Perfil, el reino de Henry Christophe y el uso racista de las editoriales periodísticas

✍️ El periodista haitiano Jackson Jean responde a la nota publicada en Perfil sobre la historia de Henry Christophe, bautizado como Henry 1ro.

El 28 de septiembre de 2021, el periódico argentino Perfil publicó una nota de opinión del médico oftalmólogo Omar López Mato sobre la historia de Henry Christophe, bautizado como Henry 1ro que reinaba sobre el territorio norte haitiano desde 1806 hasta 1820.

Cuando vi la nota de Perfil estaba traduciendo el libro “Reflexiones políticas sobre algunos libros y periódicos franceses con respecto a Haití (1817)” del destacado intelectual haitiano y secretario privado del Rey Henry 1ro, Jean Louis Vastey, quien fue testigo ocular y teórico de la revolución haitiana, precursor del anticolonialismo y del pensamiento decolonial en América Latina y el Caribe. Juzgué necesario precisar esto porque Jean Louis Vastey escribió este libro en 1817, en el objetivo de denunciar el uso racista y colonialista de las editoriales y las prensas europeas en aquel momento para ensuciar la imagen de nuestros héroes, de nuestra nación y de nuestros gobiernos después de nuestra revolución. Sorprendentemente, por ignorancia o por mala fe, algunos medios siguen teniendo esta misma práctica racista con respecto a nuestros ancestros y nuestra nación. El título de la nota de Perfil es un claro ejemplo en pleno 2021.

En el contenido de la nota, Omar López Mato dijo que “[Henry Christophe] había nacido esclavo…” , como si la esclavitud fuese algo natural (o normal) y no una condición social impuesta a los africanos (hijos o nietos de) por los secuestradores blancos europeos donde son cosificados, en otra palabra, esclavizados. Sin embargo, no es una novedad pero siguen ignorando que muchos de estos africanos/as eran príncipes/princesas, guerreros/as o reyes/reinas sacados a la fuerza de su territorio nativo. 

Cuando algunas periodistas o historiadores blancos, como Phillipe Girard, no divulgan que Toussaint Louverture había sido traicionado por el libertador Jean Jacques Dessalines por 4000 francos, dicen exactamente -como lo hizo Omar López Mato- que «Henry Christophe participó en un golpe de Estado contra el “emperador” Jean Jacques Dessalines». Lo peor de todo eso es que el objetivo es crear divisiones con respecto a nuestros héroes, usando sus archivos llenos de sangre de nuestros mismos ancestros. Es la manifestación típica del imperialismo manipulando los hechos históricos del otro -no para restablecer la verdad y la memoria- sino “dividir para reinar” mientras continúan ocultando las suyas. Obviamente hubo conflictos entre nuestros antepasados, al igual que en todos lados. Sin embargo, no vamos a permitir a nadie -menos a los racistas (o descendientes)- caricaturizar de salvajes a nuestros ancestros a través de sus medios masivos por el simple hecho de que hayan heredado de los privilegiados sus sistemas desiguales y exclusivos.

Estas falacias nunca podrán sacar de la cabeza a los verdaderos caribeños y latinoamericanos que nuestros héroes y heroínas pateaban los traseros de estos malditos burgueses blancos europeos esclavistas. Ni los verdaderos blancos harían algunas de las afirmaciones relatadas en esta nota. Cualquier alemán o polaco podría comentarles que estuvieron alrededor 2500 de ellos en el ejército nuestro cuando afrontábamos la expedición militar de Francia en el campo de batalla de Vertières el 18 de noviembre de 1803. La esposa del libertador Claire Heureuse Felicité fue enfermera durante la batalla, atendió tanto a los soldados negros así como a los blancos franceses, por lo que las ideas de que la primera y única revolución socio-étnico-racial que conoce el mundo hasta hoy en día era un «masacre de blancos» es un error de nivel secundario.

Pintura diseñada en 1806, caricaturizando al libertador de Haití, Jean Jacques Dessalines, como un salvaje con la cabeza de una mujer blanca durante la campaña de isolación de Haití por Napoleón Bonaparte.

Además, el columnista dijo que «Henri I se interesó por la educación (a pesar de ser analfabeto)». Esto no es solo un error, sino también un signo de pereza intelectual. Lamentablemente pasa esto cuando se lee Wikipedia, y no libros de historias reales. El coronel francés, Vincent y Pamphile de La Croix afirmaron con sus propias palabras que el Rey Henry 1ro, no solo era un persona culta y educada sino que también hablaba francés e inglés fluidamente.

Son entendibles los errores del autor, ya que es un médico oftalmólogo de profesión que solo a él le gusta la historia, y que apenas «descubre», quizás, la existencia de los afroargentinos y sus historias. ¿Cuántos argentinos y argentinas saben que Manuel Dorrego estuvo exiliado en Haití durante dos años? La historia de un pueblo que mandaba al carajo todo un sistema desigual construido durante 4 siglos era asunto de seguridad internacional, al punto que tuvieron que hacer toda una campaña de invisibilización de lo que estaba pasando en Haiti.

