«María fue dejando miguitas, testimonios desgarradores de que el sistema no funciona»

💜 A un mes del femicidio de María Isabel Speratti, el colectivo Justicia x María convoca a una marcha en Tribunales para el viernes 14 a las 10 horas. La mujer había pedido un cambio en la carátula de la denuncia contra su ex un día antes de que la asesinara.

La mañana del 16 de marzo, María Isabel Speratti fue asesinada de tres balazos por su exmarido, Gabriel Alejandro Nuñez. Había salido de su casa en Cañuelas para llevar a la escuela a los dos hijos de ambos, de 15 y 18 años. María, de 40 años, había atravesado un periplo judicial para denunciar a su ex, que ya había intentado matarla, pero sin éxito alguno: solo después de haber cometido el femicidio, el hombre fue detenido. Las compañeras de María, otras víctimas de violencia de género, convocan a una marcha para el próximo viernes 14 de abril frente a Tribunales para exigir justicia.

“Me parece que el caso de María es bisagra. Por su activismo, ella se movió. Estaba asustada, pero ese sentimiento lo convirtió en acciones concretas con un esfuerzo enorme”, dijo a El Grito del Sur Adela (no es su nombre real), participante de la comisión organizadora de la marcha y del equipo de prensa de Justicia x María. “Ella fue dejando miguitas en el camino, esos mensajes desgarradores que escuchamos son la clara manifestación de que el sistema no funciona. En su caso, queda expuesto de manera brutal que la Justicia no protege a las mujeres”, afirmó.

Señales de alerta

Un día antes de su femicidio, María fue a la fiscalía para pedir, sin éxito, el cambio de carátula de la denuncia a su ex. Ese 15 de marzo, mandó al grupo de Whatsapp que tenía con sus compañeras el siguiente mensaje: “¿Sabés las veces que pedí cambio de carátula? Después que pasó esto… esto pasó en julio de 2021, hasta que empezó la feria judicial de verano me iba una o dos veces por semana a la fiscalía. Era figurita repetida. Me conocían de memoria. El número de expediente ya ni lo buscaban. Cada vez que iba, pedía que cambien la carátula, cada vez, cada vez, con todos los argumentos. Hablé con el secretario del fiscal, con el fiscal, con otro secretario, con Asistencia a la Víctima que atiende telefónicamente en La Plata. He pedido que hagan pericias en el teléfono de él, a la cuenta de Google, con los buscadores, con las cosas que ha buscado, para probar la premeditación que tenía todo lo que él hizo. Nunca me dieron bolilla, de nada. Me han subestimado, me han ninguneado. Así todo el tiempo”.

En julio de 2021, Núñez había intentado ahorcar a María, que fue salvada por su hijo mayor. La denuncia fue caratulada como “lesiones leves”, a pesar de que quedó con marcas en el cuello, hipoxia en un ojo y estrés postraumático. La Justicia dictó la exclusión del hogar de Núñez -que logró evitar la detención gracias a que sus abogados consiguieron que fuera internado en un neuropsiquiátrico por dos semanas-, a quien nunca le pusieron una tobillera electrónica para controlar sus movimientos. La custodia en la casa de María estuvo apenas un mes. 

Una Justicia que llega tarde y llega mal

“La desprotección es total. Es como una especie de actuación porque no es real, no funciona en los hechos -sostuvo Adela-. Cuando vamos a hacer las denuncias nos dicen que estamos exagerando. Con esa mirada misógina en la Justicia, nos encontramos desamparadas hasta que se investigue si esa persona es violenta o no. Nuestra palabra está puesta en duda y la Justicia va a paso de tortuga. El caso habría que estudiarlo, dictar prisión preventiva para el potencial femicida e investigar rápido”.

Y añadió: “Tenemos buenas leyes, pero es necesario que se cumplan. También necesitamos una reforma judicial feminista de la que participen grupos autoconvocados que estén inmersos en el tema (de la violencia de género) y estadísticas para poder definir políticas públicas”.

María en el último 8M.

Adela señaló que son mujeres en situaciones de violencia, en su mayoría, las que forman parte de Justicia x María, que decidieron actuar a pesar de estar “criando solas, con sobrecarga económica, vital, existencial, tratando de resolver lo que el Estado no hace”. Asimismo, destacó que el colectivo es apartidario y que está conformado por mujeres de distintas adscripciones políticas porque, explicó, “la violencia atraviesa transversalmente a todas las clases sociales y grupos ideológicos”.

“Algo que debería estar haciéndose desde el Estado lo hacen mujeres con botones antipánico en la casa porque si no lo hacemos nosotras no va a ocurrir -agregó Adela-. Queremos que la gente venga a la marcha a Tribunales, que no esperen a que les pase a ellos, sino entender que esto pasa”.

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Ludmila Ferrer

Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.