El fuego que no cesa y devasta todo a su alrededor

🔥 El factor climático, la extrema sequía y los intereses económicos son las principales razones que los especialistas encuentran para entender el origen y la rápida propagación de las llamas. En lo que va del año se registraron múltiples focos activos en el país. Actualmente, Córdoba y San Luis sufren el embate de los incendios en la vegetación.

Fuego: nuestro aliado y devastador compañero en simultáneo. De acuerdo con un informe de Amnistía Internacional, titulado Incendios forestales en Argentina. La situación en 2022, entre enero y octubre del año pasado un total de 561.164 hectáreas padecieron del poder destructivo de las llamas. Las provincias más afectadas fueron Corrientes, San Luis y Chubut (entre las tres sumaron 326.319 hectáreas sobre el total). Expertos sostienen que las principales causas que colaboran para que estos eventos sean más extremos y frecuentes responden al cambio climático: condiciones como el aumento de la temperatura, la escasez de lluvias, las intensas sequías, la baja humedad y los bajos niveles hídricos, contribuyen para que prolifere el aumento de riesgo de incendios. Según datos elaborados por el Servicio Meteorológico Nacional (octubre de 2022), «más de 160 millones de hectáreas fueron afectadas por la sequía en el país. Las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y San Luis atraviesan la situación más extrema y sin precedentes». En un informe reciente (junio de 2023) destacan que hubo una reducción de la superficie de sequía, aunque «aún se mantienen condiciones severas en el centro-norte del país y una leve expansión en el área de Cuyo. En lo que va del año, el NEA y Zona Núcleo registran en promedio uno de los cuatro semestres más secos de toda la serie».

El organismo encargado de la coordinación de los recursos necesarios para asistir en casos de «incendios forestales, rurales o de interfase» en todo el territorio nacional es el Servicio Nacional sobre Manejo del Fuego (SNMF), dependiente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación. Además, realiza informes diarios -disponibles en la web- sobre el estado de los incendios en todas las provincias.

Estado de situación en Córdoba y San Luis

Para Roberto Bó, licenciado en Ciencias Biológicas, que trabaja en el valle aluvial del Paraná y se desempeña también como director del Grupo de Investigación en Ecología de Humedales y miembro de Vida Silvestre: «Las sierras de Córdoba y San Luis tienen un clima semiárido, con relativamente baja cantidad de precipitaciones. Por esta razón, la vegetación predominante (xerófila) se adapta a estas condiciones y, por lo tanto, a que cada tanto ocurran fuegos naturales. En los últimos años las condiciones no fueron “normales”. En gran parte del país, estuvimos experimentando una sequía extrema histórica -tanto en la zona Serrana como en el Delta- y se acumularon una gran cantidad de biomasa vegetal seca, que implica una alta disponibilidad de material combustible que favorece la ocurrencia de fuegos».

En Córdoba se registraron incendios desde el sábado 19 de agosto (un día después de la conmemoración del Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales). La localidad de Villa Yacanto (Calamuchita) fue una de las zonas más afectadas por el fuego, que también causó estragos en Villa Ciudad de América (Santa María), Mina Clavero, Juárez Celman y en Panaholma (Traslasierra).

El gobernador Juan Schiaretti anunció asistencia para la zona dañada. Combaten contra las llamas el ETAC (Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes) y cuerpos de bomberos locales. Los fuertes vientos fueron un factor clave en la propagación del fuego. Si prestamos atención a los reportes realizados por la Secretaría de Gestión de Riesgo Climático, Catástrofes y Protección Civil de Córdoba, hasta junio de 2023 ya se habían quemado un total de 3.008 hectáreas en la provincia, cifra a la que habrá que agregar los datos obtenidos de los sucesos actuales.

En San Luis, los incendios comenzaron el domingo 20 de agosto por la tarde, y fueron registrados en El Trapiche, Potrero de los Funes, Cerros Colorados, Parque de la Quebrada, Estancia Grande y Pringles. En ambas provincias del centro del país, los focos están controlados y hasta el momento no se han registrado víctimas fatales, aunque sí se reportaron evacuados y daños materiales.

Mientras tanto, en los últimos días el SNMF registró focos activos en Jujuy, Salta y Buenos Aires (en Escobar y Baradero). 

En Córdoba se registraron incendios desde el sábado 19 de agosto (un día después de la conmemoración del Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales).

Causas, consecuencias y recomendaciones

De acuerdo con estimaciones oficiales, el 95% de los incendios en la vegetación guardan directa relación con la intervención humana, mientras el 5% restante corresponde a razones naturales.

«En cuanto a ese 95%, puedo afirmar que es cierto. Lo digo porque no sólo he visto o he hablado con gente que los prende, sino porque esto puede constatarse con herramientas remotas -a través de imágenes de satélites equipados especialmente para detectarlos- que confirman que existe un patrón muy claro. Los mismos se originan en o cerca de núcleos urbanos y, poco a poco, van avanzando a las islas del interior de la región. El problema es que, en años “anormales”, como los ocurridos desde mediados de 2019 a la fecha, aún gente con experiencia en el manejo del fuego adoptó una actitud riesgosa, sin tener en cuenta que el contexto no favorecía su adecuado control, lo que hizo, y sigue haciendo, que muchos fuegos “se fueran de madre”» relata Bó.

Según el SNMF, las principales causas de incendios son: fogatas y colillas de cigarrillos mal apagadas, negligencia a la hora de realizar un fogón, abandono de tierra y la quema intencional de pastizales para deforestar. En cuanto a esta última práctica, con frecuencia está asociada al desarrollo de áreas de pastoreo, a prácticas agro-ganaderas y/o al avance de proyectos inmobiliarios. En este punto, en diciembre de 2020 fue sancionada la Ley 27.604, que modifica el artículo 22 bis de la normativa 26.815 sobre manejo del fuego. La propuesta fue impulsada por el Frente de Todos, cuya modificación implicó la prohibición de la venta de terrenos que sufrieron incendios (intencionales o accidentales) durante un plazo de entre 30-60 años con posibilidad a extensión, en un intento para evitar la especulación inmobiliaria.

Los efectos de las llamas son la pérdida de bosques nativos, la pérdida irrecuperable de ciertos árboles y la dificultad para que vuelva a crecer o rebrotar la vegetación. Para Roberto Bó: «Los fuegos de alta intensidad y duración afectan no sólo la vegetación superficial sino los suelos, eliminando la capa orgánica. Yo prefiero hablar de incendios de vegetación, que no necesariamente se restringen a las zonas boscosas de nuestro país, como podría interpretarse al usar el término “forestal”». El fuego también representa un riesgo grave para los humedales. 

Temporada alta de incendios por región. Fuente: informe 2022 de Amnistía Internacional.

Algunas recomendaciones:

  • Nunca hacer fuego debajo de árboles. Solo en lugares habilitados para tal fin.
  • Evitar arrojar cigarrillos y fósforos mal apagados. 
  • Llevarse los residuos, ya que latas o vidrios pueden ser causantes de incendios (efecto lupa).
  • Evitar encender fuego si es época de sequía. 
  • Apagar bien las cenizas. Remover las brasas para verificar que no quedaron encendidas.

«Las condiciones adversas que favorecen la ocurrencia de fuegos, lamentablemente serán más frecuentes y debemos estar preparados para evitar sus efectos negativos de la mejor manera posible. Las medidas preventivas son básicas y prioritarias a aquellas que podemos tomar para reducir los daños», cierra el especialista ambiental.

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