El jueves pasado, Kimberly llevaba solo algunas horas detenida en la Comisaría 3 de la Ciudad de Buenos Aires cuando durante un motín fue víctima de una violación en grupo. La joven trans, que había ingresado el miércoles por la noche al establecimiento, contó que los hechos se desencadenaron cuando los prisioneros, quienes no tenían acceso al agua, la comida y las llamadas quisieron pasar hacia las primeras celdas, que eran las más grandes. “Una vez que comenzó el motín, como era la única chica trans que estaba detenida, todos me querían abusar”, aseguró la migrante, que dice que la usaron de botín de guerra y no opuso resistencia por miedo a terminar en mayores niveles de violencia. “Rompieron todo, se pusieron capuchas para que no los reconozcan”, continuó.
Conmovida, la joven prefirió ahorrar detalles sobre el evento aunque enfatizó en el maltrato que recibió de parte de los otros presos y de los empleados de la comisaría, a quienes decidió denunciar. “Yo estaba en una celda, imaginate el temor que viví, rompieron las luces, rompieron todo y me terminaron violando”, agregó.
«Había mucha policía ese día. Estaban los antimotines armados hasta los dientes, como si fueran a la guerra. Después vino el subcomisario y dijo que eran solo diez personas que se habían atrincherado y cuatro que estaban haciendo problema. Aseguró que no había pasado nada, pero son puras mentiras. ¿Cuatro personas solas dañaron tanto una comisaria?», cuestionó Jem Silvana Rodríguez, referenta de OTRANS Argentina sede CABA quien asistió a la víctima cuando ésta pudo avisarle lo sucedido.
Según informó Agencia Sudaka, las malas condiciones de las comisarías porteñas quedan en el limbo entre Ciudad y Nación y aparecen como otra excusa de la merma de fondos entre ambas. En ese sentido, Jem aseguró a ese medio que “desde Ciudad quieren culpar al Gobierno nacional por la coparticipación y que no les mandan recursos. Da la sensación, que esto es algo armado desde la Policía de la Ciudad, en connivencia con los reclusos hicieron el motín para que les envíen recursos y en medio de esta situación arremetieron contra nuestra compañera”.
“Esto pasa y ha pasado», sostuvo Kimberly respecto a las violencias que exponen a las mujeres trans en el sistema penitenciario. «Siempre se aprovechan de nosotras, a los policías no les interesan. A mi cuando caí presa no me dieron agua ni comida por un día y medio. Recién vinieron a atenderme después del motín y me permitieron hablar con mi marido. Me trasladaron al Ramos Mejía cuando me vieron llorando por el dolor”.
Si bien son pocas son pocas en relación al total de la población presa en general -685 mujeres cis y 31 trans en el Servicio Penitenciario Federal, sobre un total de 10.491 personas presas a fines de febrero-, según el informe “Mujeres trans privadas de libertad: la invisibilidad tras los muros” -realizado por la Procuración Penitenciaria de la Nación en Argentina en 2020- las mujeres trans tendrían sobrerrepresentación y sufrirían mayor vulnerabilidad en prisión que otros grupos sociales. «Además de los retos que el encarcelamiento impone a las personas privadas de la libertad, las mujeres trans presentan desafíos relacionados con el alojamiento, su identificación, las requisas, el acceso a servicios médicos, la privacidad, las visitas conyugales, entre otros”, explicó la fuente. Por su parte, en una reciente publicación de Agencia Presentes sobre la realidad de las personas trans en las cárceles después de la pandemia, Josefina Ignacio -integrante del Comité Nacional para la Prevención de la Tortura (CNPT)- aseguró: «La mujer trans o cis que llega a la cárcel en general ya ha sido vulnerada y en la mayoría de los casos ha sufrido violencia de género. Casi todas. Lo encontrás en cada uno de sus testimonios. Y lo siguen padeciendo ahí adentro”.
Respecto al hacinamiento, Kimberly afirmó que las malas condiciones de las cárceles son notables y hay una ausencia de salubridad en todo el servicio. Asimismo se destaca el poco respeto hacia la identidad de género, ya que a pesar de autopercibirse como una persona trans debió pasar su cautiverio junto con dos presos masculinos. Este tipo de situaciones parecen parte de la normalidad de mujeres trans y travestis, por lo cual junto con la organización OTRANS, que la está acompañando, Kimberly llevará a cabo la denuncia hacia el comisario y los policías.
