“Discurso médico, parto y nacimiento» a principios del siglo XX en Buenos Aires

🤱 Ianina Lois, comunicadora y Doctora en Sociología, presentó su libro “Discurso médico, parto y nacimiento. Buenos Aires, inicios del siglo XX” y habló con El Grito del Sur en el marco de la semana del Parto Respetado.

“Discurso médico, parto y nacimiento. Buenos Aires, inicios del siglo XX” es el libro que la comunicadora y Doctora en Sociología Ianina Paula Lois acaba de presentar. En las 141 páginas que recorren los albores del siglo pasado, Lois retrata la construcción del discurso higienista, la implicancia de las migraciones, la figura de la mujer como madre y la institucionalización de la medicina frente al saber popular de las comadronas y parteras. 

Con una mirada punzante y a través del análisis de fuentes históricas, el texto editado por Biblos logra “reponer y reconstruir la matriz discursiva que circuló en torno a la maternidad en las instituciones y publicaciones médicas y que estableció las bases y los alcances de una disciplina como la obstetricia”.

Trazando un recorrido histórico, Lois se anima a indagar en la maternidad, los discursos científicos, la lactancia y el aborto para desentrañar cuánto de lo ocurrido en ese momento tiene resonancias hasta el día de hoy. 

Profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y del Instituto de Ciencias de la Salud de la UNAJ, Ianina aprovechó el marco de la semana del Parto Respetado para hablar con El Grito del Sur.

¿Qué discursos sobre la maternidad circularon en Buenos Aires a principios del siglo XX?

En las dos primeras décadas del siglo XX todavía no estaba consolidado el discurso materno que irán construyendo los médicos a lo largo de los años. En ese momento los doctores eran varones de las clases acomodadas que fueron creando un discurso en torno a la necesidad de cuidar a las madres. Ahí se crea la Dirección de Maternidad e Infancia, se generan leyes para la protección de madres y niños abandonados y eso va de la mano con discursos sobre el rol de la madre como sagrado. Se construye la maternidad como algo bueno de lo femenino frente a otras características que están mal vistas. 

¿Qué es aquello que nombrás como “discurso higienista”?

El siglo XX es un momento de grandes inmigraciones. Buenos Aires, como otras ciudades, crece mucho y estos sectores dirigentes que no saben cómo controlar a la población -que viene con prácticas que para ellos son irracionales- utilizan la legitimidad del discurso médico para construir la idea de la higiene. Las prácticas de limpieza de los cuerpos en los espacios públicos, que parece que tuvieran un fundamento médico, pasan a ser un elemento de control social. 

¿Cómo incidieron estos discursos en la configuración de la mujer como madre?

Cuando empecé la investigación creí que iba a encontrar diferencias entre las clases sociales teniendo en cuenta que todavía estaba la presencia de los grupos como anarquistas y conservadores. Sin embargo, todos los sectores coinciden en que es importante cuidar este rol materno, que los sectores populares no tienen la suficiente formación en el cuidado y que es necesario educarlos institucionalmente. Los roles de acompañamiento que antes eran realizados por mujeres son reemplazados por varones que pasan a tener un saber legitimado. Las prácticas acompañadas por mujeres son tildadas de brujerías, oscurantismo e ignorancia. En el siglo XX, por un lado, todo lo que es la ciencia médica respecto al parto gana legitimidad pero, por el otro, la misma ciencia dice que la mujer es psíquicamente frágil y débil y no está apta para ciertas tareas. Recordemos que aún no nos dejaban votar, o hacer uso del patrimonio. 

¿Cómo se legitima la ciencia médica en detrimento de otros saberes como el de parteras o comadronas?

Se da a través de la institucionalización de ciertas prácticas. Por ejemplo surge la obstetricia, que no existía como ciencia médica antes de 1910. Esta disciplina toma algunos conocimientos de la ciencia médica y también toma gran parte del conocimiento de las comadronas. Lo que hacen es institucionalizar saberes que circulaban entre grupos de parteras y se organizan bajo un ropaje científico. Se realizan las primeras cesáreas también, es un momento de mucho desarrollo en términos de conocimiento médico científico.

¿Qué sucedía con el aborto a comienzos del siglo XX?

Se hablaba mucho más abiertamente del aborto que en nuestro tiempo, por lo menos hasta que se dio el debate en el Congreso. El aborto se termina prohibiendo en esos años como parte de la misma configuración del rol materno, pero si analizás los discursos de la época se hablaba sin tapujos de la práctica. Incluso se discutían las técnicas para hacerlo de manera totalmente abierta.

Decís que la consolidación de un supuesto de debilidad de la mujer constituye los cimientos del discurso moderno. ¿Cómo ves que esto pervive hasta hoy en día?

Está ahí dando vueltas con sus matices y sus readaptaciones. Ahora nadie se anima a decirlo abiertamente, pero se exalta el rol materno en detrimento de los roles sociales posibles. La base de eso es el patriarcado. Cuando se discuten cuestiones hormonales o se busca una explicación biológica a las diferencias de carácter entre hombres y mujeres, hay algo de creer que esta matriz de debilidad pervive.

Es la semana del Parto Respetado, ¿cuánto de revisar estos discursos sirve para modificar las prácticas actuales?

Solamente preguntarnos por qué tenemos que tener una semana del Parto Respetado nos indica que algo en términos de derechos está mal. Es necesario que reflexionemos como sociedad, más allá de que después sean decisiones individuales, sobre cómo están naciendo las personas que forman nuestra comunidad. Me parece que hay muchas cosas sobre la información de las prácticas médicas, los tiempos y los espacios que acompañan al parto que faltan para que se pueda dar de una forma respetada.

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El Grito del Sur es un medio popular de la Ciudad de Buenos Aires.
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