«Estas pistolas salvan vidas». De esta manera, en tono de acto de campaña, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta presentó las pistolas Taser que utilizará la Policía de la Ciudad. Lo hizo desde el Centro de Monitoreo Urbano (CMU) de Chacarita, el mismo que convocó a estudiantes secundarios para realizar prácticas pre-profesionales en la Policía, y estuvo acompañado por el jefe de Gabinete, Felipe Miguel, y el ministro de Seguridad, Eugenio Burzaco, quien asumiera en reemplazo del «licenciado» Marcelo D´Alessandro.
Son apenas 60 armas, pero que marcan un precedente claro en materia del abordaje de seguridad que propone el PRO en la Ciudad. «Las pistolas Taser son armas que generan una descarga eléctrica sobre el cuerpo de una persona. Eso está definido en la Argentina como picana: estamos dándole una herramienta de tortura a las fuerzas de seguridad y en particular a esta Policía de la Ciudad», explicó María del Carmen Verdú, referenta de la CORREPI, en diálogo con El Grito del Sur.
Dato mata relato
Según el Mapa de la Policía -una iniciativa conjunta elaborada por la Revista Crisis, el CELS, el despacho de Ofelia Fernández y este medio, entre otros-, en apenas seis años de funcionamiento la Policía de la Ciudad se cobró 38 vidas en casos de gatillo fácil solamente dentro del territorio de la Ciudad. La nota de Matías Ferrari y Ludmila Ferrer -que recopila casos hasta 2022- da cuenta del modus operandi policial a nivel local. En sus primeros dos meses, el Mapa registró 32 casos de abuso y violencia institucional.
De acuerdo con el informe de la CORREPI, de los 172 casos de gatillo fácil ocurridos entre diciembre de 2019 y diciembre de 2022, 63 fueron cometidos por la Policía de la Ciudad y 109 por la Bonaerense. «Pero la Policía de la Ciudad tiene poco más de 25.000 efectivos, mientras su par provincial supera holgadamente los 100.000. Es decir, la Policía Bonaerense supera por cuatro veces la dotación de la Policía de la Ciudad, pero es responsable del 63,3% del total de fusilamientos del año», señalaron.
Muertes por Taser o la falacia de las «armas no letales»
Al calor de su incorporación oficial, también entra en debate la idea de «arma no letal». Para Verdú es un oxímoron, una contradicción plena, como hablar de nieve caliente o de sol oscuro. «Si es un arma es porque tiene capacidad lesiva, hiere o mata», aseguró. Las armas con cartuchos de salva o antitumulto tienen un largo precedente de asesinatos en nuestro país: las muertes del 19 y 20 de diciembre de 2001, el fallecimiento del Pata Díaz o el asesinato de Carlos Fuentealba con un cartucho de gas lacrimógeno. Y las Taser también han dado cuenta de su letalidad.
El caso más resonante y reciente de una muerte por el uso de estas armas es el de Keenan Anderson, un joven maestro afroamericano de 31 años, primo de una de las fundadoras de Black Lives Matter, asesinado por la Policía de Los Ángeles luego de recibir siete descargas de pistolas Taser. El muchacho estaba en medio de una crisis nerviosa cuando fue detenido y en su conferencia de prensa, los responsables de la policía local dijeron que no cuentan con un «límite preestablecido» que regule la cantidad de descargas que se pueden propinar con las Taser.
Más recientemente, en Australia, una mujer de 95 años falleció luego de haber recibido una descarga eléctrica mientras se encontraba en un geriátrico del estado de Nueva Gales Sur. La señora estaba en una crisis emocional y el policía argumentó que blandía un cuchillo. La amenaza era reducida si se considera la edad de la señora y que se movilizaba con un andador.
«La experiencia de su utilización en Estados Unidos demuestra que las instituciones policiales usan este tipo de armas en escenarios que no presentan mayor complejidad: es decir, que intervienen con armas en situaciones que se podrían haber resuelto de un modo menos violento», sostuvo Victoria Darraidou, coordinadora del equipo de Seguridad Democrática y Violencia Institucional del CELS.
«A las personas que están teniendo un brote, en lugar de asistencia psiquiátrica se les responde con una descarga. Un hecho que además está específicamente contraindicado para pacientes que reciben medicación psicotrópica», agregó Verdú. «¿Tengo que andar por la calle con la historia clínica y antes que me disparen decirles que esperen a que se las muestre?», dijo.
Aníbal Fernández, otro hombre de las Taser
Finalmente, vale destacar que para la aprobación de la incorporación de las pistolas Taser por parte de la fuerza policial de la Ciudad, fue necesaria la aprobación de Nación. «Aníbal Fernández siempre estuvo a favor de las Taser», señaló Verdú y recordó la campaña que el Ministro de Seguridad asumió en 2010 como propia en favor de la incorporación de estas armas.
Desde el CELS refuerzan la necesidad de que se institucionalice la guía de recomendaciones de Naciones Unidas que estipula que no se debe realizar más de una descarga, ni aplicar sobre personas ya arrestadas así como la importancia de asegurar atención médica inmediata. Pero asimismo señalan que «en Argentina tenemos graves problemas con el uso de la Fuerza por parte de la Policía en todo el país. Antes de incorporar nuevas armas es necesario reforzar las instrucciones y capacitaciones para las Policías, así como generar controles transparentes sobre el uso de la fuerza», concluyó Darraidou.
