La salud y la enfermedad vienen en todos los tamaños

💚 ¿Qué es el pesocentrismo y la patologización de la gordura? ¿Qué pasó con la Ley de Talles? Si las dietas no funcionan, ¿por qué esa industria sigue siendo tan rentable? Violencia estética y salud en todas las tallas son los ejes del Tercer Encuentro Plurinacional de Gordoactivismo en Mar del Plata.

¿Qué es el pesocentrismo y la patologización de la gordura? ¿Qué pasó con la Ley de Talles? Si las dietas no funcionan, ¿por qué esa industria sigue siendo tan rentable? Violencia estética y salud en todas las tallas serán alguno de los ejes a abordarse este 30 de septiembre en el Tercer Encuentro Plurinacional de Gordoactivismo, organizado por el Colectivo de Gordes Activistas de Argentina (CGA), Existencia Gorda y Gordes Conurbanes, en el Espacio Unzué de Mar del Plata.

Para ahondar acerca de los conceptos que engloban a la temática, El Grito del Sur dialogó con las activistas Laura Contrera, abogada y doctorada en Estudios de Género; y Lucía Portos, subsecretaria de Políticas de Género y Diversidad Sexual del Ministerio de Mujeres de la Provincia de Buenos Aires; así como también con Silvina Chaves, nutricionista centrada en no pesocentrismo y en Salud en Todas las Tallas.

Violentadas en los consultorios, en las calles, en las escuelas, por sus familias, por las publicidades, por los medios de comunicación e incluso por la arquitectura del espacio público, las personas que no pertenecen a lo que se denomina el normopeso, es decir, a un tamaño que se considera dentro de un espectro delgado para el estereotipo corporal, sufren discriminación en sus diferentes magnitudes y sus cuerpos no dejan de ser el receptorio de un estigma social que aflora en odio y desprecio.

En 2010, a Laura Contrera le dijeron gorda pelotuda y la mandaron a callar durante una discusión virtual de feminismo. Y si bien ella ya estaba politizada y pertenecía al colectivo LGTBQ+, había algo en el subtexto de ese insulto descalificador hacia un aspecto personal que le había quedado dando vueltas en una molestia latente. Ese, dice, fue el origen “mítico” de su gordoactivismo.

“Lo que parecía que era un problema individual y mío escondía una injuria que tenía que ver con la palabra gorda, en la que hay condensados un montón de sentidos”, amplía la profesora de filosofía. Y agrega: “Desde los activismos gordos, cuando pedimos despatologización de la gordura estamos también pidiendo un acceso a la salud en igualdad de condiciones con el resto de las personas y libre de violencia y discriminación porque la salud y la enfermedad vienen en todos los tamaños”.

Contrera, que integra @gordesactivando, acaba de presentar su tesis de doctorado en Estudios de Géneros en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA acerca de las demandas activistas de despatologización de la gordura del activismo gordo argentino desde 2011 hasta 2021. “Pienso mi investigación y mi tesis como un aporte a mi comunidad”, describe.

En 2011 fue nutriéndose de autoras del norte global, a quienes empezó a traducir porque necesitaba que todo el mundo conociera el material que a ella le había salvado la vida y porque los feminismos, en Argentina, en ese momento no abordaban de manera profunda el tema de la corporalidad. Tradujo en mayor medida a Charlotte Cooper con su “Qué es unx activista de la gordura” y también a Kate Harding y Deb Lupton.

Por su parte, la subsecretaria de Políticas de Género y Diversidad Sexual del Ministerio de Mujeres de la Provincia de Buenos Aires, Lucía Portos, recuerda que lo que decantó en su activismo gordo fue la realización del estudio antropométrico nacional (uno de los requisitos de la Ley de Talles 27.521), que fue coordinado desde el Estado para medir las distintas corporalidades del país. “Allí pude conocer a activistas con quienes decidimos conformar el colectivo de gordas activistas de Argentina que integro desde el primer momento”, sostiene la funcionaria.

Dicho estudio de los cuerpos, que nunca se había realizado en Argentina y se complementa con la encuesta que realizó la ONG Anybody Argentina (que sostuvo que “seis de cada diez personas informan tener problemas para encontrar talles”), tomó más de 70 medidas de todas las provincias con unas cámaras 360 a fin de sacar una muestra representativa y elaborar una tabla de talla sobre los cuerpos argentinos para implementar la ley adecuadamente. “No solo tendrá efecto en la tabla de talles sino en el desarrollo de diseños industriales, de accesibilidad del espacio público”, detalla Portos, que comparte la profesión de abogada con Contrera.

Los resultados dependen de la Secretaría de Comercio, entidad que recientemente firmó la resolución que conforma la mesa del Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITI) “para la fabricación, confección, comercialización o importación de indumentaria para la población a partir de los 12 años de edad”. Dentro de dicho sistema están incluidos el calzado y los uniformes de trabajo.

En materia de reformas legislativas, tanto Laura Contrera como Lucía Portos coinciden en lo necesario de reformar también la ley de trastornos alimentarios que se aprobó hace más de diez años porque incluye en su nómina a la anorexia o bulimia pero también a la obesidad, “que es la palabra patologizante para designar a ciertas gorduras”, explica Contrera.

“La lucha principal del activismo gordo es por la despatologización de la gordura que significa dejar de hacer una asociación inmediata entre gordura y enfermedad”, añade. Para ello se requiere “desarmar los dispositivos socioculturales que dan lugar a la discriminación de las personas gordas basadas en el discurso médico hegemónico”, dice la trabajadora estatal.

 -Las dietas no funcionan, son el principal predictor de aumento de peso.

Quien asevera esa declaración es Silvina Chaves, nutricionista egresada de la Universidad de Córdoba que se autodefine como una profesional en contra de las dietas y aliada en contra de la gordofobia. “Como no soy gorda no puedo hacer gordoactivismo”, aclara, y reconoce que empezó a profundizar en el gordoactivismo cuando la escuchó a Brenda Mato.

En sus inicios, Chaves trabajó en Centros de Estética donde no entendía eso de los “permitidos” y los “prohibidos” y mantenía desacuerdos con respecto a los tratamientos para bajar de peso que debían venderles a sus clientas. También se fue de un Centro de Cirugía bariátrica en el que se desempeñó durante diez años. Hoy pertenece a la Asociación por la Liberación Corporal y Alimentaria (ALICYA), un espacio de profesionales en contra de la gordofobia y a favor de la diversidad corporal, con un enfoque no centrado en peso y de salud en todas las tallas, que elaboró el primer Directorio de Profesionales Salud No Pesocentristas “para unir fuerzas y voces para visibilizar la gordofobia y poder luchar en contra de ella”.

“El 70 por ciento de las personas gordas son violentadas en consultas médicas y nuestra misión es que todas las personas tengan espacios seguros donde atenderse”, indica la nutricionista. Asimismo, no solo son expulsadas de los consultorios luego de padecer hostigamiento, sino que muchas veces se “llega tarde a diagnósticos que deberían ser tempranos. Y que la gente llegue a diagnósticos tempranos es muy importante”, explica.

Silvina se pregunta por qué en todos los estudios realizados de asociaciones de cuerpo grande o gordos y diabetes, “no se toman en cuenta otros factores como: cuántas veces subió y bajó de peso una persona, que daña el metabolismo y también puede propiciar a desarrollar una insulino-resistencia”. A la vez, menciona que existen metaanálisis que arrojan la cifra de que “el 95 por ciento de las personas que hacen dietas, después de cinco años, o a veces mucho antes, recuperan la totalidad del peso perdido, y que el 67 por ciento recupera más de su peso inicial”. Esto implica que aumentan más de peso de lo que bajan con la dieta, subraya la profesional de la salud. 

“Bajar de peso no es una conducta. Uno no decide si bajar de peso o no porque lo que se olvida este sistema de salud pesocentrista (que deja afuera del acceso a la salud a las personas que no están en un normopeso, es decir, dentro del rango de la delgadez), es que es el 70 por ciento del tamaño corporal de las personas depende de la genética, entonces uno no puede ir en contra de su propia corporalidad”, concluye.

En cuanto al Encuentro a llevarse a cabo en Mar del Plata, Laura Contrera resalta la posibilidad que se desprende de poder dedicarse toda una jornada de reunión con otras personas con las que comparten una visión similar del mundo para pensar juntxs. Y también ironiza al ampliar la invitación en que no van a pesar a la gente para definir quién puede o no participar, en referencia a que lxs aliadxs de la lucha son siempre bienvenidxs, pero sin perder el foco de que el protagonismo lo tienen las personas que habitan sus existencias por fuera de la hegemonía de la talla.

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