La fiesta de los chivos

🗳️ El búnker montado en Costa Salguero fue la fiesta de los chivos: Juntos por el Cambio volvió a festejar un triunfo electoral tan arrasador como redentor, dos años después de convertirse en oposición, a caballo de una prédica basada en el voto bronca.

Una de las acepciones populares de “chivo”, en algunos países de Centroamérica, hace referencia a las personas “enojadas”. Mario Vargas Llosa, que hoy estará contento, la universalizó en su novela más política, La Fiesta del Chivo, que retrata la vida y la muerte del dictador dominicano Rafael Trujillo. El búnker montado en Costa Salguero fue anoche la fiesta de los chivos: Juntos por el Cambio volvió a festejar un triunfo electoral tan arrasador como redentor, dos años después de convertirse en oposición, a caballo de una prédica basada en el voto bronca.  

“Esta noche estamos sintiendo un basta tronador en las urnas: un basta al atropello y al abuso. Esta noche, más de siete de cada diez porteños eligieron un camino distinto. Lo saben ustedes, lo sé yo y lo sabe el kirchnerismo”, dijo una triunfante María Eugenia Vidal sobre el escenario, que le daba la espalda al Río de la Plata. 

A esa hora el país ya estaba pintado de amarillo, incluida la Provincia de Buenos Aires. La derrota del Gobierno en 17 provincias no hizo más que enaltecer los números a nivel local, donde Juntos por el Cambio cosechó un 48 por ciento con sus tres listas, de los cuales un 33 le pertenecen a Vidal, la candidata más votada en el distrito, 24 puntos por encima de Leandro Santoro, su inmediato perseguidor.   

“Gracias a los que fueron a votar hoy y nos dieron una nueva oportunidad. Gracias a los porteños que me recibieron con un abrazo”, dijo, empapada del barniz legitimador que los resultados le dan a las palabras. Los agradecimientos dejaron ver a una Vidal que se sintió redimida por partida doble: de la derrota de 2019 y de su cambio de territorio. “Algo cambió, no pudieron con nosotros”, agregó, con su tono sumiso habitual, para redondear la idea. 

El verdadero ganador de la noche, Horacio Rodríguez Larreta, no necesitó decir una sola palabra. Dejó que los festejos llenaran tiempo y espacio y que su estrategia ganadora hablara por sí sola. Apenas llegó al búnker, en el pabellón 4 del predio, se recluyó junto al resto de les protagonistas, incluido Mauricio Macri. Desde entonces mantuvo un perfil bajo, incluso arriba del escenario y en las ruedas de prensa posteriores. 

Cuando pasadas las nueve de la noche la Cámara Nacional Electoral y el Ministerio de Interior publicaron los primeros resultados, no hubo nada parecido a un estallido de felicidad: la prudencia reinó tras bambalinas hasta el límite del paroxismo. La militancia más ruidosa del Pro se concentró mayormente en la sede del Comando Nacional. Del cielo limpio de la noche en la costanera solo disfrutaron familiares y allegados. 

Martín Tetaz, escudero de Vidal, ofició de anfitrión, junto a Paula Oliveto. Ambos presentaron la lista porteña completa. Pidieron aplausos para Fernando Iglesias, Carla Carrizo, Sabrina Ajmechet y Fernando Sánchez. Más tarde, a Ricardo López Murphy. El ex ministro de Economía de De La Rúa sintetizó, de alguna manera, las conclusiones del espacio sobre la derrota del Gobierno. “Este resultado demuestra que la gente se cansó de la incompetencia de un gobierno que agrandó los problemas. No fue la pandemia, fue la cuarentena», dijo. “Fue un pedido de recuperar la libertad», concluyó. 

“Es un voto de resistencia”, dijo López Murphy. “El 75 por ciento de los porteños le dijeron que no al kirchnerismo y estamos ganando también en Provincia”, se entusiasmó. “Están pagando las consecuencias de dejar las escuelas cerradas”, siguió. 

Acto seguido, subió el plato fuerte: Patricia Bullrich, Martín Lousteau, y los propios Larreta, Macri y Vidal, en ese orden. Sonaba “seguiremos juntos” en la voz de Abel Pintos. Nunca fueron más locales: el predio, que el gobierno porteño estuvo a punto de vender, sigue concesionado en manos de la empresa del marido de la diputada del Pro Carmen Polledo. Mauricio Macri y Juliana Awada, sin ir mas lejos, lo eligieron para su fiesta de casamiento, hace diez años. De los ocho resultados que el Pro esperó en las sucesivas elecciones de 2007 en adelante, sólo perdió en una sola. La cábala del Mago Sin Dientes, esta vez no falló; los ausentes fueron los tradicionales globos, que fueron reemplazados por un juego de luces digno de un festival internacional. 

Cerca del comando de campaña había anoche otro tipo de festejos. También un sector del partido, que se sentía relegado en el reparto de la boleta y está más vinculado al trabajo social, celebró la recuperación en los números de las comunas del sur: triunfo en la Comuna 4 y empate técnico en la 8. Al interior de la propia Ciudad se comprobaba el knock out del Frente de Todos. 

El acto central también envió un mensaje de unidad: la idea fue mostrar una suerte de diversidad contenida en la próxima lista unificada de cara a noviembre, sin relegar a López Murphy ni a Rubinstein. Promediando la tarde, Fernando Straface, jefe de campaña de Vidal, y Emmanuel Ferrario, primer candidato a legislador porteño, ratificaron ante los micrófonos que, pase lo que pase, el ex ministro de Economía ocupará un lugar de privilegio en la boleta integrada, por encima de Sandra Pitta, que tenía la prioridad por la ley de paridad. 

De cara a noviembre, Juntos por el Cambio pone en juego 8 bancas en la Cámara de Diputados (más las dos que conquistó en su momento Martín Lousteau, con Evolución), mientras que el FdT pone en juego solo tres. Si se proyectaran los resultados de las PASO, cada espacio mantendría los mismos escaños. 

Con los números de la Legislatura sucede algo similar: JxC renovará probablemente las 16 bancas que obtuvo hace cuatro años (más otras 4 del bloque de Lousteau). En tanto el FDT solo renueva 6, dado que compite con la pésima elección de la por entonces Unidad Porteña de 2017, por lo que lograría avanzar, aunque a gatas. 

“Este voto también refleja la confianza a una forma de gobernar y de ser del Gobierno de la Ciudad. También a Mauricio, que creó hace 14 años esta forma de gobernar”, siguió Vidal. 

“Hoy falta menos para terminar con los privilegios de unos pocos. Para vivir en una sociedad donde nadie pueda ponerse por encima de la ley. Para que los que gobiernan sean ejemplares en sus conductas y estén al servicio de la sociedad”, agregó. Y avisó: “Mañana (por hoy) nos vemos en las escuelas de la Ciudad, que están abiertas”.

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Matias Ferrari

Periodista, comunicador y militante social. Trabajó en Página/12 y colaboró en la investigación del libro "Macristocracia" publicado por Editorial Planeta.