El regreso de Luiz Inacio “Lula” da Silva a la presidencia de Brasil implica, sin dudas, un cambio radical en América Latina y también al interior del país, con decretos firmados en su primer día en el cargo que revierten decisiones del saliente (y refugiado en Estados Unidos) Jair Bolsonaro. Pero este nuevo gobierno llega también con una gran presencia femenina. Aunque lejos está de ser un gabinete paritario -las mujeres están al frente de 10 de las 37 carteras-, las ministras de Lula pisan con fuerza y encabezan áreas nuevas, como los ministerios de Pueblos Indígenas o Igualdad Racial, o dan un giro de 180 grados a las políticas del bolsonarismo, como sucede con Medioambiente, capitaneado nuevamente por Marina Silva, o el Ministerio de Asuntos de la Mujer. Con caras nuevas o tradicionales, volvió Lula y volvieron mujeres.
Quizás uno de los nombramientos más novedosos del dirigente del PT es el de Sonia Guajajara. Durante la campaña presidencial, Lula había prometido que crearía el Ministerio de Pueblos Indígenas y cumplió, poniendo al frente a la activista de 48 años que había sido electa como diputada por San Pablo en las elecciones de octubre pasado.
“Esto es más que un logro personal”, dijo Guajajara. “Es un logro colectivo de los pueblos indígenas, un momento histórico de reparación en Brasil”. En sus redes sociales, la flamante ministra aseguró que la creación de la cartera es “una confirmación del compromiso de Lula con nosotros”.
Guajajara nació en 1974 en la reserva indígena de Arariboia, en el estado de Maranhão. A los diez años, dejó su casa para ir a la escuela en la ciudad más cercana, Amarante, y tuvo que trabajar como empleada doméstica.Se formó en Letras y en Enfermería y luego se especializó en Educación en la Universidad Estatal de Maranhão.
Durante su juventud su militancia política la llevó a participar de conferencias de Naciones Unidas y a coordinar por diez años las campañas de la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB).
En 2018, Guilherme Boulos se presentó como candidato a la presidencia con Guajajara como compañera de fórmula, ambos en representación del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Obtuvieron solo el 0,6% de los votos, pero la activista se convirtió en la primera indígena brasileña en postularse a un cargo ejecutivo federal.
La activista, que tuvo un rol activo durante la campaña de Lula, aseguró que uno de los principales desafíos que tiene por delante es revertir las políticas del bolsonarismo llevaron a una oleada de madereros ilegales, mineros y ladrones de tierras al territorio indígena de Brasil. Según las organizaciones indígenas locales, unos 20.000 mineros de oro ahora operan ilegalmente solo en el territorio tribal yanomami.
Otra de las nuevas carteras creadas por la administración petista es la de Igualdad Racial, que estará encabezada por Anielle Franco, hermana de la concejala y activista antirracista asesinada en 2018, Marielle Franco.
Anielle, de 38 años, es una mujer afro que nació en la favela de Maré, en Río de Janeiro. Cuando tenía 16 años obtuvo una beca deportiva para ir a estudiar a Estados Unidos, donde no solo se licenció en periodismo, sino que también la acercó a la lectura de obras de pensadores y líderes afroamericanos, que luego dialogaron con la militancia de Marielle. Después del asesinato de la concejala, Anielle fundó y dirigió el Instituto Marielle Franco, que desarrolla acciones sociales enfocadas en mujeres negras y jóvenes de la periferia.
A fines de diciembre, aceptó dejar su cargo en el Instituto para ingresar al gabinete de Lula. Esa decisión, afirmó a través de redes sociales, la tomó “en nombre de la memoria de mi hermana y de los más de 115 millones de negros que hay en Brasil, que son la mayoría de la población y que necesitan un gobierno que se preocupe por sus derechos al buen vivir, a las oportunidades, a la seguridad, a la alimentación, a la educación, empleo, cultura, dignidad.
