Negacionismo ambiental en campaña: el peligro de tapar el sol con las manos

🌎 En medio del fervor por las elecciones presidenciales, gana terreno un discurso que va a contramano del debate socioambiental que promueve la concientización. ¿En qué consiste el negacionismo ecológico?

En primer lugar, es necesario comprender qué sería el negacionismo ambiental o ecológico. Lo podemos definir como parte de los grupos sociales que muestran una postura de rechazo o minimización del avance del calentamiento global actual, que por cierto -y de acuerdo con  evidencia científica- es provocado por el accionar humano y su impacto en la naturaleza. Este tipo de pensamiento siembra la duda y desacredita el consenso científico que existe sobre el cambio climático y sus efectos. De manera engañosa y sin pruebas contundentes, este discurso busca sustentar su teoría con argumentos que van desde: «es un invento de manipulación», a declaraciones como la del candidato presidencial por La Libertad Avanza, Javier Milei, que sostiene que el cambio climático «es otra de las mentiras del socialismo».

En diálogo con El Grito del Sur, Mijael Kaufman Falchuk, militante y cofundador de Consciente Colectivo, explicó: «Básicamente tiene que ver con negar la importancia de la agenda ambiental. Hasta hace unos años, antes de la aparición de Trump, Bolsonaro, Milei y otros personajes de este estilo, había un porcentaje de la población mundial que quizá negaba toda la agenda socioambiental, pero no era mayor, o quizás no lo decían tan explícitamente. Lo que ahora está sucediendo es que se sienten cada vez más legitimados en decirlo, y generan cierto ruido que no es sano, sobre todo en un contexto en el que la ambición en términos socioambientales no está siendo mucha».

Este fenómeno negacionista relativiza la crisis climática, y su postura suele responder a ciertos intereses político-económicos que se esconden detrás, en favor de sustentar una idea política y avalar el modo de producción actual. Éste beneficia a algunos particulares, en perjuicio del resto de la sociedad y el planeta mismo. En otras ocasiones es resultado de la falta de información o de campañas que promueven informaciones engañosas. Entre los grupos de poder, en los que prima esta estrategia retórica, podemos encontrar empresas -sobre todo las ligadas a los combustibles fósiles-, grupos conservadores o partidos políticos de extrema derecha, quienes suelen ser los principales propulsores de técnicas de desinformación y que, en parte, tienen la necesidad de poner un freno a las políticas ambientales, ya que afectarían sus propios intereses.

Algunas de las argumentaciones que usan los negacionistas del cambio climático son: considerar que es algo natural, es decir, ya sucedió anteriormente y forma parte del ciclo del planeta. Cuestionan: ¿Cómo va a haber calentamiento global si hace frío? O sostienen que el incremento de la temperatura no es un factor tan importante. Todo esto va en contra del consenso científico mundial, que ya alertó sobre las consecuencias de la crisis climática. Sin embargo, para los negacionistas la ciencia está sesgada y desconfían de ella.

El candidato presidencial por La Libertad Avanza, Javier Milei, sostiene que el cambio climático «es otra de las mentiras del socialismo».

«No hay que ser físico cuántico o ingeniero atómico, para saber que cambio climático en el planeta ya hubo. El punto es el ritmo acelerado que tiene en la actualidad, desde la Revolución Industrial hasta ahora. No solamente lo acelerado, hay un punto central; esta vez, a diferencia de todas las anteriores, el origen es antrópico; es decir, nosotros, los humanos, somos los responsables de esto. También hay un punto relevante: no todos somos igual de responsables, eso expresa el principio del derecho internacional ambiental de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Todos los países son responsables, pero no en la misma medida. Si bien en estos contextos actuales es difícil instalar la agenda ambiental como una prioridad, las políticas existentes en la materia deberían venir acompañadas de presupuesto, porque si no hay presupuesto la verdad es que la política se va a quedar a mitad de camino. Tenemos que darle discusión presupuestaria», afirmó el cofundador de Consciente Colectivo.

Es posible encontrar diferentes posturas al respecto del medioambiente. Algunos caen en la resignación, es decir, no niegan el cambio climático, pero lo aceptan así y no actúan en pos de intentar revertirlo. Para ellos, la causa ya está perdida. Luego están los que directamente no creen, o quienes consideran que ese va a ser un problema del que deberán ocuparse las próximas generaciones y, de alguna manera, se desligan de la cuestión.

El incremento de los discursos negacionistas supone un riesgo a la hora de desarrollar cualquier tipo de política que intente mitigar la emergencia ecológica. Para poner un freno a ello, varios organismos, ONGs y figuras vinculadas al ambientalismo destacan que la educación y el chequeo de la información son las mejores maneras de hacerle frente a la negación. Sólo por citar un ejemplo: existen informes de expertos de la ONU que advierten que para 2030 se puede alcanzar el umbral del aumento de 1,5 grados centígrados anuales, lo que significa un desequilibrio del ecosistema, que traerá aparejado subida del nivel del mar, olas de calor, inundaciones, etc. Algo de esto ya está sucediendo, sólo basta recordar el calor extremo que azotó al hemisferio norte este año, los incendios forestales en Hawai, Canadá o Grecia, las sequías, etc.

De acuerdo con Mijael: «Al negacionismo hay que combatirlo con pedagogía, educación y militancia. Es simple en términos de que hay evidencia de sobra que da cuenta que, efectivamente, cambio climático ya hubo en el planeta Tierra, no es la primera vez, pero sí es la primera vez que tiene su origen en los seres humanos, esa es la cuestión central y a la cual debemos atender».

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