La semana pasada, Leandro Santoro estrenó su traje de candidato a jefe de Gobierno y lo hizo en medio de un clima hostil: nubes, lluvia y mucho frío. Lejos de desanimarse, el diputado nacional -quien consiguió esta banca en 2021- salió a las calles junto a su tropa con la idea de mostrarse como «alternativa». Este término es repetido hasta el hartazgo en el despacho de Santoro, en un contexto en el que Martín Lousteau busca captar en las PASO una parte del descontento con las diferentes gestiones PRO en la Ciudad de Buenos Aires.
«Los carteles de Lousteau dicen: Sigamos mejorando Buenos Aires. Estuvimos durante años diciendo que había que ser más opositores a Larreta y ahora que tenemos la oportunidad de ganar la Ciudad porque tenemos programa, tenemos equipo y nuestra fuerza política mide más que Martín Lousteau, ahora hay algunos que mágicamente, genios del voto, dicen que hay que votar a la continuidad de Larreta», retrucó el candidato de Unión por la Ciudad en una reciente entrevista con el programa televisivo Desiguales. A diferencia de lo ocurrido a nivel nacional, el peronismo porteño logró evitar una contienda interna luego de que Pedro Rosemblat y Nito Artaza declinaran sus precandidaturas a último momento. Esto permitió conformar una lista de unidad, lo cual a priori evitaría la fuga de los votos del llamado «núcleo duro» hacia otras opciones políticas.
Negocio inmobiliario, barrios populares, falta de vacantes, subte, salud mental, seguridad y gente en situación de calle. Éstas son algunas de las problemáticas que Leandro Santoro busca abordar y que forman parte de su programa de gobierno. «Decidimos centrar la campaña en la idea de alternativa después de 16 años de gestiones Pro. Consideramos que nuestra fuerza política tiene que ser una alternativa, jugando con la idea de alternancia pero sabiendo que podemos ganar la Ciudad. No solo somos opositores que nos presentamos a elecciones», expresaron a El Grito del Sur cerca del candidato.
Una de sus principales críticas a la actual interna de Juntos por el Cambio es que «delante de cámara se pelean mientras acuerdan por atrás la venta de la Ciudad». «Los negocios inmobiliarios impactan en el precio de los alquileres», aseguraron a este medio desde el entorno de Santoro. Cabe destacar que en la metrópolis porteña los desarrolladores inmobiliarios tienen vía libre para aprovechar un costo de construcción que, medido en dólares, está en los niveles más bajos de la historia. El precandidato, de origen radical y militancia en la agrupación Los Irrompibles, pide también no naturalizar la falta de vacantes o turnos médicos y ensaya la idea de una Ciudad «humana» que contemple mayor presencia estatal.
En la lista de Unión por la Ciudad aparecen incluidos los principales sectores peronistas: La Cámpora, el PJ más tradicional, Patria Grande y hasta el último postulante a Jefe de Gobierno cuatro años atrás, Matías Lammens, quien ahora encabeza la boleta de legisladores. «Logramos una lista de unidad, todas las fuerzas que componen Unión por la Patria están representadas. Queremos construir una ciudad alternativa, que sea humana, justa, ordenada y que asuma nuevas prioridades. Estamos dispuestos a ganar la Ciudad», agregaron desde las filas de Santoro.
La clave de la campaña porteña estará en si prevalece el debate sobre los temas nacionales o si la atención vira hacia las problemáticas propias que aquejan al gobierno porteño. Por lo pronto, Unión por la Ciudad intentará poner énfasis en esta segunda cuestión porque la realidad económica, con un gobierno nacional afectado por altos niveles de inflación y caída del poder adquisitivo, plantea una serie de interrogantes de cara al futuro que afecta en la relación con la sociedad no sólo al peronismo sino a la dirigencia política en su conjunto.
