El sábado a la noche muches no pudieron entrar a los correos institucionales. El domingo a la madrugada amanecieron con la confirmación de los despidos: 48 laburantes de Clarín quedaron en la calle a causa de la decisión de la empresa de recortar buena parte de su personal de planta.
La noticia no vino sola: la redacción de Clarín amaneció vallada y un comunicado de Héctor Aranda, CEO de AGEA, circulaba con la explicación oficial. La caída en las ventas del papel, la reconversión digital y otra serie de excusas que dan cuenta del ajuste en el principal grupo mediático de nuestro país.
El SiPreBa, rápido de reflejos, respondió con una asamblea en la puerta de la empresa y anunció un paro en todos los medios gráficos privados. Pero la situación cambió raudamente: «El Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, lo que implica retrotraer la situación. Nosotros como SiPreBa debemos cancelar el paro y la empresa está obligada a reincorporar a los compañeros por 15 días», explicó a El Grito del Sur Matías Cervilla, delegado de Clarín e integrante de la comisión directiva de SiPreBa.
Sin embargo, hasta el mediodía de este lunes, la empresa no había acatado el dictamen estatal y desde el sindicato de prensa se apersonaron en la puerta de Clarín con una escribana y a la espera de una nueva reunión con el Ministerio de Trabajo que pueda destrabar la situación.
¿En qué contexto llegan los despidos?
«Los despidos tienen dos patas grandes: el recambio de personal con sueldo más alto, reduciendo la planta de trabajadores. Pero como todo despido es político, no nos llama la atención que se diera en el contexto de un revés judicial para Clarín», señaló Cervilla. La causa a la que hace referencia es aquella en la que se dictaminó hace dos semanas la obligación de Clarín de reincorporar a un trabajador expulsado que había hecho parte de la junta electoral en una elección gremial.
La maniobra se da en el marco de una serie de prácticas similares de la empresa. En el año 2000 habían sido 117 los despidos, en 2016 sumaron 600 los retiros voluntarios impulsados desde la patronal, luego el grupo decidió cerrar AGR y exactamente 4 años atrás despidieron a 65 trabajadores. «Es una señal que echen a los laburantes justo cuando el SiPreBa obtuvo la personería, a la que tanto esfuerzo hizo Clarín para que no accedieran», agregaron desde el sindicato.
La discusión de fondo es profundamente salarial: Clarín dirige la cámara que nuclea al sector y sus directivos entienden que con el SiPreBA como interlocutor tendrán que pagar mejores salarios que los que acordaba la UTPBA, muchas veces por debajo de la línea de la pobreza.
Entre les despedides abunda la tristeza y la sorpresa. Todas las mujeres fotoperiodistas fueron despedidas y echaron a trabajadores con 30 años de antigüedad, así como a periodistas que recién ingresaban. «Tenemos mucha bronca. Son situaciones que ya hemos vivido y que nos ponen muy tristes pero respondemos con organización», sentenció Cervilla.
