«El sector con mayor caudal electoral está diciendo que la negociación no estuvo bien encarada»

🗣️ En diálogo con El Grito del Sur, la economista Fernanda Vallejos analizó los riesgos de un nuevo ciclo de endeudamiento y las posibilidades de una derrota electoral en 2023 si se impone el rumbo propuesto por el FMI. Elogios a Máximo y el silencio de la vicepresidenta.

Dentro del oficialismo, una de las voces más críticas del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido la de Fernanda Vallejos, economista y exdiputada nacional (2017-2021). En una entrevista con El Grito del Sur, la también referente de Soberanxs -espacio político que integra junto a Amado Boudou, Alicia Castro y Gabriel Mariotto, entre otros- dijo que no hay antecedentes de un programa con el FMI «partiendo de un 50 por ciento de pobreza estructural» y aseguró que el Fondo busca «co-gobernar o gobernar, puesto que se encarga de dictar la política económica del país».

Vallejos también analizó los riesgos de ingresar en un nuevo ciclo de endeudamiento como el vivido entre los años 1976 y 2001, los movimientos políticos en el Frente de Todos tras la renuncia de Máximo Kirchner como jefe de bloque en la Cámara de Diputados, el silencio de la vicepresidenta y las posibilidades de una derrota electoral en 2023 si se impone el rumbo propuesto por el FMI.

Tras el principio de acuerdo con el FMI, sostuviste que «lo que está en riesgo es el futuro de la patria». ¿Por qué el gobierno de Alberto Fernández decidió legitimar el crédito tomado por el macrismo?

Hay distintas miradas respecto a lo que sería la mejor salida frente a una situación muy compleja como la que vive Argentina. Yo tengo la absoluta convicción de que los caminos convencionales relacionados con la cuestión de la deuda no ofrecen las soluciones que nuestro país necesita. En primer lugar, ésta no es una deuda como cualquier otra: en ese sentido se puede hacer un paralelo con lo que ocurrió durante el gobierno de Alfonsín, por las irregularidades y los ilícitos en la contratación de la deuda -aquella vez mediante un gobierno de facto-. La deuda actual no tiene que ver solamente con la responsabilidad de los actores locales, sino que también recae sobre el acreedor (FMI) que decidió violentar su propio estatuto y las reglas que estructuran su funcionamiento. Desde que entra en vigencia el stand-by en 2018 hasta que Macri deja la presidencia, se fugaron los 44.500 millones de dólares que el FMI desembolsó en el país y también otros 6.300 millones más que salieron de las reservas del Banco Central. De lo que no cabe ninguna duda es que el dinero desembolsado por el FMI se fugó íntegramente y no quedó un solo dólar en el país. Corresponde que el Estado argentino, en defensa del patrimonio público, concurra a la Corte Internacional para poner en cuestión las irregularidades en que ha incurrido el Fondo Monetario.

¿Qué implicancias tiene en términos de soberanía económica ingresar en un nuevo ciclo de endeudamiento como el vivido entre 1976 y 2001?

El problema es si no están los dólares cuando llegue el año 2026 e hipotéticamente haya que empezar a pagar. Entonces vamos a tener que renegociar y con ello aparecen nuevos programas del FMI que traen condicionalidades cada vez más fuertes, más acuciantes y asfixiantes para la economía y la sociedad argentina. Por supuesto esto implica la pauperización de las condiciones de vida de nuestra población, que además es preocupante porque estamos partiendo de un 50 por ciento de pobreza estructural. No hay antecedentes en este sentido. Como dijo el ministro Guzmán en sus redes sociales: este acuerdo es un salto a lo desconocido. Además, en cualquier acuerdo que se cierre con el FMI siempre hay cesión de soberanía. Porque el Fondo lo que hace es co-gobernar o gobernar, puesto que se encarga de dictar la política económica del país. En este momento le está reclamando a la Argentina una intervención sobre la política fiscal recortando el déficit hasta llegar a cero en 2025. Ahí está el debate sobre la política tarifaria, que es un pilar de la política económica. Los subsidios sobre las tarifas implican salario indirecto para las familias argentinas. De haber incrementos tarifarios, tendrán menos ingresos disponibles para volcar al consumo.

Fuiste parte de la Cámara de Diputados hasta finales del año pasado y conocés a una parte importante de los miembros del bloque del Frente de Todos. ¿Qué lectura política haces de la designación del santafecino Germán Martínez como jefe de bloque?

Germán es un compañero muy querido, a quien además conocemos desde antes que fuera diputado. Él ya era colaborador del Chivo Rossi cuando éste era jefe de bloque. Me parece que se eligió a un compañero que no ha generado ninguna resistencia, que probablemente por su posicionamiento pueda no estar representando una u otra mirada sino jugar en el centro. Es un poco lo que exige la coyuntura con un tema tan trascendente donde hay miradas muy distintas. En un acto de enorme honestidad y poco frecuente en la política argentina, Máximo dio un paso al costado porque -como muchos venimos diciendo- no comparte la estrategia en la negociación que se llevó adelante y el resultado al que se ha arribado.

