«Soy del sur, docente del Ramón Carrillo y de San Lorenzo y le vamos a llevar alegría y tranquilidad a cada uno de los compañeros». María José Gutiérrez es Monona para todo el mundo, maestra, delegada sindical y candidata a secretaria general de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), el sindicato docente más grande de la Ciudad de Buenos Aires. El próximo 10 de octubre irá a elecciones para refrendar la continuidad de una línea de gestión en el sindicato que enfrentó a Larreta y que ahora afronta una interna compleja en las elecciones gremiales. «Ellos están agotados y nosotros tenemos más pilas que nunca», señala.
¿Cómo es el escenario en la UTE y por qué asumís tu candidatura?
La candidatura tiene que ver con lo que sintetiza la lista: la historia, la tradición, la renovación y el trasvasamiento generacional. Pero sobre todo continuar con un proyecto político sindical para los trabajadores y las trabajadoras de la educación. Destaco la gentileza de Angélica Graciano, que se baja de su candidatura y pone una lista con compañeros históricos pero que la encabeza una compañera más joven. Hay una renovación con compañeros muy jóvenes que entran a formar parte de la lista y el trasvasamiento de los que estamos en el medio y empezamos a ocupar otros lugares.
Hay una lista interna de la oposición que lleva como candidata a la referenta del Movimiento Evita, Carolina Brandariz. ¿Cuál es el debate al interior del sindicato entre estas dos propuestas?
Nosotros estamos seguros de que nuestro enemigo es el gobierno de Larreta. En la interna hay compañeros que son aún de la comisión directiva pero que decidieron formar otra lista, apoyados por varios sectores. Nosotros nos seguimos manteniendo autónomos, con compromiso, trayectoria y no somos empleados de nadie ni nos financia nadie. Tenemos discusiones con mucha gente del Gobierno por marcar un posicionamiento pero sobre todo por cuidar a los compañeros y compañeras: me refiero al momento de la pandemia donde tuvimos una gran discusión con Trotta, que nos llevó a un enojo. Pero cuando salimos a decir que no acordábamos con el ministro porque estaba en juego la vida de nuestros compañeros y compañeras yendo a las escuelas, salimos a decirlo con vehemencia y eso a algunos sectores no les gustó.
¿Les están cobrando la firmeza con la que se plantaron en pandemia? ¿A quién te referís cuando hablás de financistas de la otra lista?
Del otro lado está Víctor Santa María del grupo Oktubre, con Larreta dándoles comisiones de servicio. Nosotros, siendo el sindicato mayoritario, lo que nos correspondería por la ley de Asociaciones Sindicales es tener una determinada cantidad de compañeros en condición de servicio para recorrer las escuelas y sin embargo tenemos solo 10 siendo 43 los compañeros de la Comisión Directiva, mientras esta lista financiada por el gobierno tiene 25. A eso nos referimos cuando decimos que no nos financia nadie, que nos desfinancian, pero le seguimos poniendo el cuerpo con los delegados y los y las compañeras. Esa lista hace mucha campaña con que están cansados, pero de este lado te digo que tenemos más pilas que nunca y que vamos a seguir hablando con todos los compañeros que saben que estos cuatro años estuvimos en todos los conflictos, en la pandemia y al frente cada vez que se quieren llevar presa a una maestra. Nuestro enemigo es Larreta y la ultraderecha.
¿Cómo ves el desempeño electoral de Larreta y el fenómeno Milei?
Larreta es uno de los grandes perdedores de esta elección y tenemos mucho que ver con eso. Hace 16 años que nos gobierna el macrismo y el larretismo y no nos doblegaron. El sindicato sigue de pie y creciendo. Milei, por su parte, es un fenómeno post-pandemia que se replica a nivel mundial: el avance de la derecha y los mensajes de odio son muy fuertes. Incluso en estos días, Milei salió con una entrevista muy fuerte donde señala que su enemigo es el Estado y lo compara con la pedofilia en un jardín con niños encadenados y envaselinados. Nosotros salimos con un comunicado a decir que es una locura. Vamos a darle batalla y soy una convencida de que hay que militar uno a uno y que nada es imposible: se puede ir para adelante. Mi hija es un ejemplo: tiene 16 años y todos los días llega y me dice «mamá, convencí a un compañero». El fenómeno Milei se da en los más jóvenes, pero también hay chicos que salen uno a uno a convencer a sus compañeros de que es posible tener un país mejor.
