«El drag me permitió crear un personaje que une lo que soy, lo que creo y lo que me gustaría ser»

💅🏼 Francisco Machado Toro es médico cirujano en Venezuela y se volvió viral con un tuit. "Soy médico cirujano y también soy drag queen". La historia de La Dragtora.

“Cuando le dije a mi mamá que hacía drag esperaba cualquier respuesta. Le dije ‘quiero mostrarte a alguien muy especial que está inspirada en ti’, le mandé una foto de Vitiliga y me respondió ‘qué bella es Vitiliga’. Es muy bonito, siempre le mando las fotos y ella me da feedback, es como un jurado”, recuerda entre risas Francisco Machado Toro, un joven médico venezolano que le da vida a la performer queen Vitiliga. A principios de mayo se volvió viral un tuit de Francisco en el que cuenta que, además de cirujano, es drag queen y es conocido como La Dragtora. Hoy el tuit cuenta con más de 76,6 mil favs. “No me esperaba algo así nunca”, admite.

Todo empezó con el proyecto Prisma, un programa que desarrolla la ONG País Plural y del que Francisco es coordinador. Prisma busca empoderar a la comunidad LGBTIQ+ en Venezuela y promover los derechos humanos. “Uno de los participantes lanzó una campaña por Twitter con los hashtags #SinEtiquetas #PRISMA y #somospersonas y para apoyarlo pensé ¿cómo me puedo mostrar al mundo sin etiquetas? Diciendo quién soy yo, mi profesión, que soy drag y que tengo una condición de salud (vitiligo) que puede ser juzgada por la sociedad”, dice.

Francisco Machado Toro nació el 4 de mayo de 1995 en Los Teques, en el estado de Miranda, y supo que quería ser cirujano a los 9 años cuando vio Dr. 90210, el reality show de E Entertainment que mostraba las cirugías plásticas que hacía el doctor brasileño Robert Ray en Beverly Hills. 

“Me llamaba demasiado la atención cómo un ser humano podía transformar la realidad de otra a través de las cirugías. Yo veía el impacto emocional que tenía el antes y el después en esas personas que sufrían depresión, que tenían una mala praxis. Le decía a mi madre ‘quiero ser eso, quiero ser como el doctor Robert Ray’. Y ella me dijo que tenía que estudiar medicina, luego cirugía y después especializarme en cirugía plástica”, afirma Francisco.

Ese fue el camino que siguió: en 2012 rindió el examen de ingreso y se mudó a Caracas para estudiar en la Escuela de Medicina José María Vargas de la Universidad Central de Venezuela​, ubicada en las afueras de la capital, donde también se desempeñó como delegado estudiantil y participó de sociedades científicas. 

“Ya me gradué, recibí mis credenciales el 8 de abril y mi acto de grado va a ser a principios de junio”, detalla. En las próximas semanas, además, empezará su servicio rural para después poder especializarse en cirugía plástica. “Ese es mi sueño más grande”.

Pero durante la cuarentena estricta todo se frenó y Francisco y sus amigos tuvieron más tiempo para mirar televisión y, una vez más, un reality show dio vuelta su vida: Ru Paul ‘s Drag Race.

“Empezamos a ver Ru Paul y Pose y mi interés y el de mis amigos de la ONG por esta expresión artística aumentó. Decidimos que si tanto nos gusta tenemos que atrevernos. Sabemos que para muchos es una cuestión profesional, pero seis de nosotros hicimos un drag show en diciembre de 2020, invitamos a 30 amigos, nos montamos, hicimos lip sync. Fue vivir un sueño”, afirma.

Para esa fecha, Francisco consiguió maquilladora, ropa prestada de su tía y de su prima. “Somos la misma talla y Vitiliga salió ganadora -se ríe Francisco-. Yo no sabía ni siquiera dónde se compraba una peluca, así que le pedí a una amiga que se disfraza de princesas de Disney y tiene las de Elsa y Ana de Frozen. Como mi mamá es rubia elegí la de Elsa. Y así fue que se lanzó Vitiliga, con una peluca prestada”.

Después de ese show en diciembre organizaron otros cuatro y el eje, asegura el joven médico, es el dragtivismo. “Nosotros buscamos educar en base a las problemáticas que vemos en Venezuela. Un show fue sobre transfemicidios porque hubo tres en una semana, fue muy shockeante y quisimos hacer ese homenaje. En el último, donde juntamos más de 300 personas, promovimos el programa Prisma y el próximo será para concientizar sobre las terapias de reconversión, que hay grupos religiosos que se están movilizando a favor de que se implementen”.

Ese deseo de Francisco de educar y conectar a otros también se hizo posible gracias a su tuit. Personas que tienen vitiligo respondieron el mensaje y pudieron ponerse en contacto entre sí y llegaron otros mensajes de médicos que también hacen drag. “Poder hacer comunidad de dragtores es muy bonito porque nos hemos conectado dos personas de México, uno de Colombia y quién sabe cuántos más hay”, afirma.

“Nosotros decimos que todos deberían hacer drag al menos una vez en la vida porque el arte permite explotar tus habilidades y cumplir sueños. Inspirar a las personas que quieren hacer algo distinto y vivir plenamente, respetando al otro, es lo que más me llena después de que se viralizara el tuit -asegura Francisco-. A mí el drag me permitió crear un personaje que une lo que soy, lo que creo y lo que me gustaría ser y tener un espacio seguro para explotar esa parte artística: bailar, hacer comedia y también defender los derechos humanos”.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.