Durante el inicio de la insurrección de los negros, una prensa llamada The Virginis Gazette publicó una nota sobre Haití con el título «Horrible devastación en el país». Los periódicos más conocido del Caribe y América Latina en aquella época, tales como el Papel Periodico y Royal Gazette, no publicaron ni una nota sobre la revolución haitiana. Al contrario, contrataban a intelectuales mercenarios para manipularla y borrarla en la mente colectiva. ¿Cuántos bibliófilos sabían que los libros de Jean-Louis Dubroca (1757-1835) sobre Dessalines y Toussaint, los libros de Mazères sobre el reino de Christophe para no citar más, eran propagandas pagadas por Napoleón Bonaparte para vilipendiar nuestra revolución y los héroes? ¿Cuántos intelectuales argentinos escucharon hablar o aprendieron el pensamiento decolonial en sus universidades? Hoy el trabajo de los ex-colonizadores sigue a través de sus medios masivos y editoriales porque es una lacra de privilegio heredada de la explotación de seres humanos sin importarles la ética, las condiciones sociales y los valores humanos.

La verdad no hay nada sorprendente en el contenido de esta nota. Lo que sí es sorprendente es el nivel de absurdo que puede cometer un homo sapiens sapiens. Como ejemplo, el título y la introducción del redactor tratando de “bizarro” el reino de Henry Christophe, y que para él le «resulta difícil entender que un ex esclavo se convierta en rey y, menos aún, que cree una nobleza a la que le conceda nombres curiosos como Duque de la mermelada o el barón de las mejillas rosadas». ¿En serio? Al ver este título hasta me pregunto si este «redactor» leyó por lo menos el contenido de la nota de Omer López Mato. Este nivel de racismo explícito y repudiable desvela, por otro lado, la infiltración del «idiotismo» en la prensa argentina. Muchos periodistas o responsables de medios ni entienden cuál es la diferencia entre ser libertarios y libertinos. Nadie tiene el derecho de ser racista o negrófobo, menos publicarlo a través de una prensa donde miles de jóvenes están informándose. No importa que sean de derecha, sus prensas pueden reflejar sus ideologías respetando el derecho, los valores y la historia del otro. Esto se llama «ser civilizado» en su verdadero sentido. La libertad de expresión pierde así todo su sentido.

El príncipe Jacques Victor-Henri y las princesas Francoise-Améthyste y Anne-Athénaire. Cuadro «Los hijos del rey Henri Christophe». Artista desconocido, siglo XIX (entre 1811-1820)

Henry Christophe fue un gran Rey, con R mayúscula. Fue un genio militar y contribuyó en las dos más grandes batallas anticolonialistas de la historia de la humanidad (la batalla de Savannah en 1779, EE.UU contra Gran Bretaña; y la Batalla de Vertieres en 1803, Haití contra Francia) y en las dos salió vencedor. Fue también uno de los dirigentes más progresistas en el Caribe y América Latina durante medio siglo XIX. A lo largo de su administración el comercio exterior, la industrialización, la agricultura, la producción de conocimiento intelectual, el arte y la construcción de obras públicas, así como la defensa nacional, la contrainteligencia y las relaciones internacionales fueron sus prioridades. Prestaba atención particular al cuidado del medioambiente, la fauna y las flores. La más grande citadela del Caribe- declarada patrimonio mundial por la UNESCO – que construyó, Citadelle Laferriere, hace orgullo a todos los caribeños y latinoamericanos descolonizados mentalmente.

El reino de su majestad, Henry 1ro, es para nosotros las y los haitianos, la máxima expresión de libertad. Es el mensaje de que, definitivamente, los blancos no podían decidir más sobre nuestro estatuto social en base al color de piel en el mundo contemporáneo. Que podíamos decidir que seamos príncipe o Rey, no solo trabajador en los campos de caña azúcares. Que las mujeres o niñas negras podían ser también princesas, duquesas o reinas y no solo sirvientas.  

Tirar en la basura todas las malditas culturas y sistemas políticos de los colonialistas en la bendecida tierra que poseían y llamada Haití por los originarios para fundar nuestro reino de negros en el mundo durante la época, con su propio idioma (Kreyol), propia religión (Vodou), propia música, baile y arte, propia literatura y filosofía desafiando así sus pretendidos poderes de dominaciones naturales y conocimientos pseudocientíficos sobre la desigualdad de las razas humanas (Joseph Arthur de Gobineau, 1853) no tiene nada de bizarro. Lo que sí es bizarro es el título, la introducción y el contenido de la nota que publicó el periódico Perfil.

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