para terminar, debo consultarte por esas herramientas que crees que se pueden utilizar para enamorar a la juventud.

Además de las cosas más urgentes que ya nombré antes, para enamorar a la juventud hay que reencontrarse con la cultura y la cultura callejera, que fue uno de los sectores más golpeados por la pandemia. En las calles es donde los pibes y las pibas nos relacionamos y hablamos de lo que nos pasa, por eso queremos acompañar y fortalecer todas las expresiones que se gestan en los barrios populares. Nosotros armamos festivales de freestyle donde los pibes cuentan sus problemáticas cotidianas y está buenísimo lo que se desarrolla en ese entorno.

¿Tenés algune trapere preferido?

A mi me conmueve L-Gante. Yo sé que algunas de sus letras son polémicas, pero la historia de un pibe de barrio que se pone a llorar cuando vuelve a su casa me emociona y me interpela. Me siento representada porque entiendo lo que significa poder avanzar y ver en los ojos de tus vecinos que estás haciendo lo correcto. 

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios