Teatro como metáfora de libertad

🎭 Entre septiembre y octubre de este año se llevará a cabo en el Penal de Mujeres de Ezeiza el primer Festival de Teatro en la Cárcel, organizado por el Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Para conocer más sobre la propuesta, El Grito del Sur habló con Laura Sbdar, una de sus organizadoras.

“El teatro no es la vida real ni tampoco una copia perfecta de la vida real. Es solo un punto de acceso”, decía Eleanor Catton en su libro «El ensayo general» (2008). Como si se tratara de una nueva búsqueda incansable por dar con ese punto de acceso -este portal mágico-, nace el Festival de Teatro en la Cárcel, que se realizará durante los meses de septiembre y octubre en el Penal de Mujeres de Ezeiza.

Destinado únicamente a las presas, sin público general, el festival surgió gracias al trabajo del Programa de Extensión en Cárceles que la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA mantiene desde hace años, sumado a la ayuda de Proteatro y el Ministerio de Cultura de la Nación. El PEC, cómo son sus iniciales, consiste en el dictado de talleres, clases y espacios de formación en cárceles y desde hace una década realiza un Encuentro de Escritura en Cárceles que abre a la comunidad todo lo que pasa entre rejas y pasillos. 

«Besa»

Dentro de este espacio trabaja Laura Sbdar, directora teatral, licenciada en Artes, dramaturga y docente, encargada de la organización del festival, junto a la productora Valeria Casielles. “Aunque tenemos la intención de replicarlo posteriormente en otros penales, hemos decidido comenzarlo acá porque es la cárcel a la que yo estuve asistiendo”, explica. “Además, me parecía interesante arrancar dentro de un penal de mujeres cis y trans”. Bajo este impulso surge la propuesta de llevar al penal obras que están ahora en la cartelera porteña, es decir obras que estén vivas, sucediendo. “Pensé que ante la imposibilidad de estas mujeres de ir al teatro sería bueno poder ingresar al penal un poco de lo que está gestándose en este momento, lo que se está dando”, agrega.

El festival consta de tres obras: “Besa. Breve Enciclopedia Sobre la Amistad” del Grupo Besa dirigida por Tomás Masariche; “Suavecita” de Martín Bontempo; y “Un tiro cada uno” de Consuelo Iturraspe y la propia Sbdar. Para realizarlo de la manera más fidedigna posible se trasladará la escenografía, el sonido y el texto siendo lo más apegados a las propuestas estéticas y a las búsquedas de sus creadores/as, a pesar de las limitaciones materiales. Además, después de las obras habrá un espacio de intercambio entre espectadoras y artistas para discutir lo presentado.

«Suavecita»

“En principio la idea es hacer llegar el derecho a la cultura y el derecho a la imaginación de otros mundos posibles. Me parece que es una posibilidad de hacer entrar algo a lo que ellas no tienen acceso. Así pueden ver a través del teatro parte de lo que está aconteciendo en la práctica artística contemporánea. Esto genera un diálogo entre el adentro y el afuera más fluido”, cuenta la joven de 32 años. 

A lo largo de su trayectoria, Laura trabajó con temas de violencia de género y feminismo, por lo cual no sorprende que la perspectiva de género atraviese todo el festival. En palabras de la propia autora, “es un tema que convoca a las mujeres cis y trans privadas de su libertad. De hecho, el PEC tiene talleres de género y muchos de los talleres de poesía, escritura y edición también tienen una mirada de género que los cruza”.

“En el caso de la elección de la programación del festival, hay una intención de que dentro de la mirada de género haya tres puntos de vista muy distintos. Se va a poder ver desde ‘Un tiro cada uno’, que es una pieza concretamente sobre un femicidio; hasta ‘Suavecita’, que es un unipersonal que -sin meterse en el tema tan de lleno- habla de las condiciones de vida de una mujer abordándolo desde un punto de vista más fantástico, mágico y esotérico”, cuenta. “Quería que se notase la diferencia entre los distintos procedimientos estéticos para abordar la cuestión en los distintos materiales”.

«Un tiro cada uno»

Laura acepta que -más allá de las dificultades- sin duda va a ser una experiencia distinta y enriquecedora para todes e intenta imaginar qué puede surgir en el futuro si esto se expande. Por ahora queda ver cómo, bajo los ojos chispeantes de las reclusas, las gruesas paredes del edificio se diluyen y se convierten por un rato en un lugar que da espacio a la imaginación, un punto de acceso a otro mundo, mientras los barrotes ceden ante la potencia única de la puesta en escena. 

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Dalia Cybel

Historiadora del arte y periodista feminista. Fanática de los libros y la siesta. En Instagram es @orquidiarios