«Las mujeres hemos sido el sostén moral del Paraguay»

🇵🇾 Doctora, mujer, ex Ministra de Salud y militante popular, Esperanza Martínez es la candidata presidencial de la izquierda paraguaya para 2023. En diálogo con El Grito del Sur señala: "Vamos a terminar con la idea del Paraguay con miedo".

El país con la dictadura más larga de América Latina. El que fue víctima de una triple invasión imperial a la que los vencedores llamaron «Guerra de la Triple Alianza». El país del Mariscal Solano López, de la herencia guaraní, del amplio Chaco. El país en el que un cura de izquierda desafío al todopoderoso Partido Colorado, heredero del dictador Stroessner. En este complejo escenario, en el país de Latinoamérica con menos porcentaje de su población vacunada contra el COVID, una doctora, ex Ministra de Salud y militante popular, intentará desafiar en 2023 a la hegemonía colorada para convertirse en la primer mujer en presidir el Paraguay. El Grito del Sur entrevistó durante su paso por Argentina a Esperanza Martínez, candidata presidencial por el Frente Guasú (FG), y aquí les reponemos algunos de los mejores pasajes de la charla.

Se observa en Paraguay una situación muy compleja donde el Partido Colorado hace las veces de partido-Estado. ¿Es posible ganarle a la formación de Mario Abdo y Horacio Cartés? ¿Qué debería hacer la oposición?

El desafío de 2023 es lograr una gran unidad de los partidos y movimientos de toda la oposición para llegar con una chapa única que represente un acuerdo político que pueda tener 4 o 5 líneas estratégicas de gobierno que permitan iniciar grandes transformaciones en el Paraguay y que garanticen un acuerdo de gobernabilidad política. Desde el FG y el Ñemonguetá apostamos por una unidad que no sea de partidos o de firma de papeles sino una unidad en la base, de la ciudadanía que está reclamando cambios, que está cansada y decepcionada de la política y de los políticos. Que pide una idea de Esperanza para 2023.

Fotos: Ale Bona

La comunidad paraguaya en Argentina es de cerca de un millón y medio de personas, pero en general no está empadronado un sector que podría hacer un aporte sustancial en la elección del año que viene. ¿Por qué sucede esto?

A pesar de que la garantía constitucional de este derecho viene de 2011, la Justicia Electoral nunca ha hecho un esfuerzo para que este derecho `pueda ser ejercido en plenitud y ha puesto muchas dificultades. Hoy el proceso de empadronamiento es voluntario y engorroso: hay que llamar, hacer una entrevista, una solicitud en PDF, enviar una foto. Es una barrera que desanima a muchos compañeros que no tienen acceso a esta herramienta. Se habla de casi un millón y medio de paraguayos fuera de Paraguay, pero hay apenas 39.000 empadronados en el extranjero para las últimas elecciones. Desde el Frente Guasú presentamos una propuesta legislativa en 2017 y peleamos para que hubiera acuerdos con los países que tienen más migrantes (Argentina, España y Estados Unidos) para usar los padrones de las municipales donde los extranjeros participan y se pudiera compartir la información entre órganos electorales. Pero el Tribunal Superior lo frenó.

¿Qué mensaje le das a la comunidad?

El 11 por ciento de las familias paraguayas reciben remesas de sus compatriotas en el exterior. Se habla de 1,88 por ciento del PIB que es aportado por esa cuotita que manda todos los meses gente que trabaja en condiciones muy humildes pero que les permite ahorrar y ayudar a los compatriotas en nuestro país. Más allá de que puedan o no votar les pedimos que hablen con las familias en su país, que puedan ser una especie de caja de resonancia con sus familias. Es muy importante que quienes viven aquí en sociedades más democráticas, que han avanzado en el acceso a la salud, educación, alimentación, nos ayuden en el proceso de ir deconstruyendo esa idea de un Paraguay con miedo, que cae en el prebendarismo, en la compra de votos. Y confiar en este proyecto que se está construyendo sea el inicio de un proceso de grandes transformaciones y cambios en Paraguay.

