Pepa Gaitán, «torta» y militante social

💜 El 7 de marzo se conmemora el Día de la Visibilidad Lésbica en memoria de Pepa Gaitán. Yamila, su hermana, cuenta la historia de su comedor y de la militancia social de la Pepa.

Militante social, lesbiana “chonga” simpática y seductora, hincha de Belgrano de Córdoba, a Pepa Gaitán la fusilaron por andar por la vida con la frente en alto y sin ocultar su condición de “torta”. Fue el 7 de marzo de 2010 y en su memoria se conmemora el Día de la Visibilidad Lésbica en la Argentina. 

La familia de Pepa fundó el comedor comunitario Lucía Pía en Barrio Parque Liceo de Córdoba Capital, un espacio con guardería, talleres y copa de leche. Sus padres consiguieron que el barrio tenga tres escuelas, dispensario, asfalto y cordones cuneta. De aquella familia solo queda en pie sosteniendo el comedor, Yamila Gaitán, hermana menor de la Pepa. 

En todo el país se recuerda a la lesbiana asesinada por el padrastro de su novia, incluso en actos oficiales. Pero pocos recuerdan el carácter de militante social de la Pepa, que este año cumpliría 40 años si no le hubieran arrancado la vida. El comedor era su realidad de todos los días, junto con sus novias, su moto Enduro verde y Belgrano de Córdoba. 

Yamila y Pepa Gaitán junto a su madre.

La Pepa hacía lo mismo que los militantes populares de los barrios en la década de 1970. Recolectaba mercadería y la llevaba a las villas para repartir entre la gente que precisaba. Su función principal en Lucía Pía era dirigir la actividad física de niños y niñas, que la llamaban “Seño Pepa”. 

“Si tenía un sánguche y veía a un chiquito pidiendo en la calle, se lo daba”, la retrata su hermana Yamila. 

Esa solidaridad hacia quienes tenían menos que ella, la llevó a conocer a Daniel Torres, quien tiempo después iba a ser su asesino. Yamila Gaitán cuenta que “Torres la traicionó a Pepa, que era su amiga. Mi hermana le daba de comer a toda esa familia. Un día Pepa le pregunta a mi mamá: ‘¿qué te parece si Daniel viene a trabajar al comedor?’ Había que hacer un arco de fútbol para que los chicos y las chicas jueguen a la pelota, y este hombre sabía albañilería. Pepa le compró las herramientas para que pueda trabajar por su cuenta. Después Pepa se enamoró de Dayana (la hijastra de Torres). La mujer de él también se enamoró de Pepa y es la que le empieza a picar los sesos a Daniel”.

Yamila Gaitán

Torres tenía una escopeta en su casa, detrás de la puerta. El 6 de marzo de 2010 pasan por la puerta en la moto Enduro, la Pepa y su amiga Gabriela. Salen a la calle Torres y su esposa, que le grita al hombre que saque la escopeta y les tire. Eso hizo el albañil del comedor. Sacó la escopeta, apuntó y asesinó a Pepa de un disparo a quemarropa. La ambulancia tarda mucho en llegar y Pepa fallece el 7 de marzo a raíz de las heridas causadas por los perdigones. Así fueron las cosas. 

El comedor siguió adelante sin la Pepa. En un juicio donde la defensa de Torres llegó a plantear que la Pepa no podía ser víctima porque era “corpulenta”, el asesino fue condenado a 14 años de prisión por homicidio simple. La madre de Pepa, Graciela Vázquez, falleció en 2018. La pena por la falta de su hija le fue mellando la salud. Al frente del comedor quedó Yamila.

Al día de hoy, la situación del comedor Lucía Pía es crítica. Yamila Gaitán dice a El Grito del Sur que “desde septiembre no le bajan al comedor Lucía Pía ni un bolsón de alimentos. Ni un aceite ni una harina. Hace cinco años nuestra madre firmó un convenio con la provincia para que le hagan el piso al comedor. Todavía estamos esperando que cumplan. Tenemos una carpeta de cemento, no se puede baldear ni desinfectar de manera adecuada, los chicos no pueden gatear porque se lastiman las rodillas”.

Interior del comedor Lucía Pía

El último desembolso que el comedor recibió del Estado fue de 15 mil pesos en diciembre. Con ese dinero hicieron magia para comprar garrafas. Desde Desarrollo Social de la provincia de Córdoba le dicen a Yamila que no hay recursos. Con 29 años y dos hijos, Yamila carga sobre sus hombros la responsabilidad de continuar con el comedor. “No voy a bajar los brazos”, declara.

Sostiene el comedor con donaciones de alimentos secos de comerciantes del barrio y todos los que colaboran en el lugar ponen de sus bolsillos para comprar cajones de pata-muslo de pollo o carne picada. La sala cuna recibe un litro de leche en polvo por mes por cada niño. Concurren 75 niños y hasta setiembre podían comer 200 adultos familiares de los chicos. Desde que dejaron de recibir los bolsones de alimentos de Nación, ya no pueden darles de comer a las personas mayores. También asistían con viandas a vecinos en situación de indigencia, pero tuvieron que interrumpirlo. 

Durante la cuarentena en 2020, mientras el comedor y la sala cuna estuvieron cerrados, personas violentas lo ocuparon y cuando 7 meses después les llegó la orden de desalojo, destrozaron todo. “Nos dejaron las paredes peladas. Nos sacaron los inodoros, las térmicas, los juegos de los chicos, ollas, cocina y heladera, y reventaron el portón. Tuvimos que arreglar todo”, explica Yamila. “Por desgracia tengo que decir que fueron familiares nuestros con problemas de adicciones, con mucha bronca hacia el trabajo social que hacemos”. Tuvieron que empezar de cero.

Frente del comedor

El comedor de las Gaitán está ubicado en Bartolomé Hidalgo 1200, de Barrio Parque Liceo, Córdoba Capital. Asisten niñas y niños de Liceo secciones 1ª, 2ª y 3ª. 

En el Día de la Visibilidad Lésbica, Yamila Gaitán dice que a “Pepa tenemos que recordarla con alegría. Y siempre la llamamos Pepa, porque ella permitía solamente a nuestra madre que la llamara Natalia. Este año pedí que hagan un torneo de fútbol para celebrar su vida”. 

De esta manera, en Córdoba Capital – Barrio Parque Liceo II se recordó a Pepa Gaitán con un campeonato de fútbol femenino y torteril, una jornada organizada por Alerta Torta y El Deleite de los Cuerpos con radio abierta, batucada y un mural-homenaje. Y Yamila Gaitán reiteró el pedido de asistencia de Nación y de provincia de Córdoba para el comedor Lucía Pía.

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