Nómadas digitales: por qué Buenos Aires es uno de los destinos más elegidos

🧑🏽‍💻 Personas de distintos países se instalan en CABA para vivir mientras trabajan remoto, mientras que las juventudes locales consideran irse al extranjero. ¿Qué atractivos tiene la Capital que ocupa un puesto alto en el ranking de mejores ciudades para nómades digitales?

Según la Nomad List, Buenos Aires fue rankeada como la mejor ciudad para trabajadores remotos dos veces consecutivas, y se mantuvo en el top 10 durante meses, ocupando hoy el 15º puesto. El sitio web informativo para nómadas digitales indica que actualmente hay, por lo menos, 5000 extranjeros viviendo y trabajando desde CABA para el exterior. Mientras se observa a la juventud local decidida a abandonar Argentina, la capital se posiciona como uno de los destinos centrales para los foráneos. 

En abril de este año, un estudio del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Universidad de Buenos Aires (UBA) señaló que el 68% de los argentinos de entre 18 y 29 años optaría por irse del país si tuviera la posibilidad. La crisis económica, la inseguridad y la corrupción fueron las causas principales establecidas por los jóvenes. 

Nicolás “Tato” Germen es co-fundador y director de Nomads BA, la primera comunidad de nómadas digitales en Buenos Aires. Desde comienzos de los 2010, cuando recién comenzaba a escucharse el término “freelancer”, Tato recorrió Italia, Inglaterra, Alemania, España y otras ciudades de Europa, viajando y trabajando al mismo tiempo. Actualmente elige vivir de nuevo en la ciudad porteña y mantener su trabajo de forma remota. 

“Lo que tiene Buenos Aires para quien viene de afuera, es que es muy barata, pero además tiene una comunidad muy desarrollada. Es una ciudad linda, segura, con muchas actividades. Tiene mucha vida”, explica el emprendedor. “No logro entender la necesidad de irse. Calculo que es un poco de aventura y la experiencia, pero si escuchás lo que pasa afuera no es la tierra prometida. Hoy, la verdad no hace falta irse para tener un mejor sueldo”.

Nicolás «Tato» Germen.

Muchas de las ciudades que figuran en los primeros puestos del ranking de Nomad List no son necesariamente baratas. Es el caso de Medellín que, con un costo de vida muy barato, no figura en el top 10. Y sin embargo, allí está Lisboa, en el 3º puesto, donde un alquiler no baja de mil euros. Al igual que con otros destinos, a la hora de elegir Buenos Aires, los nómadas no solo piensan en un bajo costo de vida, sino que también ponen otras cosas en la balanza. 

Jackeline Segura Villalta es limeña, directora y gestora de la Asociación Peruana de Personas Intersexuales. Se mudó a Buenos Aires con el fin de estudiar Administración en la UBA, y terminó quedándose a vivir trabajando de manera remota para Perú. “Me movilizó mucho el reconocimiento de la universidad, el acceso para ingresar y por supuesto, el idioma. El hecho de que fuera gratuita y pública me favorecía mucho más”, señala. 

Además de celebrar la cualidad cosmopolita de la capital, la directiva resalta la apertura en cuanto a la diversidad sexual y la comunidad LGBTIQ+: “En Buenos Aires puedo salir vestida como quiera y puedo ser. Cuando regreso a mi localidad no puedo, tengo que ocultarme, taparme o cambiarme la ropa”. 

Jackeline destaca el lugar de la salud pública. “El primer año acá asistí al Hospital de Clínicas donde estuve meses haciéndome exámenes y casi todo fue gratuito. En ese momento yo no tenía DNI argentino y me atendieron igual. La atención fue buena, accesible, la gente me trataba bien. En Perú, un turno para ir a hacerte un estudio gratuito te lo dan con tres o cuatro meses de demora y el sistema de salud pública está desbordado”. 

“Tenemos muchos climas, muchos territorios, somos baratos al tipo de cambio que tenemos ahora. Una amiga de Rusia decidió venirse a vivir porque dice que acá no llegan los misiles. Nosotros subestimamos vivir en una zona de paz”, reflexiona Laureano Bielsa, comunero de la Comuna 2 y candidato a diputado nacional por CABA, y agrega: “Además estamos en un momento en el que el soft power argentino está en su pico máximo: somos campeones del mundo, todos conocen a Messi, la cultura argentina llena estadios en Europa, Estados Unidos y Asia”.

Entonces, ¿por qué una parte de la juventud argentina está decidida en que la salida está en Ezeiza? Para Bielsa hay una cuestión discursiva que insiste en que “Argentina es una cagada y afuera está buenísimo”. El abogado explica que esta dimensión puede verse desde dos aristas: “Primero, ese discurso está impulsado por un sector de la población mayor. Pero además, hay una industria del emigrado, un conjunto de personas, cuentas de plataformas y empresas que lucran de venderle a los argentinos que su destino está en el primer mundo”.

En ese sentido añade: “Ese primer mundo está en guerra, tiene inflación, la comida está cara, si tenés un problema de salud no tenés con quién atenderte, hay ataques de xenofobia más graves que los que tenemos nosotros, porque allá no se integran como acá”. 

La era digital también trajo consigo un cambio de paradigma económico, político, cultural y social, y en lo que refiere a los nómadas digitales, desde ya, en lo territorial. La convergencia mediática y la globalización dieron luz a la deslocalización del trabajo, un proceso cada vez más veloz que todavía le gana la cuerda a la industrialización, la legislación laboral y a la agenda política de algunos países centrales y periféricos. 

Según Bielsa, este es un debate donde no tiene lugar la grieta: todos los sectores, de una forma u otra, apuntan a una Argentina industrializada tecnológicamente. “Podemos tener diferencias en el cómo, pero en definitiva el sector tecnológico tiene los mismos intereses macroeconómicos que el campo. Un tipo de cambio alto, favorece que las exportaciones tengan más diferencia. Y, a su vez, ese sector se complementa con la industria manufacturera tradicional porque mejora los procesos, los materiales, la calificación de la mano de obra. Es un win-win para todos”, expone el comunero. 

“Si realmente entendemos esto, tenemos muy poco tiempo para pelearnos entre nosotros. Los argentinos nos tenemos que sentar para ver cómo nos organizamos y aprovechar una ventana de oportunidad. Esa es una visión en la que estamos todos medianamente de acuerdo y podemos cerrar bastante la grieta”, concluye.

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