Fotos: Ale Bona

Hablabas de la «unidad más amplia posible» y eso incluiría al Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), una formación opositora a los colorados pero que formó parte del golpe institucional contra el gobierno de Lugo del cual formaste parte como Ministra de Salud durante cuatro años. ¿Cuál es el rol del PLRA y como son los diálogos con ese sector?

Evidentemente es un diálogo complejo. Hay una situación en nuestra memoria de las dificultades que hemos tenido en el único gobierno de alternancia que tuvimos en más de 70 años, que fueron los 48 meses del gobierno de Fernando Lugo, donde finalmente nuestros propios compañeros de alianza participaron del golpe parlamentario. Pero también entendemos que la vida y la política es acierto y error y que es importante tener la grandeza de aceptar los errores cometidos. Yo creo que el PLRA hoy entiende que eso que sucedió no debería haber sucedido y que tal vez las cosas hubieran sido diferentes. Pero necesitamos mirar hacia adelante y entender que si bien siguen existiendo diferencias con algunas políticas suyas que son más conservadoras o que existen sectores del PLRA aliados con el gobierno, hay un pueblo liberal -como un pueblo colorado- que está más allá de los errores de su dirigencia. Por eso el contrato electoral debe ser un contrato con la ciudadanía honesta, que pertenece a cualquier partido político, pero que es el trabajador del campo o la ciudad que se levanta todos los días y que quiere un trabajo decente, un servicio de salud accesible, que sus hijos puedan llegar a la universidad o recuperar sus tierras para la agricultura campesina. Una sociedad que está reclamando un Paraguay más justo.

Sos una candidata mujer en un país muy conservador. ¿Qué podría implicar para Paraguay una presidenta mujer en una nación donde las mujeres siempre han asumido roles de conducción en los hogares y en las comunidades pero que no han llegado a la conducción política del Estado?

Es un desafío muy importante porque la sociedad paraguaya es conservadora, patriarcal y machista, pero sin embargo también tiene el reconocimiento de la valentía de las mujeres. Hemos tenido un rol histórico en las dos guerras para levantar el país. El 37 por ciento de los hogares en Paraguay son asumidos por madres solteras, que son mamá, papá y el sustento de sus familias. El rol de las mujeres en el proceso de construir el Paraguay es muy fuerte. Y el sostén moral, solidario y económico de las familias son las mujeres. Si no ocupamos los lugares no vamos a llegar nunca y nuestra lucha es una antorcha que viene de una generación a otra. Y para que yo esté aquí, muchas mujeres lucharon antes y llevaron sus banderas hasta el sacrificio. Hay mujeres desaparecidas, expulsadas del país, perseguidas y esa lucha es un compromiso para tomar este desafío. Cuando decidí tomar esta responsabilidad me decían: «pero Esperanza, los paraguayos no van a votar a una mujer». Pero hoy ya somos tres mujeres y ahora la discusión es quién representa mejor a los paraguayos. Y el camino es avanzar y tomar los desafíos para que el constructo social que dice que no somos capaces de hacerlo, se vaya demoliendo.

Fotos: Ale Bona

Recientemente te juntaste con Lula, con quien compartís una mirada fuerte sobre la integración regional. ¿Cuál sería la importancia para Latinoamérica de tener una candidata de izquierda en Paraguay?

Este momento después de la pandemia y donde se debate un mundo multipolar y donde los bloques se hacen cada vez más importantes nos hace pensar que América Latina tiene que volver a esa mirada de Patria Grande, solidaria, de poder construir un desarrollo que nos integre a todos y que no solamente quede en acuerdos comerciales y aduaneros sino que apueste a una integración de nuestra cultura, nuestros pueblos, de nuestra identidad. Qué distinta hubiera sido la pandemia si la CELAC, el Parlasur y la UNASUR hubieran funcionado como espacio para todos los latinoamericanos y si nuestros presidentes se hubieran sentado todos en una mesa para negociar como región frente a la industria farmacéutica, que actuó de modo tan mezquino.

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Yair Cybel

Una vez abrazó al Diego y le dijo que lo quería mucho. Fútbol, asado, cumbia y punk rock. Periodista e investigador. Trabajó en TeleSUR, HispanTV y AM750. Desde hace 8 años le pone cabeza y corazón a El Grito del Sur. Actualmente también labura en CELAG y aporta en campañas electorales en Latinoamérica.