«La violencia obstétrica es perpetrada por un sistema médico con prácticas vejatorias»

🧑‍🍼 En la Semana del Parto Respetado hablamos con Julieta Saulo, fundadora de Las Casildas, un grupo que en los últimos diez años trabajó difundiendo la violencia obstétrica.

Julieta Saulo es fundadora de Las Casildas, un grupo que surgió en el año 2011 a raíz del nacimiento de su primera hija con la fuerte necesidad de visibilizar cuestiones en relación a los partos y los nacimientos. El proyecto, que duró hasta el año pasado, buscó difundir los derechos de las personas con capacidad de gestar a partir de diferentes dispositivos y abordar la violencia obstétrica para sacarla del closet de silencios. De esta forma viajaron por diferentes zonas del país con su obra Parir(nos) y formaron un Observatorio de Violencia Obstétrica.

En la semana del Parto Respetado, Saulo habló con El Grito del Sur sobre el rol del grupo y la falta de políticas públicas en el territorio.  

¿Qué es la violencia obstétrica y el parto respetado?

La violencia obstétrica está enmarcada en la ley 26.485, que habla de todas las violencias que padecemos las mujeres. Hablamos de violencia obstétrica cuando se violentan todos los derechos al momento del parto, pre parto, post parto o situaciones de aborto. Esos derechos están consignados en la ley de Parto Respetado, que dice que las mujeres y personas con capacidad de gestar tienen derecho a estar acompañadas al momento de parir, tienen derecho de ser informadas de la medicación que se les otorga en el caso de que así sea, tienen derechos a acceder a sus hijos si quedan en neonatología. En resumen, que deben ser tratadas como sujetas de derecho y no invisibilizadas como sucede en la mayoría de los casos.

¿Qué políticas públicas existen para combatirla?

Ninguna. En Argentina tenemos un montón de leyes, pero la verdad es que la incidencia de éstas a nivel territorial es nula. Una política pública no es pegar un afiche en un hospital, sino que tiene que llegar a todas de manera transversal y fundamentalmente a las que menos tienen. La realidad es que, si bien Argentina es pionero a nivel mundial, a las mujeres se nos violenta como si acá no hubiera leyes. Es una deuda pendiente que lo escrito en letra de molde tenga incidencia en el territorio tanto en el ámbito público como privado.

¿Por qué creés que está tan invisibilizada?

La violencia obstétrica es perpetrada por un sistema médico dominante que tiene prácticas vejatorias absolutamente naturalizadas. Hay mucha desinformación. Hay una asimetría de poder en torno a lo que plantea una persona que porta ambo y una persona que va a una consulta donde lo que dice une medique es palabra santa. Nosotras, desde Las Casildas, siempre hablamos del peso simbólico que tienen los ambos que llevan a que no haya ningún cuestionamiento en tanto a repensar prácticas. Nunca nos preguntamos por qué las mujeres paren acostadas con las piernas atadas sobre unos estribos metálicos. Eso es un protocolo médico, pero si hacés un revisionismo histórico viene del siglo XVIII cuando había un rey que tenía un fetiche que le gustaba ver exactamente el momento en que sus amantes tenían a sus hijos. Esta práctica continúa y va en contra de un montón de papers que muestran el impacto positivo de la libertad de movimiento. 

Las Casildas

¿Cuánto influye la corporación médica?

Perpetuando prácticas vejatorias. También hay que analizar qué sucede con un profesional de salud en formación. La gran mayoría hace residencias donde se los maltrata desde que empiezan hasta que terminan. En muchos casos aprenden a través del castigo y la violencia. Entonces: ¿Cómo van a tratar a alguien que viene a su guardia? Forma todo parte de una sociedad que está bastante rota. 

En Las Casildas había un Observatorio de Violencia Obstétrica. ¿Cómo funcionaba?

Generando instrumentos de recolección de datos y levantando indicadores. Nos parecía importante sacar esta temática del orden de la subjetividad, de la anécdota personal. Queríamos demostrar que la vulneración de derechos al momento del parto y del nacimiento es algo sistemático. 

Las Casildas

¿La violencia obstétrica recrudeció en la cuarentena?

Si, todo se vio recrudecido en el momento de la cuarentena. Sobre todo porque cuando una persona gesta se la constituye como una bomba a punto de estallar, pareciera que la persona no puede hacer nada, la tienen que pesar, medir, revisar y, de repente, especialmente en los primeros meses del 2020 estuvieron cancelados todos los controles. Fue bastante complejo.

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de la violencia obstétrica en la relación de una mamá con su hije?

Claramente hay un impacto a nivel vincular. Hay un impacto incluso físico de mujeres que de repente quieren amamantar a sus hijes y no pueden permanecer sentadas por el tamaño de la episiotomía que tienen. También hay un no entendimiento por parte del contexto de lo que está transitando esa mujer. Cuando se le dice ‘¿de qué te quejás si vos estás sana y tu hijo también?’ son comentarios que no contribuyen a que la mujer pueda desmenuzar cuál es el causal de lo que le sucede. Muchas veces, cuando viajamos con Las Casildas por el interior del país, mujeres grandes se acercaban al final del dispositivo y la devolución era “recién ahora entiendo lo que me pasó, no estaba loca”, como pudiendo nominar lo que les causaba tanta angustia y tanta desazón. Este no entendimiento.  

¿Qué estrategias se pueden aplicar para contrarrestar la violencia obstétrica?

Que se cumplan las leyes que existen. Las ley de Parto Respetado ha sido redactada por organizaciones de la sociedad civil que están en tema. Que las leyes se cumplan y también trabajar en la formación de los efectores de salud desde una perspectiva de género y de derechos.

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios