«Desmontar la máquina»

😵‍💫 Dirigido por Francisco Díaz el film forma un relato coral con usuarixs, profesionales y gestores del campo de la salud mental para evaluar aportes y deudas pendientes de la ley a diez años de su sanción.

Con voces de profesionales, académiques, estudiantes y usuaries, “Desmontar la máquina es un documental de 80 minutos que visibiliza las consignas pendientes a 10 años de la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental. 

Dirigido por Francisco Díaz y protagonizado por Elena de la Aldea, Emiliano Galende, Marcela Freytes Frey, Graciela Zaldúa, María Teresa Lodieu, Iris Valles y Alicia Stolkiner, el film forma un relato coral que pone en valor las conquistas y el entramado territorial federal que se profundizó a partir de la sanción de la norma.

“Buscamos visibilizar los reclamos colectivos, potenciando los saberes de la comunidad, entretejiendo relatos desde diferentes trayectorias de vida, perspectivas teóricas e incluso posiciones políticas diversas(…)”, explican sus realizadores.

Desmontar la Máquina se filmó en pleno macrismo, en un contexto de achicamiento de las políticas públicas, con recortes en la Dirección Nacional de Salud Mental y la desjerarquización del Ministerio de Salud de la Nación a Secretaría. En ese sentido, resulta interesante su mirada crítica sobre el vínculo entre derecha y manicomialización así como la relación que establecen entre pobreza y locura. Además, en ningún momento deja de preguntarse por las herramientas a futuro que quedan pendientes para mejorar la legislación existente y cómo estas deben formarse en red, basándose en los aportes territoriales de les usuaries. “Nada de nosotres sin nosotres” es la consigna que retumba como eco durante toda la trama. 

¿Cómo se desmantela la lógica manicomial como dispositivo de relación humana?, se plantean les investigadores del film que aboga por una salud mental democrática y comunitaria. “En el entramado de reflexiones que fuimos construyendo supimos que en cada lugar existen esas tensiones, y sentimos la certeza de que no es posible, para muchos de nosotrxs al menos, vivir sabiendo que no estamos haciendo algo para desnaturalizar, visibilizar y tratar de transformar esas realidades opresoras”, continúan. 

Si bien aún no está liberada, la película podrá verse de manera gratuita antes de fin de año a través de su canal de Youtube. Para conocer más a fondo la problemática e indagar en la manera de darle representación El Grito del Sur habló con Francisco Díaz al respecto. 

¿Cómo surge el documental?

El documental surge en el marco de un proyecto de investigación financiado por el Conicet y por la Universidad Nacional de Lanús donde soy docente y formo parte del equipo de investigación que dirige Marcela Botinelli. Desde el principio uno de los objetivos era generar un material audiovisual que luego pueda ser pedagógico. La temática nace como fruto de un proyecto anterior en el que habíamos evaluado la adecuación de los planes de estudio a las recomendaciones que hace la ley Nacional de Salud Mental en su Artículo 3. A partir de esto vimos que los planes de estudio no están para nada adecuados y decidimos evaluar avances y deudas pendientes registrando las perspectivas de usuarixs, gestores y diversidad de actores en el campo de la salud. 

¿Cómo seleccionaste los testimonios?

El proyecto comienza en el 2017 pero hasta que pudimos conseguir los recursos técnicos para realizar las entrevistas nos quedaba muy cercano el 2020, que era el año que la ley estipulaba como el cierre de los monovalentes. En ese sentido, el 2019 fue un año muy caldeado de eventos, jornadas y encuentros donde se discutió el tema. Muchos se dieron en el marco del Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Salud Mental y DDHH que se llevó a cabo en Rosario y la segunda Jornada Regional Latinoamericana de Salud Mental Comunitaria que se realizó en Esquel. La intención era no tanto filmar a los referentes sino a usuarios o personas que militan en el campo de la salud mental pero muchas veces no se los reconoce así. También queríamos salir del ámbito de la Ciudad de Buenos Aires e ir a otras experiencias que han demostrado ser exitosas, como la transformación del sistema de salud mental de Chubut.

¿Cuáles consideras que son las deudas a más de diez años de la ley

Las deudas tienen que ver más que nada con la falta de implementación. Una de las mayores problemáticas está vinculada a la falta de presupuesto. La ley estipula que el 10% del presupuesto en salud tiene que estar dedicado a salud mental y eso hasta el momento de editar el documental no alcanzaba ni el 2%. De ese 2% la mayoría se lo estaban llevando los neuropsiquiátricos y no los dispositivos en base comunitaria que deberían estar multiplicándose a lo largo del territorio. 

¿Y los beneficios?

Esta ley es reconocida en el mundo entero por ser de vanguardia: considera la salud como un derecho y no como una mercancía y, sobre todo, permite pensarla en términos sociales en contra del paradigma biomédico hegemónico. Lo novedoso de la ley es que piensa la salud en términos más amplios y de maneras intersectoriales saliendo de la perspectiva médica, que tiene que estar obviamente, pero incorporando las diversas disciplinas que han sido sistemáticamente invisibilizadas y silenciadas.

¿Qué significa la desmanicomialización para vos?

Salir de la idea de encerrar a lo que no entra dentro de una supuesta normalidad. La desmanicomialización es una propuesta para entender las relaciones humanas. La noción de manicomio va más allá de las instituciones, tiene que ver con un dispositivo de relación humana que se puede dar en muchos órdenes de la vida. Hay fórmulas manicomiales de relacionarse y la intención es desarmarlas. Por eso desmontar la máquina más allá del cierre de los neuropsiquiátricos, tiene que ver con pensar el estar con otros de una manera más sana, prestando mucha atención a qué le está pasando a la otra persona. 

¿Cómo hace el usuarix de salud mental para no quedarse pegado a un diagnóstico pero al mismo tiempo utilizarlo como una herramienta de empoderamiento?

El diagnóstico tiene sus potencialidades y sus límites. Cuando uno recibe el diagnóstico queda encasillado en una categoría que muchas veces no es totalmente fiel. Puede ser la forma de acceder a un derecho y eso está bueno, como pasa con el Certificado de Discapacidad, pero en lo que respecta a la forma de relación de las personas nos puede generar algún tipo de prejuicio. Son categorías que nos sirven para manejarnos en la vida pero no tienen que funcionar como techo. Hay que pensar que siempre estamos delante de una persona que tiene una problemática. Aunque tal vez esta puede encontrarse en una categoría sigue siendo una persona con las mismas complejidades de cualquier otra.

El documental busca politizar la salud mental hablando de la relación entre la derecha y el manicomio ¿Por qué?

Las propuestas de salud mental comunitarias siempre tuvieron relación con las ideas marxistas, comunistas y de izquierda. Nosotres nunca nos planteamos hacer una historización de la salud mental pero sabemos que la derecha históricamente suele ir contra los derechos de las personas. Muchas veces las conquistas de la ley de Salud Mental nos resuenan con otros derechos obtenidos por los gobiernos populares como pueden ser la ESI, la ley de IVE, Matrimonio Igualitario, Identidad de Género, leyes que la derecha suele ver como causas insignificantes cuando son las que nos permiten generar condiciones de vida un poco más sanas.

En el mismo plano, ¿me podés contar un poco más sobre la relación entre pobreza y locura que aparece en la película?

Eso tiene que ver con la realidad de las personas que están en los manicomios y las situaciones sociales. Muchas veces las personas no están porque tienen un criterio clínico de internación sino que no tienen aseguradas las condiciones mínimas de vivienda y de trabajo para poder estar externadas. 

Finalmente, ¿qué es desmontar la máquina?

Desmontar la máquina es desarmar esas respuestas automáticas que tenemos que vienen por inercia de nuestros mandatos, de nuestras formaciones previas, de ciertas estructuras anquilosadas que nos hacen entender que las cosas siempre fueron así. Desmontar la máquina es cuestionar eso en todos los órdenes de la vida.

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios