«El feminismo y los Derechos Humanos son las reservas democráticas de nuestro país»

💚 Lucía Cavallero es militante feminista, socióloga e integrante del Colectivo Ni Una Menos. Reflexiona sobre la transversalidad de la consigna "La libertad es nuestra" y su relación con la realidad económica, social y política que habitan mujeres y disidencias en nuestro país.

Casi con un sentido de supervivencia, el voto femenino en las últimas elecciones fue menor para los exponentes de las ultraderechas y muchos analistas coinciden en que puede marcar la diferencia en los comicios nacionales del 22 de octubre.

En ese marco, el movimiento feminista en Argentina le puso fecha a la respuesta política que dará en las calles ante los resultados electorales que consagraron en el primer lugar al candidato que propone plebiscitar el derecho al aborto legal, terminar con la Educación Sexual Integral y eliminar las políticas públicas reparatorias y distributivas para las mujeres y LGBTIQ+. En asambleas, redes sociales y medios de comunicación se fue resignificando el 28 de septiembre, que ya es una jornada emblemática para la acción global por la Interrupción Voluntaria del Embarazo, ahora convertido en una defensa democrática.

Lucía Cavallero es militante feminista, socióloga, investigadora e integrante del Colectivo Ni Una Menos. En diálogo con El Grito del Sur, habla sobre la transversalidad que trae la consigna «La libertad es nuestra» y su relación con la realidad económica, social y política que habitan mujeres y personas de las disidencias sexuales en nuestro país.

Foto: @lulileiras

¿Consideras que esta consigna representa la respuesta del feminismo en el actual contexto electoral?

Sí, definitivamente. Creo que el 28 de septiembre es una respuesta política del movimiento feminista a los resultados de las elecciones primarias, que generaron incertidumbre y angustia. Muchas compañeras que son parte de la organización o participaron de las grandes movilizaciones del movimiento feminista sintieron la necesidad de crear espacios de reflexión y acción política común en lugar de quedarse solo discutiendo puertas adentro de organizaciones, grupos u hogares. Este espacio asambleario, característico de la construcción de nuestro movimiento, sirve para dar una respuesta colectiva a la situación, desde la calle. Estas acciones implican una repolitización, ya que las asambleas en todo el país generan un horizonte común y nos llevan a plantearnos preguntas importantes. ¿Por qué salimos a las calles? ¿Qué defendemos? ¿Qué queremos conquistar? Y hasta nos preguntamos: ¿a quién apoyaremos? Esta movilización no solo responde a la ultraderecha en el ámbito electoral, sino que también nos permite definir quiénes somos y qué queremos como movimiento social. La ocupación de las calles está conectada con el plano electoral y con la necesidad de reactivar nuestro compromiso democrático.

¿Qué tiene de novedoso este momento de politización de los feminismos?

Hubo un período de desmovilización general, que tuvo como hito la pandemia. La crisis económica y la sobrecarga de trabajos de cuidado afectaron a muchas. Una especie de vuelta a lo doméstico. Hubo muchas complicaciones para seguir en redes y sostener los espacios feministas. Además, la relación entre el Gobierno y los movimientos sociales influyó en la falta de convocatorias a la movilización. La fecha del 28 de septiembre busca reactivar la participación y generar un estado de movilización en todo el territorio. Guste o no guste, instauramos una metodología desde el feminismo que establece momentos de ocupación de las calles en común, masiva, federal, transversal, al que todas están invitadas. No es necesario que estés en un sindicato, en la universidad, que tengas trabajo registrado. Automáticamente, cuando hay una fecha en común en el calendario feminista se genera una conversación cotidiana de por qué salimos, se activa un conjunto de discusiones de la gente. El feminismo está en condiciones de ser esa barrera para la ultraderecha. En nuestro país es uno de los movimientos, junto con el de los Derechos Humanos, que sostiene las reservas democráticas. Ha sido el movimiento más vital de los últimos años. Planteando cambios estructurales y radicales. Ha hecho preguntas muy grandes por la democracia, por cuál es la efectiva igualdad que hay en una democracia, ha generado debates y políticas muy importantes en relación a cuáles son las jerarquías sociales que hay en el trabajo, en el estudio y en la distribución de la riqueza.

Se ha dicho que las conquistas feministas han sido las causantes de perder las elecciones en 2021, que fue demasiado el DNI no binario y que hay que sacar las problemáticas de las mujeres y LGBTIQ+ de la agenda electoral. ¿Cómo crees que el feminismo enfrenta el discurso que critica la supuesta exageración de sus demandas?

Es importante aclarar que nuestras demandas son fundamentales. Por ejemplo, el acceso al aborto legal y gratuito es la lucha por un derecho fundamental. El discurso que critica nuestras demandas busca desviar la atención de problemas económicos y sociales más amplios. No debemos permitir que nos culpabilicen por luchar por nuestros derechos. Nuestras demandas son legítimas y necesarias. Pongámoslo en relación: yo si tuviera que pensar quién se pasó iría, por ejemplo, a los empresarios que cobraron un subsidio durante la pandemia para no despedir gente y cuando salieron de la pandemia, fueron sistemáticamente a comprar dólares. Falta muchísima autocrítica en quienes tomaron las decisiones en estos años. Que 6 de cada 10 niños y niñas sean pobres no tiene que ver con el DNI no binario. De hecho, es mucho más fácil explotar o poner en un trabajo no registrado una persona que no tiene el DNI que lo reconoce. Es el punto de llegada de las personas travestis y trans. Hay que entender que esas son luchas económicas y que las agendas que nosotras planteamos no fueron satisfechas completamente. La puesta en marcha de determinadas políticas, como el programa Acompañar, son importantes pero aún resultan insuficientes.

¿Cómo se define a la libertad en este contexto desde el feminismo?

El feminismo ha estado trabajando en definir la libertad en un sentido concreto. Por ejemplo, luchamos para que el aborto sea legal y gratuito, pero también para que sea provisto por servicios públicos. Esto significa que la libertad no es solo un derecho individual, sino que depende de garantías públicas. También abordamos la libertad en términos de igualdad económica, como la jubilación de las mujeres. Nuestra lucha se enfoca en darle significado concreto a la libertad, en contraposición a la ultraderecha, que utiliza un concepto abstracto de libertad relacionado con el mercado y la financiación. La educación y la salud públicas son fundamentales para la libertad de las mujeres. En un momento en que se intenta introducir vouchers y desmantelar la educación y la salud pública, es esencial defender estos principios. La educación y la salud pública representan valores importantes en Argentina, y el feminismo las considera esenciales para la libertad de las mujeres. Debemos oponernos a cualquier intento de debilitar estas políticas que son cruciales para nuestra sociedad.

¿El endeudamiento y las políticas de austeridad son factores clave en el ascenso de la ultraderecha?

El auge de la ultraderecha es multicausal. En países que experimentan crisis económicas, la ultraderecha encuentra un terreno fértil. Además, los programas de austeridad y las políticas de ajuste generan malestar y descontento en la población. En muchos casos, esto también se asocia con una insatisfacción democrática, donde la población siente que la democracia no responde a sus necesidades. En el caso de Argentina, esta relación está fuertemente vinculada al Fondo Monetario Internacional (FMI). Milei es hijo del FMI. Cuando las políticas de austeridad se vuelven permanentes, la población siente que el dinero no alcanza y que la clase política no la representa. En nuestro país, esto se relaciona con el hecho de que teníamos un movimiento nacional popular liderado por Cristina Fernández de Kirchner, y su proscripción política, junto con el endeudamiento, limitaron nuestras posibilidades de cambio y redistribución de la riqueza.

¿Cómo crees que los feminismos abordan esta situación?

El feminismo ha desempeñado un papel crucial en la profundización de la democracia en Argentina. Después de la recuperación democrática, el feminismo generó múltiples formas de participación y movilización que contribuyeron a hacer la democracia más real y efectiva. Esto se debe a que el feminismo puso en evidencia las desigualdades que persisten bajo la formalidad de las leyes y creó instituciones como las asambleas. Además, se puso en cuestión quiénes son considerados ciudadanos de primera y quiénes de segunda, lo que contribuyó a una democratización más profunda. El feminismo se ha convertido en un movimiento que busca profundizar la democracia y hacerla más inclusiva. Ha demostrado que la democracia no debe limitarse a ser solo una letra muerta, sino que debe movilizar a la gente, fomentar la participación y el debate, y cuestionar las desigualdades subyacentes. En ese sentido, el feminismo ha sido un actor fundamental en la construcción de una democracia más sólida y significativa en Argentina.

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