“Necesitamos más de nosotras en todos los espacios de toma de decisiones en la sociedad y continuaremos inspirando, conectando y empoderando a las mujeres negras, LGBTQIAP+ y personas periféricas para seguir moviendo estructuras”, agregó.
El regreso de Marina Silva como ministra de Medioambiente fue saludado por la comunidad internacional. La líder política formó parte del primer gabinete de Lula (entre 2003 y 2008) hasta que se distanció e incluso llegó a candidatearse a la presidencia.
Maria Osmarina da Silva Vaz de Lima, de 63 años, nació en una familia humilde que se dedicaba al comercio del caucho en Breu Velho, en el departamento de Acre. A sus 32 años fue elegida como diputada estatal y cuatro años más tarde llegó a Brasilia como senadora, siendo la persona más joven en alcanzar ese cargo en la historia del país. En 2002, fue galardonada con el Premio Goldman, considerado como el Nobel de Medio Ambiente y un año más tarde fue convocada por el líder del PT.
Al momento de asumir, la deforestación en la selva amazónica había llegado a un récord histórico de más de 27.000 kilómetros cuadrados de selva talada. Por eso, una de sus primeras acciones fue el Plan de Acción para la Prevención y Control de la Deforestación en la Amazonia Legal (PPCDAm), que en solo tres años logró reducir la deforestación en un 50%.
Ahora Silva enfrenta un desafío similar: según el Instituto de Investigación Espacial de Brasil (INPE), la deforestación durante los cuatro años de gestión de Bolsonaro aumentó después de años de estar en baja y tanto pueblos indígenas de la Amazonía como ambientalistas han denunciado el aumento de amenazas y episodios de violencia.
“El MMA recuperará, fortalecerá y creará institucionalidad a favor de una gobernanza climática robusta y articulada, para que el tema sea abordado con la transversalidad necesaria, con la participación de todos los órganos de gobierno (federal, estatal y municipal)”, prometió la funcionaria.
También se puede destacar el nombramiento de Aparecida Gonçalves como ministra de Asuntos de la Mujer de Brasil. La exsecretaria de Estado, feminista y miembro fundadora del PT viene a desplazar lo que era el Ministerio de la Mujer, Familia y Derechos Humanos, que conducía la pastora evangélica bolsonarista Damares Alves, firme opositora al aborto y a la educación sexual. Entre sus momentos destacados en la gestión, Alves apoyó abiertamente a un grupo antiderechos que brindó información e intentó detener un aborto que iba a practicarse en un hospital a una niña que había sido abusada sexualmente.
Un giro similar hay en la cartera de Sanidad: Nísia Trindade es la primera mujer nombrada en el cargo en la historia de Brasil y tiene como tarea subsanar la gestión bolsonarista que promovió, entre otras cosas, el uso de la hidroxicloroquina durante la pandemia de coronavirus.
“Vamos a revocar toda la parte de salud mental que vaya en contra de los preceptos que defendemos como humanización, de la lucha antiasilo. El tema de la salud de la mujer, donde se esperan retrocesos con relación a lo que la propia ley define, también temas relacionados con el financiamiento, pero esto tendrá que ser revisado cuidadosamente, para que los estados y municipios que recibieron transferencias no sufran ningún perjuicio. Notas técnicas que van en contra de los lineamientos científicos, como la recomendación de uso de cloroquina, hidroxicloroquina, entre otras notas”, dijo.
Y los nombramientos no terminan ahí. La excandidata presidencial del Movimiento Democrático Brasileño, Simone Tebet, asume en Planificación, Presupuesto y Gestión, el Ministerio de Cultura vuelve a tener relevancia con la cantante Margareth Menezes; Deportes cuenta con la medallista olímpica Ana Moser; Ciencia y Tecnología con la ingeniera, exdiputada y presidenta del Partido Comunista de Brasil, Luciana Santos; Esther Dweck en Gestión y Daniela de Souza Carneiro en Turismo.
