Se estrena «Marea Verde», un documental sobre la lucha por el aborto

💚 El documental de Ángel Giovanni Hoyos relata la lucha por el aborto legal en Argentina desde la voz de sus protagonistas. La película se podrá ver desde el 7 de julio a las 17.30 horas en el mítico cine Gaumont.

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Como un fuego crepitante que no supo de fríos ni miedos, la Marea Verde -con merecidas mayúsculas- fue una lava burbujeante dispuesta a subir por las calles del Congreso para inundarlo todo. En Buenos Aires y en toda Latinoamérica, cuerpos danzantes, glitter verde y brillantina violeta rodearon las sonrisas de esperanza que no se replegaron incluso ante las más acérrimas posiciones en contra y las amenazas. Pañuelos verdes al compás de un bombo se agitaron bajo la consigna “Que sea ley” durante meses. Pibas y pibis generaron estrategias de seguridad y compartieron mate y café para mantenerse despiertes en las vigilias heladas. 

Estas y otras imágenes son las que muestra Marea Verde, el documental de Ángel Giovanni Hoyos donde se relata la lucha por el aborto legal en Argentina desde el debate y la media sanción en 2018 hasta su aprobación definitiva a fines de 2020.  

Guiada por las voces de las activistas de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito e intervenciones de militantes de diferentes naciones latinoamericanas, Marea Verde traza una genealogía entre las luchadoras históricas y les jóvenes y adolescentes que supieron retomar su legado en la contemporaneidad. Madres, abuelas, hermanas, amigas, trabajadoras, lesbianas, travestis, trans y cuerpos gestantes juntes por una causa común. Una médula ósea que recorre el deseo.

“Marea Verde sigue el trabajo y activismo de una diversidad de voces, que trabajan y articulan para que los cuerpos gestantes puedan acceder a un aborto seguro, pasando por relatos en primera persona, marchas, noticias, vigilias y discusiones políticas”, explica la sinopsis. 

Ángel Giovanni Hoyos es su director, un realizador colombiano nacionalizado en Argentina que lleva más de 10 años trabajando en diferentes roles de la producción audiovisual, colaborando con directoras y directores entre los que se destacan Natalia Smirnoff, Cecilia Atán y Julián D’Angiolillo. Camarógrafo y militante del colectivo “Articiclo”, Giovanni Hoyos fue editor de series animadas y documentales. Su enfoque en los derechos humanos lo ha llevado a trabajar en el tema del aborto junto con la inspiración que le causó la experiencia personal de su propia madre y el hecho de crecer en una familia monomarental.

Atravesado por los testimonios en primera persona, Ángel pudo crear un relato polifónico de vivencias únicas y compartidas para reconstruir en 71 minutos uno de los hitos fundamentales de la historia reciente de nuestro país y un parteaguas en el feminismo local.

Con los ojos húmedos, la película devuelve la satisfacción de una batalla legislativa ganada en los mejores términos y un orgullo para nuestra democracia. “La lucha por el aborto demuestra que no hay imposible y que la batalla cultural está en las calles”, explica el director del film, que se podrá ver desde el 7 de julio a las 17.30hs en el mítico cine Gaumont. 

¿Cómo surgió la idea de la película? 

La película no fue un proyecto planeado, como suele ser tradicionalmente que te sentás y armás un guión. Recién cuando empecé a filmar me di cuenta que podía ser una película, pero fue algo más intuitivo. A mí como inmigrante me llamaba mucho la atención que tan abiertamente en el espacio público se reclamara la legalización del aborto. Lo que más me movilizó fue ver a estas mujeres en las calles reclamando por su derecho, de hecho si me preguntás cuál es el tema de la película para mí no es el aborto sino la lucha. Después todo empezó a crecer y donde había cien personas empezó a haber trescientas y fue otra masividad. Fueron seis años y casi cuarenta horas de material crudo que se filmó, pero nunca hubo un plan, hubo una inquietud. 

También está la experiencia personal de tu mamá…

Yo siendo adolescente escuché en primera persona el relato de mi mamá contando su aborto, pero nunca le di el peso suficiente porque me contaba desde la culpa. En Argentina fue la primera vez que vi mujeres luchando por un derecho, pero no desde la culpa sino desde el orgullo. Creo que algo de la película se enriquece del contraste entre la madre contándole un aborto a su hijo y su hijo que fue capaz de migrar conociendo otros relatos sobre el mismo hecho.

¿Qué significó contarlo desde la posición de un varón cis?

Yo nunca me lo pregunté porque, como te digo, tampoco estaba seguro de estar haciendo una película. Fue una vez terminada en el intercambio con las actrices sociales y con el público de los festivales que empezó la pregunta por mí mismo. Creo que la película debe ser juzgada por su punto de vista y por lo que es como obra. Si yo me hubiera puesto a hacer la película desde esa premisa hubiera sido otra película, la película de un varón hablando de aborto e, insisto, a mí siempre me movilizó la lucha por conquistar un derecho. Siempre estuve rodeado de un equipo compuesto por mujeres: la productora, la editora, la colorista y la directora de sonido son mujeres. Una película no es solo el director, es un hecho colectivo y en este hecho colectivo no hay un sesgo de cómo deben ser las cosas, sino que soy un mero observador de los hechos que se van relatando.

¿Qué repercusión tuvo en los festivales internacionales donde la presentaste?

Es interesante porque la película estuvo terminada antes de la pandemia y tenía otro final, puesto que el aborto todavía no era legal. Por el Covid no se pudo estrenar en el festival de Chicago, a donde había sido invitada y nosotros también teníamos dudas de moverla de manera online, así que la mostramos poco y nada. En octubre de 2020, las chicas de la Campaña me avisaron que estaba por salir la ley y decidimos volver a filmar y reeditar una película terminada. Ahí empezaron a aparecer otros festivales, se reestrenó en el festival de Varsovia donde fue muy bien recibida y tuvo muy buena repercusión internacional. En Colombia también pegó mucho porque, en un contexto electoral, la película se volvió una herramienta de discusión respecto a qué decían los candidatos sobre el tema. Estuvo más de dos meses en cartel con salas llenas. Creo que tuvo esta repercusión porque una cosa es ver la lucha en redes sociales, como lo vio gran parte del mundo, y otra contemplarlo en una pantalla gigante de voz propia de sus protagonistas.

¿Cómo seleccionaste los testimonios?

Fue más de un año de trabajo junto con la editora Laura Bierbrauer. También surgió un poco accidental a quienes entrevistamos, porque convocamos a muchas personas y no siempre coincidían nuestros calendarios, entonces un poco entrevistamos a quienes podíamos. Fue como armar un gran rompecabezas, sumado al material que habíamos recolectado en las calles. 

Elegiste sumar a personas de otros países que cuenten cómo había repercutido la noticia en sus propias realidades. ¿Por qué?

Algo muy importante para mí era que no estuviera solo la mirada porteña, también teniendo en cuenta que yo soy inmigrante. Siempre estuvo la cuestión de que sea una película para inspirar a la región. Las mismas activistas que entrevistamos en Buenos Aires nos comunicaron con estas otras mujeres generando una trama, pero también dejando en claro la diferencia entre contactar una activista por el aborto en Argentina y una en Colombia, donde tenían todo un proceso de seguridad porque las matan por luchar. La película también apostó a esas diferencias y eso le dio otro carácter. 

¿Notaste diferencias entre la militancia de 2018 y la de 2020?

Primero una pandemia, que cambió mucho las condiciones de filmación. Pero aparte creo que todes en 2020 sabíamos que no había chance de que el aborto no sea legal, creo que no hubo sorpresas porque ya era una batalla ganada, que fue lo que al final sucedió. En 2018 se ganó la despenalización social y en 2020 se vio aprobado en el parlamento, era una promesa que se tenía que cumplir. 

¿De qué forma se relacionan el cine y la política?

Yo no sé si el cine tiene que relacionarse con la política. El cine es cine, el arte es arte y la política partidaria es política partidaria. La película es un documental con un tinte político; de hecho, muchas de las personas que entrevisté hoy son parte del Gobierno, pero no lo eran en su momento y no hablan desde su bandera política. En todo caso, si el cine dialoga con la política es normal porque es la lectura de una época. Para mí mientras menos se encuentre el cine con la política partidista mejor porque necesitamos ser crítiques de lo que sucede y tener una postura estética. 

¿Cómo crees que va a pasar la lucha del aborto en la Argentina a los libros de historia?

Creo que va a pasar algo parecido a lo que sucede cuando leemos la historia de las Madres de Plaza de Mayo, que inspiran. La lucha por el aborto demuestra que no hay imposible y que la batalla cultural es la que hay que ganar y está en las calles. Creo que va a ser siempre un hecho que nos va a recordar que hay que salir a reclamar los derechos. En ese sentido, mi lectura no es tanto para la historia sino muy presente.

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