«En cualquier acuerdo que se cierre con el FMI siempre hay cesión de soberanía. Porque el Fondo lo que hace es co-gobernar o gobernar». Fernanda Vallejos

¿Y el silencio de la vicepresidenta Cristina Fernández?

La vicepresidenta está jugando su rol. Ella tiene enormes responsabilidades y hablará en el momento en que, con todos los elementos a mano, considere oportuno. Al día de hoy, la responsabilidad sobre el debate está puesta -por un lado- en el Poder Ejecutivo que lleva adelante las negociaciones y luego en cabeza de los legisladores, tanto en la Cámara de Diputados como de Senadores, que llegado el caso tendrán que aprobar o desechar lo que el Ejecutivo mande. 

Para el exministro Agustín Rossi, una mayoría dentro del Frente de Todos acompaña la decisión del Presidente. ¿Crees que eso se va a ver reflejado cuando se vote el acuerdo en el Congreso?

La verdad es que no lo sé. Los diputados con los que tengo más diálogo no están acompañando el acuerdo, pero el bloque es muy grande y desconozco la posición que tiene el conjunto.

El presidente Alberto Fernández señaló que «no hay nada para festejar» en este nuevo programa del FMI, pero se encargó de presentarlo como la única opción posible. ¿Ves el riesgo de que el peronismo gobernante se transforme en statu quo sin alterar las relaciones de poder en la sociedad?

El principal riesgo que yo veo en este acuerdo, y creo que tiene que anteceder cualquier discusión, es el futuro de la Argentina. Eso me parece que trasciende ampliamente la discusión político-partidaria y los roles de cada uno. Hay algo mucho más grande que es el futuro de la patria. Frente al riesgo de entrar en un nuevo ciclo largo de endeudamiento, creo que merece un debate profundo del cual debe ser partícipe el pueblo argentino. Ese fue uno de los efectos positivos de la decisión de Máximo: es indudable que a partir de ese evento ha ocurrido una profundización del debate y el involucramiento de una parte de la ciudadanía que no estaba prestando toda la atención a un tema absolutamente relevante. Hay que analizar todos los caminos posibles y tener una estrategia acorde a la gravedad de la situación. La Argentina no puede ir a la defensiva a esa negociación como si fuéramos nosotros quienes estamos en falta, es absolutamente a la inversa.

Fernanda Vallejos junto a Cristina Fernández de Kirchner

Desde Soberanxs propusieron elevar una petición en el marco de la Corte Internacional de Justicia para solicitar una opinión consultiva por las irregularidades en las que el FMI ha incurrido. ¿A quién escucha el Presidente hoy? ¿Ves problemas en el funcionamiento de la coalición de gobierno?

Me imagino que, en primer término, el Presidente escucha a quienes tiene más cerca en el Poder Ejecutivo, como el ministro Guzmán que vino llevando la estrategia negociadora. A mi juicio, por la situación que estamos atravesando, creo que la escucha tiene que ser abierta y pluralizada porque es evidente -desde la propia constitución del Frente de Todos- que hay perspectivas diversas y éste es un tema muy relevante en el que me parece inevitable sopesar las distintas miradas y opiniones que hay dentro del propio espacio político. A nadie se le escapa que hasta 2015, muchos de los sectores que hoy lo integran -incluso el propio Presidente- eran abiertamente opositores y trabajaron en contra de la expresidenta. Hay una ponderación distinta en el Frente de Todos sobre la gravedad de la deuda. No puede haber una sola perspectiva que defina la estrategia, justamente el sector con mayor caudal electoral está viendo las cosas desde una perspectiva distinta y diciendo que la negociación no estuvo bien encarada.

Esta semana también dijiste que «de continuar con este acuerdo con el FMI, la derrota en 2023 está con altísima probabilidad asegurada». ¿El Gobierno está a tiempo de corregir el rumbo?

Por supuesto, no tengo ninguna duda. Por eso somos tan vehementes en el debate interno de lo que debe ser el rumbo de nuestro gobierno. La sociedad tiene unas ganas enormes de que la Argentina salga adelante y para ello fuimos votados. Si corregimos el rumbo, la sociedad argentina nos va a dar otra oportunidad. Hay que aprender las lecciones de los errores del pasado. Ya en 2021, el fuerte ajuste que impulsó el Ministerio de Economía estuvo dominado por las presiones del Fondo Monetario en el marco de las conversaciones que estaban en curso y no se sopesó los costos que tenía para el pueblo ni las consecuencias que podía tener. Por eso perdimos millones de votos, que no se fueron a la derecha sino que directamente no fueron a votar. Jamás el FMI tuvo buenas intenciones con la Argentina y el mundo. No hay que tener miedo de confrontar con los fuertes intereses que hay del otro lado.

Compartí

Comentarios

Sebastián Furlong

Licenciado y profesor en Ciencias de la Comunicación (UBA). Retrato periodísticamente el conurbano y la ciudad de la furia. Agenda popular y política para analizar la realidad y aportar al quehacer colectivo.